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Claves para 2013: perspicacia, pasión y agallas
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Antonio España

Monetae Mutatione

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Claves para 2013: perspicacia, pasión y agallas

Seguramente conocen ustedes la historia de El mago de Oz, publicada en 1900 por L. Frank Baum y llevada al cine en 1939. La trama versa

Seguramente conocen ustedes la historia de El mago de Oz, publicada en 1900 por L. Frank Baum y llevada al cine en 1939. La trama versa sobre una niña de Kansas llamada Dorothy y su perro Totó que, tras ser arrastrados por un tornado a una tierra de fantasía poblada por los más extraños seres, ha de viajar por un camino pavimentado con baldosas amarillas hasta llegar a la Ciudad Esmeralda, donde podrá pedir ayuda al mago de Oz -que termina siendo un farsante- para regresar a su Kansas natal. Durante su marcha incorpora a tres compañeros de viaje que, sin duda, les resultarán familiares: el espantapájaros sin cerebro, el hombre de hojalata sin corazón y el león sin valor.

En su periplo corren toda suerte de dificultades para, al final, descubrir que la solución la tenían en su mano desde el principio. No necesitaban a un poderoso mago que les rescatara, pues en realidad los cuatro tenían al alcance de sus manos la solución a sus problemas. Pues bien, ahora que acaba de cumplirse un año de la toma de posesión del Gobierno de Mariano Rajoy -y que en pocos días será el primer aniversario de su primera subida de impuestos-, no puedo evitar trazar el paralelismo entre el peculiar grupo del cuento y el gabinete de Gobierno del Partido Popular. Con la diferencia de que estos últimos aún no saben, o no quieren saber, que tienen la solución a su alcance.

Les dejo a su imaginación la correspondencia entre los personajes y los miembros del Ejecutivo, y me limitaré a hacer referencia a ellos como un único bloque. Al fin y al cabo, el Gobierno en pleno ha demostrado (1) carecer del valor para reformar el Estado y reducir la carga que este supone sobre los ciudadanos, (2) faltarle la dosis de inteligencia necesaria para darse cuenta de que medidas como subir los impuestos agravan la recesión y (3) no poseer corazón para empezar los recortes por los privilegios y prebendas de la estructura política antes que por los ciudadanos de a pie. Y ello a pesar del amplio margen de maniobra que les concedía la mayoría absoluta y una legislatura completa.

Estoy de acuerdo en que hay que ser positivos, sí. Pero no mirando al pasado y celebrando los logros de otras personas que no llegamos a conocer y que realizaron sus éxitos en otros contextos históricos, sino enfrentando el futuro con lo mejor que tenemos, que es nuestro trabajo, nuestro ingenio y nuestros capacidad empresarialLo único que se salva de este primer año de legislatura de Mariano ya lo pensaré mañana Rajoy es la tibia reforma laboral, unos timidísimos ajustes del gasto ministerial y haber evitado un rescate total hasta la fecha, aunque esto último no sea tanto mérito suyo como de la promesa de intervención en los mercados de deuda de Mario Draghi -el hombre detrás de las cortinas del Mago de Oz-.

Eso y casi la única estadística económica que nos da alguna alegría últimamente, que es la balanza por cuenta corriente ya que, como decía Kike Vázquez el lunes, por primera vez desde el 98, hemos tenido superávit por cuenta corriente en todo un trimestre. Aunque tampoco esto es mérito del Gobierno, sino de que, por un lado, los españoles nos hemos ajustado el cinturón reduciendo las importaciones y, por otro, no hemos tenido más remedio que salir al exterior para generar fuera el negocio que aquí se come el Estado con sus impuestos.

Y no se crean que el Gobierno pone facilidades. Por poner un ejemplo que tengo cercano y que, aunque pueda parecerles anecdótico, es sintomático de la realidad burocrática española, solamente los trámites para legalizar un título universitario español que permita a una pyme operar en el extranjero suponen ya un calvario y un coste económico adicional a los propios de la internacionalización. Y no les digo nada si a esto añadimos los diferentes trámites fruto de las diferentes legislaciones autonómicas para cualquier salida al extranjero. Todo eso antes de pisar la terminal internacional de Barajas.

En todo caso, y dado que en fechas navideñas hay que ser positivos y transmitir un mensaje de esperanza, les diré que esta crisis tiene solución si somos capaces de dejar de ver al Estado y a los políticos como los salvapatrias que van a resolver nuestros problemas y comenzamos a verlos como lo que son, un obstáculo a superar. Con el esfuerzo de ciudadanos libres y responsables, y no de siervos al servicio del Estado, como le gustaría a François Hollande o Cristóbal taxman Montoro, saldremos adelante, aunque sea a base de esfuerzo. Esto, por cierto, es lo que venimos haciendo desde que se inició la crisis, como ya he comentado en otras ocasiones.

Miren, estos días se ha hecho famoso un anuncio publicitario de una conocida marca de embutidos que, les confieso, no me gusta nada. Es muy emotivo y de preciosa factura, sí, pero mezcla emociones con mensaje político, contiene pocas alusiones al esfuerzo y a la responsabilidad individual y plantea como éxitos manifiestos fracasos, como los siete premios Nobel de los más de 600 concedidos desde su creación en 1901, o como los aeropuertos y AVE vacíos, donde están enterrados en cemento y estatuas, producto de ínfulas megalómanas, el fruto del trabajo de muchos españoles.

Estoy de acuerdo en que hay que ser positivos, sí. Pero no mirando al pasado y celebrando los logros de otras personas que no llegamos a conocer y que realizaron sus éxitos en otros contextos históricos, sino encarando el futuro con lo mejor que tenemos, que es nuestro trabajo, nuestro ingenio y nuestra capacidad empresarial. Si de verdad cambiamos de mentalidad y abandonamos la maldición aquella tan española de "qué gran vasallo si tuviera buen señor", saldremos de este lugar llamado recesión sin recurrir a ningún mago de Oz.

Todo es cuestión de perspicacia, pasión por lo que se hace y agallas para ponerse en marcha. Y a diferencia de los personajes del cuento, cualquier persona tenemos de las tres. Hasta Rajoy y sus ministros si me apuran.

Y no quiero despedir este 2012 sin agradecerles la atención prestada y desearles de corazón que pasen unas Felices Fiestas en compañía de sus familias y seres queridos y que el 2013 les sea próspero.

Seguramente conocen ustedes la historia de El mago de Oz, publicada en 1900 por L. Frank Baum y llevada al cine en 1939. La trama versa sobre una niña de Kansas llamada Dorothy y su perro Totó que, tras ser arrastrados por un tornado a una tierra de fantasía poblada por los más extraños seres, ha de viajar por un camino pavimentado con baldosas amarillas hasta llegar a la Ciudad Esmeralda, donde podrá pedir ayuda al mago de Oz -que termina siendo un farsante- para regresar a su Kansas natal. Durante su marcha incorpora a tres compañeros de viaje que, sin duda, les resultarán familiares: el espantapájaros sin cerebro, el hombre de hojalata sin corazón y el león sin valor.