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La cara y la cruz del MAB
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Jesús Sánchez-Quiñones

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La cara y la cruz del MAB

Tras lo ocurrido con Gowex, es necesario distinguir un fraude malintencionado del resto de compañías del MAB, que desarrollan su labor correctamente.

Todas las empresas cotizadas en el MAB han sufrido en sus cotizaciones la reacción de los inversores ante el fraude de Gowex. Siendo previsible y comprensible esta reacción inicial, es necesario saber distinguir un caso de fraude malintencionado del resto de compañías cotizadas en el MAB que desarrollan su labor empresarial con total corrección. Las extrapolaciones y generalizaciones en estos casos inevitablemente conducen a conclusiones precipitadas y, a menudo, erradas.

Los mercados alternativos de todo el mundo,como el MAB, tienen criterios de admisión, de niveles de información, de gobierno corporativo, de control y de supervisión menos estrictos que los exigidos para la incorporación en los primeros mercados de las bolsas oficiales. Esto es así para facilitar la financiación y el crecimiento de empresas pequeñas y medianas en expansión que no alcanzan ni el tamaño ni la estructura necesaria que exige la cotización en el primer mercado. Gowexestaba admitida a cotización tanto en el MAB, como en Alternexty el mercado OTCQX de EE.UU. Ni los requisitos ni el control del MAB son inferiores a los exigidos por Alternext.

Hasta la fecha, el MAB ha facilitado que 23 empresas hayan logrado financiación vía ampliaciones de capital por un importe cercano a los 200 millones de euros en un periodo de difícil acceso a la financiación. Pese a que algunas de las empresas no han logrado cumplir con los objetivos previstos –e incluso varias han tenido que solicitar el concurso de acreedores– hay que distinguir los casos de pérdidas motivados por una evolución adversa de los negocios achacable al inevitable riesgo empresarial, del caso de fraude contable de Gowex.

Desafortunadamente,fraudes aislados se han producido en los mayores mercados del mundo: basta recordar el caso ENRON en EE.UU. o el presunto dolo de Pescanova en el mercado continuo español. Las obligaciones de información inherente a la cotización en los mercados de valores permiten que dichos fraudes, pese a no haberse evitado, acaben por descubrirse antes que si fueran empresas no cotizadas.

En el MAB también ha habido casos de éxito y de empresas que han logrado financiar su crecimiento gracias a –al menos en parte– su inclusión en el mercado alternativo. A modo de ejemplo, Carbures, que trassalir al MAB en 2012 mediante una ampliación de capital inicial ha consolidado su realidad industrial en parte gracias a la posibilidad de realizar cuatro ampliaciones de capital, por un importe conjunto de 17,5 millones de euros en dos años.

Su expansión internacional y la consolidación de su plan industrial difícilmente habrían sido posibles si no hubiera estado cotizando en el MAB. Alcanzado un determinado tamaño y volumen y, ante la intención de realizar una ampliación de capital por un importe elevado, la siguiente fase natural es cotizar en el mercado continuo de la bolsa española. Este movimiento se anunció hace ya tres meses.

En las últimas horas otras tres empresas (MÁSMÓVIL, IBERCOM, Ebioss y Eurona) han anunciado su intención de dar el salto desde el MAB al mercado continuo. En todos los casos, el paso por el MAB les ha permitido financiar su crecimiento y adquirir un tamaño que les permita dar el salto al primer mercado.

En el caso de Ibercom, su periplo por el MAB le ha permitido realizar dos ampliaciones de capital de 2,3 y 4,3 millones de euros, así como llevar a cabo una operación corporativa de integración de MÁSMÓVIL mediante canje de títulos. Si no hubiera estado cotizando en el MAB, difícilmente podría presentar las cifras de negocio y el plan de negocio actualmente vigente.

El paso desde el MAB al mercado continuo de la Bolsa supone un compromiso de las empresas involucradas de cumplir requisitos más estrictos de información, de gobierno corporativo, de control, de transparencia y supervisión. La decisión, aunque acelerada en algunos casos por los últimos acontecimientos, es una buena noticia. No todas las empresas cotizadas en el MAB están en disposición de pasar al mercado continuo de la Bolsa, tanto por tamaño como por estructura.

El caso de Gowexes un ejemplo de fraude malintencionado, pero que no debe llevar a desacreditar al mercado alternativo en su conjunto, ni a las restantes empresas que cotizan en él. Como suele suceder tras reacciones de pánico o de ventas indiscriminadas, algunas empresas están sufriendo un castigo que sitúa su cotización en niveles difícilmente imaginables en situaciones normales. Sólo los inversores con sangre fría sabrán sacar partido de esta situación.

Todas las empresas cotizadas en el MAB han sufrido en sus cotizaciones la reacción de los inversores ante el fraude de Gowex. Siendo previsible y comprensible esta reacción inicial, es necesario saber distinguir un caso de fraude malintencionado del resto de compañías cotizadas en el MAB que desarrollan su labor empresarial con total corrección. Las extrapolaciones y generalizaciones en estos casos inevitablemente conducen a conclusiones precipitadas y, a menudo, erradas.