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El destrozo del sector eléctrico, el déficit de tarifa y el riesgo regulatorio
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Daniel Lacalle

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Daniel Lacalle

El destrozo del sector eléctrico, el déficit de tarifa y el riesgo regulatorio

Entramos en 2012 con un sector eléctrico que vuelve a ser uno de los de peor comportamiento en bolsa. El riesgo regulatorio y el eterno déficit

Entramos en 2012 con un sector eléctrico que vuelve a ser uno de los de peor comportamiento en bolsa. El riesgo regulatorio y el eterno déficit de tarifa pesan como una losa en un sector que ha registrado, a pesar de que se le acusa de beneficios espectaculares, la peor rentabilidad sobre el capital empleado desde 2004. No solo eso, sino que las empresas españolas no generan caja libre, solo han podido reducir deuda a base de desinversiones. Y el balance, con una deuda sobre resultado operativo superior a tres veces, sigue pesando de manera importante. Es divertido, sin embargo, leer que, como Argentina, exigimos que el sector invierta mucho más mientras la rentabilidad cae por los suelos y se le amenaza con recortes y riesgo regulatorio.

Pero por otro lado, España cuenta con los precios de la electricidad más altos de Europa tanto para consumidores domésticos como industriales (fuente Eurostat, Morgan Stanley). ¿Cómo puede ser esto cuando las empresas ganan cada vez menos y generan menos rentabilidad, los precios de generación mayorista están a mínimos y la demanda sigue muy por debajo de los niveles de 2007?. Respuesta: Bienvenidos a la planificación maximalista, al “a más a más” al “vamos a crecer al 2% anual con expectativas muy conservadoras”. Tenemos un sistema eléctrico construido para una demanda de burbuja inmobiliaria y unos costes fijos del sistema que han subido todos los años incluso cuando bajaba el precio de la electricidad mayorista. Ya hemos hablado del problema de este sector en esta columna, pero el problema se agranda cuando el gobierno comenta que pueden introducir nuevos riesgos regulatorios, posibles impuestos adicionales e incluso quitas al déficit acumulado.

Los  distintos operadores se culpan unos a otros del tremendo déficit de tarifa generado, que se ha acumulado hasta superar los €20.000 millones, casi un 2% del PIB.

Que el déficit de tarifa lo ha creado el desarrollo de la mal llamada economía verde y la desproporcionada inversión en infraestructuras no es para debate. Es un hecho que se demuestra al ver los costes del sistema. Pero hoy el debate sobre quién es el responsable del déficit de tarifa es irrelevante, porque ya se ha creado y la cuestión no es quién es el culpable, sino cómo se paga. Aun mas peligroso es señalar al competidor diciendo que se le cercenen los ingresos al otro, porque el déficit de tarifa sigue generándose y cuando se acaban los “impuestos” o recortes a una tecnología, llegarán los recortes a la del acusador.

España no se puede permitir un sistema eléctrico en el que los costes suben un 14% anual desde 2008 mientras la demanda cae un 1% anual. No se puede permitir un sistema donde varias actividades deben generar rentabilidades por decreto superiores a las de sus homólogos mundiales. Todo sube pero nada se paga.

Sin embargo unos y otros lobbys lo que quieren es recortar los ingresos de generación de base no interrumpible, que son los únicos que no han aumentado desde 2006. Gracias a esa planificación de burbuja inmobiliaria, del “todo crece al 2%” tenemos un sistema eléctrico que ha pasado de tener capacidad limitada en 2001 a sobrecapacidad de más del 35%. Entre 2008 y 2012 los subsidios renovables han crecido un 25% anual, los costes de transporte un 12% anual, los costes de distribución un 6% anual, otros costes regulados un 33% y el déficit acumulado un 16% (datos Morgan Stanley). Todos esos costes son regulados y calculados por el gobierno. Pretender asumir que el 100% de esos extra-costes han de pagarlos las empresas que no los generan es simplemente quitar de un bolsillo para meterlo en otro, pero no genera ningún beneficio social ni de coste al sistema.

Las políticas energéticas desde 2005 han políticas basadas en las renovables pero, al contrario que otros países, se ha engañado al consumidor sobre su coste. En Francia el extra coste por renovables es de 1 euro/MWh, en Italia 7 euro/MWh y en Alemania 10 euro/MWh. en España 22 euros por Mwh. Muy bien, somos los más verdes. Pero no se ha establecido como pagarlo porque la demanda “muy conservadora” iba a crecer un 2% anual (CNE) y el coste lo absorbería ese crecimiento tan bien estimado. Fiesta.

El Estado, promotor de la política energética está obligado a definir cómo calcula las ayudas, cómo  se evalúan, cómo se distribuyen pero sobre todo quién las paga. Son por lo tanto, ayudas de estado que nadie ha pagado y que hoy financian las eléctricas en sus balances (y no hay más que ver como están esos balances).

¿Cuál es la solución?

