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Daniel Lacalle

Lleno de Energía

Por
Daniel Lacalle

¡Gracias, especuladores, gracias!

Los bancos centrales han hecho la llamada al mercado y ésta ha sido alta y clara: compren riesgo a corto plazo y protección a largo. Según

Los bancos centrales han hecho la llamada al mercado y ésta ha sido alta y clara: compren riesgo a corto plazo y protección a largo. Según Goldman Sachs, la actividad de compra de acciones de Hedge Funds ha superado en un ratio de 2.3 a 1 a los fondos institucionales. No sólo eso, sino que la exposición al mercado de dichos Hedge Funds, según Merrill Lynch, ha subido a un 40%.

Como les comentaba a mis lectores en Twitter, ésta semana los activos financieros que mejor han funcionado han sido los de mayor riesgo y más cíclicos, así como los seguros por impago de crédito “credit default swaps” (CDS) corporativos. El mercado asume que se seguirán tomando medidas expansionistas e inflacionistas a corto plazo sin solucionar la burbuja de deuda.

Mientras los gobiernos se quejan de que el mercado es cortoplacista, todas las medidas que anuncian están enfocadas al mercado financiero y a corto plazo. El efecto es cada vez más agresivo en poco tiempo y se disipa también muy rápido. El Fondo Monetario Internacional publicaba un informe el lunes en el que alertaba de que “las políticas expansivas de crédito y de bajos tipos de interés generan inflación e incentivan a tomar riesgos excesivos”.

Gracias, Sherlock. Pues si queríamos azúcar, tenemos dos tazas (más deuda y más inflación). Luego nos extrañamos que en un gran banco suizo se hayan dilapidado €1.400 millones en pérdidas de Trading, el PIB de un día entero del país alpino y el 100% de los recortes por despidos de la entidad, mientras a los Hedge Funds nos revisan hasta las pestañas.

Esta vez el lenguaje de los bancos centrales es más agresivo. Incluye la palabra “ilimitado” en el incremento de liquidez e incluye la posibilidad de reducir tipos de interés en Europa. Pero también incluye la posibilidad de “infectar” el balance del BCE con bonos tóxicos europeos. Más deuda. Y toda esa generosidad y expansión crediticia “ilimitada”, ¿quién la va a pagar?

Tampoco es casualidad, en mi opinión, que anuncien una medida que vuelve a enmascarar el verdadero precio de oferta y demanda de los activos el mismo día en que se revisa a la baja el PIB de la UE de 2012 de +1,7 a +1,3%, la enésima vez en lo que va de año, se dan los peores datos de empleo desde junio en EEUU, y en una semana en que la subasta de deuda italiana y española sigue sin tener demanda no-europea.

Todo a pesar de los cantos de sirena que anuncian la inversión China en deuda soberana, como si China no tuviese un problema ya con la deuda americana, la suya propia (muchos estiman que su deuda sobre PIB real no es un 86%, sino muy superior) y préstamos impagados en sus bancos creciendo un 20%. Mientras, se anuncia un “apoyo” a Grecia que el mercado no ve por ningún lado y que en realidad no ayuda al país a reestructurar su deuda, solo pospone y alarga la agonía.

Y es que el problema ya no es Grecia. En términos de seguros de impago contratados, Grecia es sólo el décimo país del mundo con €4.200 millones. El mayor es Francia (casi €25.000 millones) seguido de Italia, Alemania, España y el Reino Unido. Es lógico que Sarkozy y Merkel centren su atención en mitigar su riesgo a corto plazo, aunque sea a costa de que Grecia siga en quiebra técnica a largo.

La política de la Unión Europea desde hace seis años es “ocultar y extender”. Ocultar o enmascarar los problemas de solvencia y la burbuja de deuda dando mensajes vacíos y extender el problema, esperando que en algún momento la inflación que buscan crear se traslade a los activos tóxicos y los puedan colocar. Pero el problema es que sólo crea inflación “mala”, externa, en materias primas, y no en activos domésticos porque el consumo y la producción industrial siguen cayendo.

