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¿Para cuándo un stop loss en fondos de pensiones?

Desde marzo del 2004 hasta agosto del 2007, los mercados financieros anotaron una espectacular y continuada revalorización, que medida por el índice español Ibex 35 fue

Desde marzo del 2004 hasta agosto del 2007, los mercados financieros anotaron una espectacular y continuada revalorización, que medida por el índice español Ibex 35 fue del 80%. Como en la naturaleza más intrínseca de los mercados financieros está la sorpresa, hacia el tercer trimestre del año pasado estas ganancias acumuladas en casi cuatro años comenzaron a evaporarse, y en el curso de unos meses han desaparecido en sus tres cuartas partes.

 

Como siempre ocurre, los mercados bursátiles se mueven en dientes de sierra continuados, hacia arriba si es una tendencia alcista y hacia abajo en caso contrario. Ésta es una de las explicaciones de por qué nos cuesta tanto abandonar los mercados bajistas; una mezcla de codicia (afán excesivo de riquezas)  y conformismo (utilizar el comportamiento de los demás como guía del nuestro) que en términos estadísticos se denomina volatilidad.

Entre los pocos españoles que han podido sustraerse al destino común de los últimos meses se encuentra un reducido grupo de utilizadores de una herramienta denominada stop loss, usada comúnmente en los mercados de acciones y esporádicamente en fondos de inversión.

Por su interés para los fondos de pensiones, el funcionamiento del límite de pérdidas en fondos de inversión es el que traemos a colación. El stop loss necesita de dos fondos de inversión, uno de riesgo y otro sin él. La herramienta marca al fondo de riesgo con un porcentaje máximo de pérdida, alcanzado el cual se moviliza al fondo sin riesgo. Para ello utiliza el mecanismo de las movilizaciones, existentes tanto en fondos de inversión como pensiones. En núcleo del mecanismo consiste en que el cliente elija un porcentaje de pérdida máxima que está dispuesto a tolerar. La aplicación informática que soporta la operativa marca en la contratación este porcentaje, y toma (en el futuro) una decisión puramente mecanicista, racional e irrenunciable, que consiste en efectuar una movilización (o traspaso) al fondo sin riesgo cuando dicho porcentaje se haya traspasado. El porcentaje se calcula automáticamente por la herramienta sobre el valor liquidativo (o unidad de cuenta o valor de cotización) lo que permite ir consolidado las ganancias en un proceso alcista, y abandonar el mercado (automáticamente) cuando, en el futuro, haya una caída significativa.

En el caso de los fondos de pensiones las modificaciones legislativas que habría que poner en marcha no son muchas ni complejas. Esencialmente permitir al partícipe salirse a otro fondo o plan de forma automatizada, y poder volver al fondo origen cuando lo estime oportuno.

Los reguladores de los productos de inversión colectiva deberían de hacer, en un corto periodo de tiempo, un esfuerzo de creatividad para poner en funcionamiento un abanico de medidas en defensa de los partícipes. Frente a la crisis de los mercados, lo que deben de propiciar los reguladores es la existencia de herramientas que permitan el asesoramiento y la toma de decisiones financieras por los clientes. La actual crisis de los mercados financieros probablemente dará paso a una reflexión sobre la inanidad de la normativa MiFID en la misma, o sobre la inadecuación de los productos que quieren abarcar el ciclo de vida del cliente, tan del gusto de los inversores anglosajones. Probablemente también asistamos a alguna reconsideración sobre los estilos de gestión de retorno absoluto típicos de Bernard Madoff y sus clientes.

En el caso de los planes idividuales, la puesta en funcionamiento de la herramienta de stop loss, junto con otras medidas, sería sin duda apoyada por las redes comerciales en su labor de asesoramiento financiero, tan necesitadas de cualquier instrumento capaz de proporcionar confianza a los inversores. Todavía seria mas útil  en el caso de los planes de empleo, dada la “inmovilidad comparativa” que sus partícipes tienen con el resto de los colectivos de inversores. La existencia de un stop loss en manos de los partícipes permitiría que las Comisiones de Control desarrollaran una labor pedagógica entre sus asociados, en función de la distinta percepción del riesgo de los mismos.

Todos los intervinientes somos conscientes de la necesidad de que los trabajadores se sensibilicen sobre la evolución de sus pensiones futuras y de que tomen responsabilidad sobre las mismas, potenciando su análisis crítico sobre el rendimiento de sus fondos, tanto en las épocas buenas como en los ciclos de baja rentabilidad.

La puesta en marcha del stop loss, junto con otras herramientas en manos de los partícipes, nos permitirá avanzar hacia colectivos menos tutelados, más formados y más capaces de tomar decisiones.

 

José Gabriel Cruz Fincias y Fernando Álvarez Barón, UGT Comisión Control Plan de Empleados Caja Madrid

Desde marzo del 2004 hasta agosto del 2007, los mercados financieros anotaron una espectacular y continuada revalorización, que medida por el índice español Ibex 35 fue del 80%. Como en la naturaleza más intrínseca de los mercados financieros está la sorpresa, hacia el tercer trimestre del año pasado estas ganancias acumuladas en casi cuatro años comenzaron a evaporarse, y en el curso de unos meses han desaparecido en sus tres cuartas partes.