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Todo lo que rodea a Afinsa sigue oliendo muy mal
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Alberto Artero

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Todo lo que rodea a Afinsa sigue oliendo muy mal

Apenas ha trascendido al mercado la venta a principios de este mes por parte de los administradores concursales del 57% de Spectrum Group Internacional, filial estadounidense

Apenas ha trascendido al mercado la venta a principios de este mes por parte de los administradores concursales del 57% de Spectrum Group Internacional, filial estadounidense de Afinsa Bienes Tangibles, S.A. en Liquidación, intervenida desde el verano de 2006 bajo la acusación de llevar a cabo un fraude piramidal con el negocio de los sellos. Un hecho, por cierto, que convierte aún en más surrealista el mantenimiento de “tangibles” en su denominación social.

Spectrum se define como un intermediario de metales preciosos y casa subastadora de monedas, sellos y vino, parte de cuyas actividades las canaliza a través de su participada A-Mark. Se trata por tanto una compañía de margen puro, por el diferencial entre el precio de compra y de venta de los activos negociados, y de comisiones, que cobra cuando actúa por cuenta de terceros. Además, las líneas de financiación que tiene abiertas con clientes y distribuidores, garantizadas por activos físicos, son un complemento para sus ingresos.

No es, en contra de lo que pudiera pensarse, una empresa marginal. Solo en el año natural 2011, su ejercicio fiscal va de junio a junio, facturó una cifra cercana a los 8.500 millones de dólares, lo que le ha permitido ser incluida durante dos años sucesivos en el índice Fortune 500 de las mayores sociedades cotizadas de Estados Unidos. Al calor de su perfil y del volumen de negocio que maneja cabría pensar en que se trata de una firma rentable. Le debería bastar con conocer bien el mercado, casar oportunidades y necesidades y a vivir que son dos días.

Pero no.

El año pasado su equipo gestor apenas fue capaz de obtener 70 millones de dólares de margen bruto (por debajo del 1%) que se vieron reducidos a apenas 4 a nivel operativo y se convirtieron en pérdidas netas en el segundo y cuarto trimestres del ejercicio (ver datos). Eso en un entorno de enorme interés por el oro y demás metales preciosos que hizo crecer la facturación interanual cerca de un 40%.

Proceso de bajo perfil y adjudicación sorprendente

Pese a tan elocuente track record, y aquí llegamos a la parte más sorprendente, han sido sus directivos –a través de un MBO encubierto- los que se han llevado el gato al agua de un  proceso que los gestores designados por el juzgado abrieron hace ahora poco menos de un año y que debían completar en mayo de 2012. Una adjudicación, por cierto, que sirve de broche final a un proceso que ha estado lleno de sombras de principio a fin.

En efecto, nada más abrirse el proceso los tres administradores concursales llegaron a un acuerdo de exclusividad por cuatro meses con los que han devenido adjudicatarios finales, pese a la trayectoria de estos y que carecían de la oportuna financiación (como ha demostrado el hecho de que la operación se financia a través de una ampliación de capital en y de tesorería de la propia Spectrum, ver información).

Transcurrido el plazo inicial, y su ampliación posterior al 15 de noviembre (ver información),  varios grupos se que habían interesaron por el proceso desde el comienzo, trataron de acceder a la información de la sociedad. Se les remitió a lo recogido en los archivos oficiales del supervisor estadounidense a la vez que se les urgía a presentar una oferta con base en los mismos. Ante tal opacidad, una parte de los potenciales compradores decidieron arrojar la toalla. Las valoraciones preliminares que manejaban estaban en el entorno de los 90 millones de dólares.

En todo momento se mantuvo un perfil bajo en la subasta. Curioso toda vez que esta actividad está generando ingentes movimientos de fondos en el momento actual. Y cuando parecía que el proceso estaba definitivamente parado, y que las acciones iban a ser finalmente puestas a la venta en mercado como así había dictaminado el juez si transcurrían ocho meses desde la instrucción de la liquidación sin que esta se hubiera producido, se anuncia al equipo gestor en nombre de la propia firma como comprador final por apenas 60 millones de dólares.

Por lo que un modesto servidor ha podido comprobar, no ha faltado el interés sino, aparentemente, la diligencia de quien debía velar por los intereses de miles de afectados de Afinsa. ¿Exagerado? Déjenme que termine con un corolario que lo dice todo. Greg Roberts, CEO de la compañía, en su única declaración oficial con motivo de la adquisición: “Creemos que la eliminación de un accionista de control en Spectrum va a aflorar valor para el resto de los accionistas” (ver cita).

¿Preparando el camino para un pelotazo?, ¿comenzando una nueva etapa de gestión más profesional? Ustedes mismos.

Buena semana.

Apenas ha trascendido al mercado la venta a principios de este mes por parte de los administradores concursales del 57% de Spectrum Group Internacional, filial estadounidense de Afinsa Bienes Tangibles, S.A. en Liquidación, intervenida desde el verano de 2006 bajo la acusación de llevar a cabo un fraude piramidal con el negocio de los sellos. Un hecho, por cierto, que convierte aún en más surrealista el mantenimiento de “tangibles” en su denominación social.