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Ahorro, una tarea de sentido común
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Ahorro, una tarea de sentido común

“El camino hacia la riqueza depende, fundamentalmente, de dos palabras: trabajo y ahorro”. Ésta enseñanza de Benjamín Franklin, uno de los padres fundadores de Estados Unidos,

El camino hacia la riqueza depende, fundamentalmente, de dos palabras: trabajo y ahorro”. Ésta enseñanza de Benjamín Franklin, uno de los padres fundadores de Estados Unidos, revive con fuerza dentro de la actual sociedad española. Atrás han quedado los años de híper consumismo, donde los gastos superaban los ingresos pues todos pensábamos que todo iría siempre mejor. Ahora la mentalidad no es otra que la del consumo consciente, para permitir que el ahorro y la optimización de los recursos brinden sus beneficios a largo plazo. Y qué mejor fecha para recordarlo, que el mismo Día Universal del Ahorro. 

Si bien es cierto que la crisis económica ha obligado a las empresas y a los hogares a administrar con mayor conciencia sus recursos, también se debe admitir que ésta no es la única causa. Los nuevos hábitos de consumo no están vinculados a una moda o a un capricho, es un cambio estructural que ha venido para quedarse. Es resultado de los tiempos que corren, sin duda, pero también del avance tecnológico que nos permite encontrar toda la información necesaria sobre los productos que buscamos y los clientes para quienes trabajamos.

El desarrollo tecnológico ha abierto una ventana comercial que estimula la oferta y la demanda en todos los sectores, permitiendo que los usuarios elijan la empresa que satisfaga sus necesidades al menor coste posible. En Estados Unidos, por ejemplo, el 88% de los consumidores adquieren las marcas más económicas y expresan estar contentos con su elección. Sin embargo, los bajos precios no son el único gancho de estas empresas. Los consumidores las han elegido, también, por ser firmas capaces de transmitir valores (como la bondad, calidad y solidaridad) que generan afinidad con sus clientes.

Camino por recorrer

En España, la cultura del ahorro vuele a filtrarse dentro de la sociedad, pero hay que aprender a utilizarla con sentido común. Los consumidores se han enfocado a controlar los gastos menores y no recurrentes (ocio, caprichos, regalos), mientras que mensualmente desembolsan grandes cantidades en su factura telefónica, por ejemplo, que, en el caso español, es una de las más altas de Europa, un 60% más que la media europea según la Comisión Europea. Éste fenómeno se intensifica en el sector de la telefonía móvil, donde los usuarios tienden a pagar por servicios que no utilizan o que, en algunos casos, desconocen que poseen. ¿Qué sentido tiene pagar más por lo que ni siquiera consumes?  Un reciente Estudio de Neoris sobre las tarifas de telefonía móvil en España, deja al descubierto que las tarifas de los operadores tradicionales son hasta seis veces más caras que la tarifa más económica de otros operadores.

Es necesario comenzar a utilizar el sentido común en la telefonía móvil. Los usuarios tendrán que aprender a elegir sus tarifas según el tipo de consumo y estilo de vida que mantengan. Si la vida de un cliente no es plana, ¿por qué lo tiene que ser su tarifa? Hay que dar un paso más allá, satisfaciendo las necesidades personales de los usuarios a un precio accesible. Pero no todo está en manos de la empresa. El propio usuario deberá ser capaz de emplear el esfuerzo para informarse, decidir según sus necesidades reales, y de observar en sus facturas el ahorro que obtiene por, solamente, utilizar el sentido común.

* Meinrad Spenger, consejero delegado de MÁSMÓVIL

El camino hacia la riqueza depende, fundamentalmente, de dos palabras: trabajo y ahorro”. Ésta enseñanza de Benjamín Franklin, uno de los padres fundadores de Estados Unidos, revive con fuerza dentro de la actual sociedad española. Atrás han quedado los años de híper consumismo, donde los gastos superaban los ingresos pues todos pensábamos que todo iría siempre mejor. Ahora la mentalidad no es otra que la del consumo consciente, para permitir que el ahorro y la optimización de los recursos brinden sus beneficios a largo plazo. Y qué mejor fecha para recordarlo, que el mismo Día Universal del Ahorro. 

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