El problema es que, cuando se tuvo la oportunidad en 2009-2010 de limpiar los balances, las entidades se olvidaron del problema y nos decían en las reuniones que estaban “excelentemente preparadas para la recuperación”. Y ahora volvemos a rescatar. Una vez mas se demuestra que la única visión que tienen los políticos europeos (o de cualquier país) no va más allá del periodo legislativo

Nos dicen “Grecia no saldrá del Euro y no reestructurará su deuda”. Mientras tanto, el bono a un año griego da una rentabilidad del 115%, y la prima de riesgo se sitúa en 3.780 puntos, con una probabilidad de quiebra del 98%. Si los gobiernos y funcionarios se creyeran esos mensajes estarían comprando deuda griega como locos.

“Shock Me”, decía el clásico de Kiss de 1977. Y de nuevo vemos a los bancos centrales tomar medidas de shock. Y como en el pasado, el efecto es el mismo que el de una pelota que cae por unas escaleras mojadas, cada vez que rebota en un peldaño, hace ruido, sube y salpica, para continuar su movimiento natural, porque la economía sigue empeorando y la capacidad de financiación de las empresas se reduce.

La acción coordinada entre los bancos centrales para inyectar liquidez en dólares es el cuarto intento de estímulo multimillonario de 2011. Y de nuevo, es un estímulo a la economía financiera. La FED, el Banco Central Europeo (BCE) y el Banco de Inglaterra saben que necesitan desesperadamente de los mercados para reducir la prima de riesgo, y por tanto, del coste de capital, de los bancos europeos.

Y en esta apuesta, en mi opinión, los fondos institucionales son los que probablemente tengan que cubrir gran parte del agujero adicional del mercado de renta fija y los Hedge Funds los que sostengan muchas de las salidas a bolsa necesarias para recapitalizar bancos.

El objetivo es bienintencionado. Apoyar a la economía financiera, incluida la deuda soberana, para que luego “fluya el crédito” a la economía real. El problema es que cuando regalan dinero, recibiendo del BCE al 1,5%, se incentiva a seguir acrecentando la burbuja de deuda comprando deuda soberana al 5,4%, o prestar a activos de altísimo riesgo que den una “supuesta” mayor rentabilidad, no a la economía real con el crecimiento del PIB cayendo.

Y hablando de riesgo, los que han buscado refugio en el bono alemán, que ha alcanzado su nivel más bajo de rentabilidad histórica (1,9%) lo han hecho buscando un activo refugio que, tras estas medidas, y las que vendrán, demuestra ser el activo de más riesgo del mercado. En mi opinión, nunca se debe buscar refugio en un activo que depende del riesgo que se quiere cubrir. Si asistimos a un impago generalizado de Europa, Alemania tendrá que correr con una parte importantísima de los gastos, ya que la UE supone el 80% de su saldo comercial.

Si se crean los eurobonos, la transferencia de riqueza implícita de Alemania a España, por ejemplo, sería de €30.000 millones (diferencial entre los dos bonos con respecto a la deuda a reestructurar) y si no se crean, o se rompe el Euro, las exportaciones de Alemania se desplomarán y su moneda se revalorizará un 70-80%, haciendo ese bono a estos niveles una inversión ruinosa. Así, los bancos centrales nos han indicado por donde irán los tiros: activos de riesgo y mega-cíclicos.

El BCE quiere ser un gran “especulador financiero” y aumentar su endeudamiento. El mayor Hedge Fund de bonos de Europa, pero con el riesgo de endosarse €150.000 millones de activos casi invendibles.

Les deseo suerte, porque armas tienen pocas y emitir moneda sin unidad fiscal y con un déficit masivo es casi imposible, como muestra el gráfico. El riesgo para el BCE es que la FED y EEUU le inyecta dólares, que ellos sí pueden emitir, luego se endeuda al BCE con bonos tóxicos periféricos que el mercado no quiere, el euro se revaloriza, reduciendo competitividad y se genera inflación no deseada. Estados Unidos gana en este plan Marshall, ayudando a uno de sus principales clientes (la UE) y reservándose la posibilidad de emitir moneda que genera un doble efecto de empuje competitivo a su país.

Veremos cómo sale este enésimo intento. Mucha suerte.

 

Los bancos centrales han hecho la llamada al mercado y ésta ha sido alta y clara: compren riesgo a corto plazo y protección a largo. Según Goldman Sachs, la actividad de compra de acciones de Hedge Funds ha superado en un ratio de 2.3 a 1 a los fondos institucionales. No sólo eso, sino que la exposición al mercado de dichos Hedge Funds, según Merrill Lynch, ha subido a un 40%.