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La manta de riesgos
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Jesús Sánchez-Quiñones

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La manta de riesgos

¡Quién no se ha encontrado en la situación en la que queriéndose calentar con una manta, ésta no es suficientemente grande como para cubrir todo el

¡Quién no se ha encontrado en la situación en la que queriéndose calentar con una manta, ésta no es suficientemente grande como para cubrir todo el cuerpo! Si se cubre la garganta, los pies quedan al descubierto y acaban congelados. Por el contrario, si se tapan los pies, la garganta permanece al aire con la consiguiente sensación de incomodidad y riesgo de enfriamiento. Sólo acurrucándose en posición fetal es posible conseguir que la manta caliente todo el cuerpo, pero la incomodidad de la posición hace que dicha solución solamente lo sea por un periodo muy corto de tiempo.

En definitiva, ante la imposibilidad de calentar todo el cuerpo con la manta hay que decidir que parte del cuerpo cubrir. Con las inversiones y los riesgos asociados a ellas ocurre algo similar. Es imposible cubrir todos los riesgos. Cuando se decide determinada inversión para evitar un riesgo concreto, aflora otro riesgo distinto.

Los riesgos inherentes a las inversiones financieras son diversos: riesgo de dilución monetaria; riesgo de solvencia; riesgo de iliquidez; riesgo de valoración; riesgo de divisa;  riesgo de ruptura del euro.

Riesgo de dilución monetaria. Consiste en obtener un retorno de la inversión inferior a la inflación, de tal forma que no se consigue mantener el valor adquisitivo del patrimonio invertido. La inflación europea se sitúa en el 2,2% y la española en el 3%, mientras que la rentabilidad de las Letras del Tesoro a un año se sitúa por debajo del 1,5% y la rentabilidad de los depósitos bancarios se ha limitado, acabando la guerra de depósitos. Así, quien desee evitar el riesgo de dilución monetaria, ha de realizar inversiones que llevan aparejados otros riesgos como la iliquidez, o el riesgo de valoración.

Riesgo de solvencia. El emisor puede no hacer frente a sus compromisos a vencimiento. La quiebra de Lehman Brothers y de los bancos islandeses puso de manifiesto este riesgo. Numerosos productos estructurados estaban construidos sobre bonos de dichas entidades. Los tenedores de dichos productos corrían un riesgo de solvencia, del que, en muchos casos, no eran conscientes. El riesgo emisor siempre existirá, pero siempre hay emisores más solventes que otros. A mayor solvencia, menor rentabilidad. Se entiende que la mayor solvencia la ofrecen los Tesoros, aunque actualmente algunas empresas privadas emitan a tipos inferiores al Tesoro. Ninguna de las emisiones de los distintos Tesoros europeos a un año de plazo cubre el nivel de la inflación. Quien desee la máxima solvencia incurre en riesgo de dilución monetaria.

Riesgo de iliquidez. Ante la reciente limitación de la rentabilidad de los depósitos, empiezan a ofrecerse productos financieros a tres y cinco años. En la práctica totalidad se cubre el riesgo de dilución monetaria (antes de impuestos), pero a costa de una elevada iliquidez, o de fuertes penalizaciones en caso de rescate anticipado cuando éste es posible. Se solventa el riesgo de dilución monetaria a cambio de riesgo de iliquidez.

Riesgo de valoración. Los inversores suelen ser muy sensibles a este riesgo. Cualquier activo, de renta fija o renta variable, que cotice diariamente, tiene un riesgo de valoración plasmado en la oscilación de la cotización diaria. El riesgo de valoración suele estar contrapuesto al riesgo de iliquidez. Durante la actual crisis el único activo que en todo momento ha contado con la liquidez suficiente como para vender en cualquier momento ha sido la renta variable, a costa de un riesgo de valoración. Quien desee evitar el riesgo de iliquidez y a su vez le preocupe el riesgo de dilución monetaria deberá asumir el riesgo de valoración de la inversión.

Riesgo divisa. En los momentos de mayor duda sobre la supervivencia del euro, los inversores más preocupados por dicho riesgo, invirtieron en otras divisas. Cubierto el riesgo euro, aparece el riesgo de variación del tipo de cambio. Desde los mínimos de julio pasado, el dólar se ha depreciado más de un 10% respecto al euro. Otra vez aparece el riesgo de valoración.

Riesgo ruptura del euro. El activo que ha servido como refugio ante esta eventualidad ha sido el bono alemán a diez años, que en apenas un año y medio ha pasado de ofrecer rentabilidades del 3,4% al 1,16% en el momento de máximo estrés respecto al euro. Quien haya adquirido bonos alemanes a diez años, ha de saber que si la rentabilidad vuelve a niveles del 2,75%, la pérdida en valoración será superior al 10%.

Siempre es incómodo que la manta no caliente todo el cuerpo y tener que elegir que parte se quedará sin cubrir. Con las inversiones ocurre lo mismo. No es posible cubrir todos los riesgos. Priorice qué riesgo desea cubrir primero, sabiendo que la cobertura de ese riesgo implicará la aparición de otros riesgos.

La manta no es suficientemente grande.

¡Quién no se ha encontrado en la situación en la que queriéndose calentar con una manta, ésta no es suficientemente grande como para cubrir todo el cuerpo! Si se cubre la garganta, los pies quedan al descubierto y acaban congelados. Por el contrario, si se tapan los pies, la garganta permanece al aire con la consiguiente sensación de incomodidad y riesgo de enfriamiento. Sólo acurrucándose en posición fetal es posible conseguir que la manta caliente todo el cuerpo, pero la incomodidad de la posición hace que dicha solución solamente lo sea por un periodo muy corto de tiempo.