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El año que vivimos ¿peligrosamente?

Los datos demuestra que ni el Brexit, ni las excentricidades de Trump, ni el repunte de la inflación, ni la presunta desaceleración de la economía empañan las buenas expectativas empresariales

Foto: La primera ministra británica, Theresa May, y el presidente de EEUU, Donadl Trump. (Reuters)
La primera ministra británica, Theresa May, y el presidente de EEUU, Donadl Trump. (Reuters)

Da la impresión que estamos en un momento de gran incertidumbre. Sorpresas en las elecciones norteamericanas, sorpresa con el Brexit, incertidumbre por la evolución de la economía china, tensiones políticas en España… Sin embargo, existen algunos datos que nos anclan a la realidad. Uno de ellos es el Índice IESE de Incertidumbre Económica. Desde el final de la crisis, nuestro índice se ha despegado de la intuición, como si la actividad económica y la sensibilidad que tenemos hacia ella se hubieran divorciado.

En febrero, por ejemplo, la incertidumbre económica en España bajó 12 puntos hasta situarse en los 53 (en una escala de 0 a 200 puntos), según el último dato del Índice IESE de Incertidumbre Económica (I3E). Estamos ante un dato que demuestra que ni el Brexit, ni las excentricidades de Donald Trump en su primer mes como presidente de EEUU con sus amenazas proteccionistas, ni el repunte de la inflación, ni la presunta desaceleración de la economía empañan las buenas expectativas empresariales que existen sobre la coyuntura económica de nuestro país. Todo lo contrario: la progresiva disminución y moderación de la incertidumbre económica indican condiciones idóneas para que se mantenga el crecimiento de la economía. Tampoco cuestiones como la situación política (con el pulso independentista catalán al Estado), ni la coyuntura nacional están generando, por el momento, especiales dudas sobre la buena salud económica de nuestro país.

¿Por qué sucede esto? El Índice IESE de Incertidumbre Económica es un indicador de periodicidad mensual que pretende reflejar, de un modo libre de sesgos subjetivos, la incertidumbre existente en la economía de España. El marcador se elabora a partir del análisis de cuatro variables: Ibex 35, tasa de cambio dólar-euro, precio del barril de petróleo Brent y precios del bono español a 10 años. Valores del índice menor que 100 indican una incertidumbre económica inferior al promedio de la década anterior, y valores del índice por encima de 100 indican una mayor incertidumbre económica. Es decir, a mayores valores de los índices, mayor incertidumbre.

Las dudas respecto a un posible estancamiento del crecimiento de la economía se han disipado, tal y como demuestran los niveles del I3E

Las decisiones empresariales y personales, tanto a corto como a largo plazo, se toman en función de, entre otras variables, la incertidumbre económica existente. Para intentar valorarla y ayudar a tomar esas decisiones, creamos este índice que se elabora a partir de una información basada en datos objetivos. En los últimos años se había detectado un enorme incremento de la incertidumbre. Los mercados financieros mostraron unas fluctuaciones no observadas hasta ahora y existía un sentimiento generalizado por parte de las empresas (y de los ciudadanos) de grandes dudas. La magnitud de la reciente crisis financiera no hizo sino aumentar el impacto de esta incertidumbre en la vida de las empresas y de las familias.

Hoy la situación es bien distinta. Las dudas respecto a un posible estancamiento del crecimiento de la economía se han disipado, tal y como lo demuestran estos niveles del I3E, sustancialmente por debajo de lo ordinario, que contrastan con algunas opiniones que indican una posible desaceleración de la economía en 2017.

Pero no debemos bajar la guardia, ya que el nivel de incertidumbre puede aumentar de manera muy brusca en poco tiempo. Desde su creación, el índice ha anticipado las tendencias del mercado. Si se observan los datos del periodo comprendido entre enero de 2000 y julio del 2010, puede apreciarse perfectamente cómo el indicador ha reaccionado al alza coincidiendo con sucesos críticos desde el punto de vista económico o financiero y con periodos de recesión como el actual. Entre el año 2000 y el 2003, por ejemplo, el índice fluctuó entre 100 y 150. Una incertidumbre relativamente alta motivada por la crisis de las puntocom, los atentados del 11-S y los escándalos de Enron y WorldCom.

La crisis de la deuda soberana se tradujo en picos de incertidumbre que hicieron que el índice se situara de nuevo por encima de los 150 puntos

Después, y a medida que la situación se fue estabilizando, el índice descendió hasta niveles situados entre los 50 y los 100 puntos, alcanzando su valor mínimo a mediados de 2007. Pero apenas un año más tarde, en el verano de 2008, estalló la crisis de las subprime y el índice respondió con una subida en vertical que le llevó a sus máximos, cercanos a los 200 puntos, entre finales de 2008 y principios de 2009.

Tras la abrupta subida, la situación mejoró progresivamente y el índice recuperó meses después valores próximos a la media de la década (100). Sin embargo, la crisis de la deuda soberana, y en especial la intervención de Grecia e Irlanda, volvió a traducirse en picos de incertidumbre que hicieron que el índice se situara de nuevo por encima de los 150 puntos. Afortunadamente, el panorama actual poco tiene que ver con lo que sucedió aquellos años. Debemos seguir trabajando pero las condiciones son, por el momento, satisfactorias.

Miguel Ángel Ariño, profesor del IESE.

Da la impresión que estamos en un momento de gran incertidumbre. Sorpresas en las elecciones norteamericanas, sorpresa con el Brexit, incertidumbre por la evolución de la economía china, tensiones políticas en España… Sin embargo, existen algunos datos que nos anclan a la realidad. Uno de ellos es el Índice IESE de Incertidumbre Económica. Desde el final de la crisis, nuestro índice se ha despegado de la intuición, como si la actividad económica y la sensibilidad que tenemos hacia ella se hubieran divorciado.

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