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¿Y si Alemania nos cierra el grifo?
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Daniel Lacalle

Lleno de Energía

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Daniel Lacalle

¿Y si Alemania nos cierra el grifo?

Mientras parte de nuestros líderes piensa que el mundo se equivoca, el capital sigue saliendo de Europa. La credibilidad crediticia y financiera no puede ser menor.

Mientras parte de nuestros líderes piensa que el mundo se equivoca, el capital sigue saliendo de Europa. La credibilidad crediticia y financiera no puede ser menor. Los inversores no van a retornar si las cifras no son sólidas. Y no pueden prohibir vender.

Dieciocho cumbres europeas en dos años. Los políticos europeos cada vez parecen más despegados de los problemas reales de la economía. ¿Cómo es posible que se reúnan otra vez sin llegar a un acuerdo en nada? Dan un mensaje a la ciudadanía de egoísmo y a los inversores de que les están engañando. Pues bien, ante las constantes llamadas a promover el crecimiento, que estarían muy bien si no fuesen llamadas a incentivar los mismos gastos inútiles subvencionados, yo creo que se va imponiendo un calendario de reformas más lógico para Europa.

Nos indigna que Alemania se financie a tipo casi cero y que nosotros nos financiemos al 6% - parece que nos olvidemos de cuando nuestros tipos estaban al 13% y no pasaba nada- pero en vez de pensar que, a lo mejor, el plan de austeridad centro-europeo funciona, decimos que van contra nosotros, “ahogándonos”.

Decimos que la culpa de la crisis de deuda periférica es de Alemania por saltarse los límites de déficit, lo que nos llevó -culpa germana obviamente- a endeudarnos como locos. Aquí nadie tiene la culpa de nada. Es como los que se atiborran a McPollo y culpan a McDonald’s de su obesidad. Si quiebra un banco, se culpa a la “inquina de la prensa británica”. Si baja la bolsa, a Grecia o a los hedges funds, o a los dos. Y la culpa del ladrillazo, la subvencionitis, los aeropuertos fantasmas, la ciudad del circo y las cajas ahora es de Helmut Kohl.

Sin embargo, los países que han implementado austeridad y control presupuestario, desde Estonia a Alemania, son los que están mejor hoy. No deberíamos demonizarlos, sino aprender juntos a atraer capital y salir de un embrollo de deuda como éste. Austeridad, pero de gasto político, y crecimiento, no subvención

Austeridad y crecimiento no son excluyentes. Despilfarro y crecimiento, sí lo son.

Desde el punto de vista del mercado, la única manera de reducir las primas de riesgo y atraer interés inversor es precisamente avanzando hacia un sistema fiscal único, pero conteniendo el gasto público, que no ha hecho más que crecer incluso en año de “austeridad”. El gasto público en la UE no ha disminuido en casi ningún país entre 2008 y 2011. En España es aún un 4% superior al de 2008.

El gráfico inferior es demoledor. O adecuamos los gastos a niveles “pre-burbuja” o nuestro riesgo no parará de crecer. Si no, la prima de riesgo subirá.

Por qué no es bueno hacer del BCE el peor hedge fund del mundo

Cuando hablamos de que se debe recibir dinero del Banco Central Europeo nos olvidamos de que éste no puede infectar su balance a razón de un trillón de euros semestrales.

Alemania, Holanda y los países del centro de Europa -no Francia, que tiene un problema de deuda grave- son los que tienen que tirar de chequera. Y si cierran el grifo, mal. Pero si abren el grifo demasiado pronto y por demasiada cantidad, peor. Porque se acaba el agua para el próximo fuego.

Hay varias cosas que debemos saber del Banco Central Europeo:

No, Alemania no va a cerrar el grifo, en mi opinión. Ni nos van a ahogar. No seamos dramáticos. Que lo que hay que hacer aquí es parar la fiesta de gasto político y subvencionismo, eso no es ahogar. Alemania tiene una exposición a la UE de 500.000 millones de euros y la red de riesgo de contagio financiero entre países europeos sobrepasa en mucho a las estimaciones de muchos bancos.

Sin embargo, no paro de escuchar que necesitamos un plan de crecimiento, que suena estupendamente si no fuera porque es un plan de endeudamiento. Al día de hoy, y tras dos años escribiendo sobre ello, no me puedo creer que se siga apostando por más deuda. Recuerden mi dato favorito. Casi ningún país europeo ha generado crecimiento ex-deuda en los últimos 22 años.  Veamos, ¿no hemos aprendido de todos esos planes de infraestructuras ridículas? Les dejo una cifra: la economía europea -y la americana muy similar- genera menos de 1 dólar de PIB por cada 2,5 dólares de deuda (datos de Barcap y FMI). Es decir, seguimos aumentando la enorme bola con la vaga esperanza de que el crecimiento se multiplique exponencialmente. Que no se da porque los ingresos que esperan “recuperar” son de época de burbuja.

Esta semana me han comentado algunas de las posibles propuestas que irían a la cumbre de junio. El plan de recapitalización de Europa y saneamiento parte de tres fases:

1) Un fondo para pagar deuda (Redemption Fund) que incorpore el endeudamiento de los países por encima del 60% del PIB avalado por las reservas de oro de los Estados. Este fondo repagaría esa deuda contra un compromiso de reformas económicas –ajustes y recortes más severos y reales- garantizado por las constituciones de los miembros.

2) Una línea de crédito a la banca que garantice necesidades de liquidez, pero no las de capital. Solo faltaba que a entidades cotizadas y con inversores se les regale capital a coste comunitario.

Adicionalmente, la idea es intentar no crear inflación falsa. El milagro económico de parte de Europa se sustenta, entre otras cosas, en haber multiplicado por tres los contratos de baja remuneración (mini-jobs). Un aumento de la inflación sería peligrosísimo porque los Estados nunca han sabido controlarla cuando se dispara, sobre todo cuando es externa (materias primas).

Y finalmente, desinflar la fortaleza injustificada actual del euro contra el dólar, promoviendo la competitividad y reduciendo la devaluación interna que hemos visto. De ello se ocupará el mercado a medida que se ajusten las expectativas económicas a cifras más realistas.

La clave la muestra el gráfico superior. O retorna el capital privado una vez que hayamos probado que realmente tenemos credibilidad crediticia, o seguiremos culpando a la “inquina” o al ‘boogie’.

Alemania y BCE no son el problema, pero tampoco son la solución. Solo nos podemos salvar nosotros mismos. Si no, llegará un momento en que a Alemania y al BCE se le acabe el dinero para salvavidas. Esperemos que en junio, los líderes de la UE dejen de añorar 2007 y piensen en un futuro más racional. 

Mientras parte de nuestros líderes piensa que el mundo se equivoca, el capital sigue saliendo de Europa. La credibilidad crediticia y financiera no puede ser menor. Los inversores no van a retornar si las cifras no son sólidas. Y no pueden prohibir vender.