1. El consumidor debe saber lo que cuesta la economía verde. Es el modelo alemán y danés, por el cual los consumidores domésticos pagan el coste de las primas renovables, con una carga de la que la industria está exenta, y quitando a las familias de bajos recursos que se beneficien de una verdadera tarifa social de precio bajo al menor consumo. Así pagan más por la energía verde, que todos hemos aplaudido y apoyado, los consumidores de alto poder adquisitivo, muchísimos de ellos los que se rasgan las vestiduras por la moratoria renovable anunciada en enero,  y no las empresas. Ya tenemos un 35% de penetración de energías renovables, aprovechemos para consolidar en un entorno menos oneroso para el consumidor.

2. Cercenar las ayudas al carbón nacional y reducir las inversiones reguladas injustificadas en un entorno de sobrecapacidad y demanda decreciente. Carbón en la economía verde. Toma ya. Subvencionar para mantener a 5000-6000 mineros a casi 600 millones anuales, que saldría mas barato pagarles una pensión vitalicia.

3. El régimen especial y todas las actividades reguladas deben analizarse juntas, y la rentabilidad debe ser semejante entre actividades reguladas. No puede haber una con un 17% de rentabilidad y otra el 5%. Una rentabilidad adecuada al coste de capital para todas las actividades reguladas. Mientras tanto, se daría la oportunidad de Incentivar la entrada de renovables baratas, desde plantas eólicas que compiten en subasta a solar fotovoltaica de tejado.

3. Céntimo verde deducido de los impuestos actuales de la gasolina. El coste de las primas renovables puede compartirse dentro del consumo de gasolina y gasóleo, pero no a costa de que el consumidor pague mas del brutal 55% actual que soportan los hidrocarburos, sino deduciendo el céntimo verde por litro de consumo del impuesto sobre hidrocarburos. Así, el consumidor no paga más, se re-distribuyen los impuestos.

En definitiva, España debe saber que

a) No se pueden pagar 7.000 millones de primas anuales.

b) No se puede tener un sistema eléctrico en el que todas las actividades reguladas crecen al 10-15% anual en coste.

c) No se deben cercenar ingresos retroactivamente o discriminar por tecnologías. Esto es volver al mercado regulado, que tantos desastres e ineficiencias causó, y a lo mejor nos llevábamos una sorpresa. Imagínense que se regula la energía nuclear e hidráulica y se le da, por ejemplo, la misma rentabilidad que a las redes, subirían los costes en €1.500 millones. O como EDP en Portugal, ¿un 7,8% de rentabilidad?. A veces hay que tener cuidado con lo que se pide.

d) Introducir impuestos discriminatorios solo lleva a más ineficiencia. Y recortarle “beneficios excesivos” (lo de excesivo es para llorar si se miran las cuentas de las empresas) a tecnologías que generan una rentabilidad sobre el capital empleado del 6% es, cuando menos, irónico, y desde luego una distribución injusta de rentabilidades que premia a energías caras penalizando a baratas.

Los impuestazos que leo en la prensa son también como el cuento de la lechera. El año hidráulico medio es entorno a 22.500GWh. La producción nuclear de 59.000GWh. Los analistas esperan una tasa entre 10 -15 Euros/GWh, equivalentes a casi el 35% del resultado operativo del negocio liberalizado de las tres grandes eléctricas en España

Sin embargo, el valor actual neto de las primas de renovables, sin incluir cogeneración y residuos, de acuerdo a la regulación actual (primas y moratoria) supone €82.507millones. Esta cifra es 1.5 veces la capitalización de las tres grandes eléctricas españolas, usando una tasa de descuento del 5%.

¿Se acuerdan cuando decían que no iba a invertirse en España por la “abominable” actuación intervencionista de Miguel Sebastian revisando las primas solares? Pues 1200 megawatios en construcción tenemos en 2012-13… Total, si nos sobra el dinero y nos falta capacidad. Pero eso si, lo que piden es quitarle ingresos a la energía hidráulica y nuclear… que generan una rentabilidad sobre el capital empleado inferior al 6%, pero son el 70% de la seguridad del sistema. Y me dicen que las eléctricas actúan como oligopolio y manipulan al alza el precio del pool. Pues vaya desastre de oligopolio, que ha “manipulado” haciendo los precios mayoristas un 15% más bajos que en Inglaterra, menores que en Alemania, un 40% inferiores a Italia o un 7% inferiores a Francia.

Entramos en 2012 con un sector eléctrico que vuelve a ser uno de los de peor comportamiento en bolsa. El riesgo regulatorio y el eterno déficit de tarifa pesan como una losa en un sector que ha registrado, a pesar de que se le acusa de beneficios espectaculares, la peor rentabilidad sobre el capital empleado desde 2004. No solo eso, sino que las empresas españolas no generan caja libre, solo han podido reducir deuda a base de desinversiones. Y el balance, con una deuda sobre resultado operativo superior a tres veces, sigue pesando de manera importante. Es divertido, sin embargo, leer que, como Argentina, exigimos que el sector invierta mucho más mientras la rentabilidad cae por los suelos y se le amenaza con recortes y riesgo regulatorio.