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La corbata de Tsipras y las turbulencias financieras
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Jesús Sánchez-Quiñones

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La corbata de Tsipras y las turbulencias financieras

La incertidumbre sobre el desenlace final de las negociaciones entre Grecia y los socios y autoridades europeas previsiblemente generará más volatilidad de la vivida hasta ahora.

Foto: El primer ministro de Grecia, Alexis Tsipras. (Reuters)
El primer ministro de Grecia, Alexis Tsipras. (Reuters)

La incertidumbre sobre el desenlace final de las negociaciones entre Grecia y los socios y autoridades europeas previsiblemente generará más volatilidad de la vivida hasta ahora. A pesar de la posición de fuerza mostrada por el nuevo Gobierno griego y del jarro de agua fría recibido por las agencias de rating, rebajando su calificación y, sobre todo, del BCE denegando la aceptación de los bonos griegos como garantía, la bolsa griega subió más de un 11% la pasada semana.

Los mercados financieros se están mostrando muy complacientes con la situación helena, previendo un desenlace satisfactorio de las negociaciones entre las dos partes. La situación actual no se prolongará durante meses. Antes del 1 de marzo se sabrá hacia dónde se encamina la resolución de la situación. Se da por hecho que existirá una ampliación del plazo de vencimiento de la deuda y una reducción de los intereses aplicados. La clave está en las condiciones impuestas a Grecia respecto a las ayudas adicionales que habrá que conceder al Estado heleno, y la aceptación de las mismas.

Sintetizando, los posibles escenarios a partir de ahora son básicamente tres.

1.El Gobierno griego sigue inamovible en sus posiciones, no solicita la ampliación del rescate antes del 28 de febrero y, en consecuencia, el BCE corta la línea de liquidez de emergencia a los bancos griegos. Grecia se quedaría sin liquidez y se vería obligada a emitir una nueva moneda. Sería equivalente a una salida del euro. Pese a que esta eventualidad tenga efectos positivos en el medio y largo plazo, al ser un aviso al resto de países integrantes del euro de que para estar en la moneda única hay que cumplir las reglas, inevitablemente generaría incertidumbre y turbulencias en el corto plazo. Aunque los efectos secundarios fuesen muy inferiores a los que se hubieran generado hace tres años, la volatilidad estaría garantizada, sobre todo en los mercados de renta variable de los países periféricos y especialmente en los sectores bancario y asegurador.

2.Se alcanza un acuerdo entre el Gobierno griego y las autoridades europeas quedando Tsipras como ganador a efectos de la opinión pública. El mensaje lanzado sería pésimo: fortalecería a los partidos más extremistas y populistas de Europa: Frente Nacional en Francia; Movimiento 5 Estrellas en Italia; o Podemos en España. Los inversores reaccionarían con nervios y la volatilidad haría acto de presencia, sobre todo en las bolsas. La bolsa española sería de las más perjudicadas.

3.Se alcanza un acuerdo tras desdecirse Tsipras de la mayor parte de sus promesas y aceptar las condiciones exigidas por los socios europeos y por la troika o cualquier supervisor del acuerdo que le sustituya.Este escenario sería el más favorable para los mercados financieros. Transmitiría al resto de integrantes del euro que las reglas hay que cumplirlas. Se puede ayudar a un miembro del euro en problemas, pero dentro de un marco previamente acordado y consensuado.

Una imagen vale más que mil palabras. Tsipras dijo que no volvería a utilizar corbata hasta que Grecia no hubiera salido de la crisis. En el caso de la firma de un acuerdo, si el presidente griego y su desenfadado ministro de economía, Varufakis, llevaran corbata, sería una magnífica señal. Habrían cedido más de lo que hubieran deseado, quedando claramente de manifiesto que las promesas de gastos basadas en el dinero ajeno (de otros países) son irrealizables.

La incertidumbre sobre el desenlace final de las negociaciones entre Grecia y los socios y autoridades europeas previsiblemente generará más volatilidad de la vivida hasta ahora. A pesar de la posición de fuerza mostrada por el nuevo Gobierno griego y del jarro de agua fría recibido por las agencias de rating, rebajando su calificación y, sobre todo, del BCE denegando la aceptación de los bonos griegos como garantía, la bolsa griega subió más de un 11% la pasada semana.

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