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Presidente Zapatero, ¿qué tal una solución a la griega?
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Alberto Artero

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Presidente Zapatero, ¿qué tal una solución a la griega?

Descubro la noticia en uno de esos boletines que se han convertido en material de trabajo imprescindible para quien esto les escribe: Eurointelligence. Como su propio

Descubro la noticia en uno de esos boletines que se han convertido en material de trabajo imprescindible para quien esto les escribe: Eurointelligence. Como su propio nombre indica recoge diariamente las noticias más relevantes que afectan al panorama europeo y lo hace con base en lo publicado por algunos de los principales medios de comunicación de la región. Pues bien, cuál no sería mi sorpresa al ver cómo Grecia se prepara para hacerlo otra vez. Si la montaña no va a Mahoma, dejemos que sea Mahoma el que vaya a la montaña, lo que en el ámbito que nos ocupa se podría traducir como si el problema es que todo, deuda y déficit, se dispara en términos de Producto Interior Bruto, lo mejor que podemos hacer es elevar sustancialmente este último, aún en tiempos de recesión y mediante un mero apunte contable, y Santas Pascuas. Bienvenidos a las finanzas públicas del Siglo XXI.

Lo reseñó en su día el brillante Ignacio de la Torre, desde uno de sus Observatorios quincenales del Instituto de Empresa, provocativamente titulado ¿Salvará la prostitución las cuentas públicas?. En su artículo recordaba cómo la inclusión dentro de las fuentes nacionales de riqueza griegas de la prostitución y el juego en 2006 había permitido incrementar su PIB en cerca de un 25% y reducir el nivel de endeudamiento nacional del 107% al 87% sobre el aumentado indicador. Ignacio recordaba lo burdo del movimiento y advertía de otros modos contables de manipulación más historiados como el sistema alemán de pago de infraestructuras o la torticera utilización de empresas mixtas para aparcar importantes bolsas de deuda soberana fuera de la contabilidad agregada.

Momento de inflar el PIB.

Pues bien, siguiendo la máxima vital de “no compliquéis lo sencillo, simplificad lo complicado”, total para qué, la prensa helena anuncia la disposición de su gobierno a hacer algo similar a la actualización de balances que llevara a cabo hace apenas tres ejercicios, aún antes de los cinco años que Eurostat concede para realizar una actuación parecida y con objeto de evitar las posibles sanciones que sus incumplimientos respecto a los umbrales de Masstricht podrían llevar aparejados más allá de 2010. Lo mejor de todo son los conceptos que los griegos quieren meter como parte consustancial de su actividad productiva, a saber: su economía B, las actividades ilegales que en su territorio se desarrollan y el empleo encubierto. Como lo oyen. Suena a inocentada pero, vistas las credenciales recientes, todo puede ser. Por probar que no quede. El no y el nunca se tienen siempre.

Obviamente se trata de un brindis al Sol que difícilmente encontrará el refrendo de las autoridades comunitarias, que ya en 2006 redujeron la propuesta helena a un 40% de su pretensión original (la subida aprobada del PIB fue tan sólo de un 9,6%). Sin embargo, pone sobre la mesa una cuestión que no se escapa a nadie: la perentoriedad de las naciones de la Eurozona para situarse dentro de los límites establecidos para la adhesión al euro en apenas 24 meses, en un entorno tan tremendamente expansivo desde el punto de vista fiscal como el actual que amenaza con llevar el desequilibrio presupuestario de, por ejemplo, nuestro país por encima del 7%, más de dos veces el techo fijado de antemano. Un dilema cuya resolución apunta, en cualquier caso, hacia una única e inmediata solución.

Hacia una amnistía fiscal.

¿Cuál es? Bueno, no hace falta ser muy listo que una propuesta como la griega sólo puede materializarse si se produce una legalización de los negocios que se pretenden incorporar (que entiendo que se refiere a apuestas y similares, no sean perversos) o una amnistía administrativa y penal para el fraude que se desea aflorar. Si no, no tiene sentido alguno. Y más cuando la propia prensa local señala que esta vez el proceso quiere realizarse de la mano del propio Eurostat. Se vuelve a situar, por tanto, encima de la mesa, la posibilidad de una amnistía tributaria que vendría acompañada de una mayor y más estricta regulación de la cuestión de cara al futuro, al menos de partida, con objeto de suavizar inicialmente su impacto sobre la estupefacta opinión pública.

Es un tema sobre el que he escrito de forma recurrente, lo sé. Pero todo apunta hacia una misma dirección. Qué le vamos a hacer. La medida atacaría tres frentes a la vez: asomar una porción sustancial de la actividad sumergida con su consecuente impacto sobre los ingresos fiscales y la Seguridad Social; facilitar la repatriación de capitales tanto de paraísos como de naciones cuyo compromiso de confidencialidad comienza a resquebrajarse a consecuencia de la presión internacional, liderada por un G-20 ha hecho de esta materia una de las pocas causas comunes ciertas; restablecer la confianza ciudadana en la viabilidad del sistema, evitando la acaparación de activos líquidos fuera del mismo y su impacto sobre la delicada situación de las instituciones financieras.

Incluso, por primera vez tal idea, si la iniciativa griega es finalmente tomada en consideración, podría concretarse en el marco de una acción supranacional, lo que a todas luces era un imposible hace tan sólo unos meses. No hay que olvidar que son numerosos los países de la región que han acometido proposiciones similares en los últimos años, incluidos Alemania e Italia. Y que la propia posición de la Unión, como señala Krugman en su último post en el New York Times, firmado desde Madrid, es sustancialmente más vulnerable que la de, por ejemplo, Estados Unidos lo que podría traer de la mano un golpe de efecto de sus estados miembros mediante, precisamente, la adopción de una resolución de este tipo. La gestión post-condonación-de-responsabilidades correspondería a cada economía nacional y en España, zanahoria y palo, cabría esperar lo peor. Pero el bien común ya se habría logrado. O no. Stay tuned.

Descubro la noticia en uno de esos boletines que se han convertido en material de trabajo imprescindible para quien esto les escribe: Eurointelligence. Como su propio nombre indica recoge diariamente las noticias más relevantes que afectan al panorama europeo y lo hace con base en lo publicado por algunos de los principales medios de comunicación de la región. Pues bien, cuál no sería mi sorpresa al ver cómo Grecia se prepara para hacerlo otra vez. Si la montaña no va a Mahoma, dejemos que sea Mahoma el que vaya a la montaña, lo que en el ámbito que nos ocupa se podría traducir como si el problema es que todo, deuda y déficit, se dispara en términos de Producto Interior Bruto, lo mejor que podemos hacer es elevar sustancialmente este último, aún en tiempos de recesión y mediante un mero apunte contable, y Santas Pascuas. Bienvenidos a las finanzas públicas del Siglo XXI.