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El nuevo Caballo de Troya griego y el saqueo de Europa
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Alberto Artero

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El nuevo Caballo de Troya griego y el saqueo de Europa

Para quienes desconozcan la historia, corrían nueve años de guerra de Grecia contra Troya y los helenos se mostraban incapaces de vencer la resistencia de la

Para quienes desconozcan la historia, corrían nueve años de guerra de Grecia contra Troya y los helenos se mostraban incapaces de vencer la resistencia de la ciudad. Incluso Aquiles, uno de sus mejores guerreros, había dejado la vida en el empeño. Agotados, los griegos comprendieron la inutilidad de un ataque frontal y la necesidad de recurrir a una estratagema que les permitiera asaltar la ciudad desde dentro. Surge entonces la idea del Caballo que, presentado como una ofrenda a Atenea, fue aceptado como presente por los acosados. Al llegar la noche, los soldados griegos escondidos en su seno abrieron las puertas de la ciudad a sus correligionarios y Troya fue saqueada sin piedad.

Es fácil encontrar múltiples similitudes entre lo acaecido hace más de 30 siglos y lo vivido tras la Cumbre Europea que tantas alharacas ocasionó a finales de la semana pasada. Resulta difícil creer a estas alturas de la película que Papandreou no hubiera decidido antes de la misma, en contra por cierto del artículo 44 de su Constitución -que excluye tal posibilidad para temas fiscales y exige el voto favorable dos quintos del Parlamento de los que carece a día de hoy-, sobre la necesidad -social que no formal- de convocar a sus ciudadanos a un referéndum para ratificar un esquema de quita en su deuda, que amenaza con llevarse por delante su sistema público de pensiones, y la aplicación de una nueva ronda de desinversiones y recortes que provoque asfixia económica ciudadana y que buena parte de las joyas de la corona empresarial local terminen en manos foráneas.

Sin embargo, el primer mandatario heleno decidió, aparentemente, dar la callada por respuesta en las negociaciones de hace siete días, seguro de que el orgullo griego requería una respuesta sagaz, que pusiera en su lugar a aquellos que osaban cuestionar siglos de historia y tradición y les obligaba a desaparecer como estado “independiente” en el maremágnum de una Europa que ni ellos mismos se creen. Ofreció como regalo su voluntad de cumplir con el mandato explícito del resto de los gobernantes de la Unión en la seguridad de que, una vez se iniciaran las celebraciones de los “enemigos” ante tan postrer y trabajada victoria, terminaría de raíz con su sueño de “dominación” mediante la revelación de sus verdaderas intenciones.

La bomba de relojería que estalló a última hora del pasado lunes supone una verdadera declaración de los griegos sobre su futuro. Es evidente que, salvo manipulación flagrante del resultado, la oposición a la propuesta comunitaria sería, en caso de producirse, mayoritaria. Más aún cuando los ciudadanos de aquel país a duras penas pueden ver lo que les depararía el día después tras someterse a ella y conseguir los objetivos previstos (un 120% de duda sobre PIB en ¡¡¡2020!!! Tras nueve años de depresión, como en Troya, entonces... ¿para qué esperar?). Hace tiempo que dejaron de contemplar las exigencia de la llamada Troika, que une al Fondo Monetario Internacional y al BCE, como una oportunidad perdida de reconducir Grecia por la senda de la ortodoxia y la competitividad, como puede ocurrir en Portugal, Italia o la propia España.

La decisión es un no brainer para la mayoría de unos ciudadanos que han perdido la fe en sus socios, que se limitan a poner a buen recaudo sus ahorros como prueba la severa fuga nacional de depósitos y que han aprendido que mejor un mal dracma que un buen euro, si de mantener el statu quo se trata. Adiós, Europa, adiós. De elegir entre dos venenos, prefiero el propio. Está por ver cuál es el impacto final de la decisión real que subyace a esta propuesta de consulta popular formal que hay quien interpreta como una manera del Primer Ministro de despedirse a lo grande, alineado con el interés de sus votantes. Tanto si conduce a elecciones anticipadas como si sigue su curso natural, lo que está claro es que el acuerdo de hace una semana queda en suspenso. Once more… Y, mientras que algunos bancos de inversión a los que les va el negocio en ello hablan de un colapso total europeo, otros economistas como el propio Roubini afirman que el impacto será limitado. El riesgo es que se inicie, como en la Guerra de Troya, el saqueo de los vencidos. Italia está en el punto de mira. España espera después…

Para quienes desconozcan la historia, corrían nueve años de guerra de Grecia contra Troya y los helenos se mostraban incapaces de vencer la resistencia de la ciudad. Incluso Aquiles, uno de sus mejores guerreros, había dejado la vida en el empeño. Agotados, los griegos comprendieron la inutilidad de un ataque frontal y la necesidad de recurrir a una estratagema que les permitiera asaltar la ciudad desde dentro. Surge entonces la idea del Caballo que, presentado como una ofrenda a Atenea, fue aceptado como presente por los acosados. Al llegar la noche, los soldados griegos escondidos en su seno abrieron las puertas de la ciudad a sus correligionarios y Troya fue saqueada sin piedad.