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Hoja de Ruta y Crisis de Gobierno, la única salvación de España
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Alberto Artero

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Hoja de Ruta y Crisis de Gobierno, la única salvación de España

‘Decepción’ y ‘preocupación’ son los dos sustantivos que acompañan indefectiblemente cualquier conversación sobre el desempeño del Ejecutivo presidido por Mariano Rajoy, gabinete que ha cumplido ya

‘Decepción’ y ‘preocupación’ son los dos sustantivos que acompañan indefectiblemente cualquier conversación sobre el desempeño del Ejecutivo presidido por Mariano Rajoy, gabinete que ha cumplido ya sus doscientos primeros días en la Moncloa. Los peores augurios que muy pocos nos aventuramos a airear el mismo día de su designación, se han visto superados con creces por una forma de hacer, y sobre todo de parecer, que amenazan con conducir inevitablemente a España a un retroceso de décadas. El proceso de italianización de la política, desapego del votante respecto al representante, y de argentinización de la economía, eliminación de la clase media y aumento de la desigualdad, se está produciendo de forma tan acelerada que da miedo (V.A., España 2010-2011, ahora o nunca, 30-08-2010). Los frágiles pilares sobre los que tratamos de cimentar nuestra nación hace casi cuarenta años pueden saltar por los aires. Se está jugando peligrosamente con fuego. O esto se reconduce, si es que aún hubiera tiempo, o Japón va a ser un paraíso comparado con lo que nos espera en los próximos años.

La casta ha demostrado que no entiende de bancadas. Tanto monta, monta tanto (V.A., No va más, hora de llevar al matadero a nuestros políticos, 09-04-2012). Lo importante para ella es preservar sus privilegios, conservar su estatus. Lo expresaba perfectamente en su homilía dominical de ayer Pedro J., de lectura más que recomendable, al hablar de las cajas: ‘todo sucedió dentro de una lógica partitocrática que sigue en vigor sin variación ni cuestionamiento alguno a la espera de nuevas cosechas de abusos y desastres’. Un círculo vicioso en el que Rajoy depende de sus principales y estos, a su vez, de Rajoy. Y a los votantes que les den, ‘que se jodan’. Hace tiempo que se convirtieron en instrumento y dejaron de ser fin. El ‘Todos a Una’ de la Transición, el deseo de lucha por un proyecto colectivo, aparcado en la Arcadia democrática, vano recuerdo ya. Los hechos han demostrado que la regeneración no puede venir de quien lleva lustros instalado en el coche oficial, como ocurre con buena parte del cuerpo ministerial popular. Su realidad es distinta y clientelar y su preparación sirve a sus intereses y no a la sociedad, q.e.d. (V.A., Primera mentira de Rajoy: un decepcionante gobierno de servidumbres, 21-12-2011)

Prueba de ello es el detalle de los recortes, escamoteado a la opinión pública española primero –se dieron a conocer en una web en inglés dirigida a inversores extranjeros- y al Parlamento después –a través del uso fraudulento del Real Decreto como vía ordinaria para legislar, sin que aquí a nadie se le ocurra objetar algo-. De acuerdo con lo sancionado y publicado en el BOE, los ingresos por recaudación impositiva superan porcentualmente en el conjunto del paquete a los gastos, proporción de 60%-40% que se puede incrementar con las tasas a las compañías eléctricas. El milagro del Excel redivivo, pura fantasía administrativa. Porque cualquiera que haya destinado una parte residual de su tiempo a dirigir una empresa sabe que la facturación es incierta y los costes seguros. Y que confiar la supervivencia del negocio a los primeros, sobre la base además de un umbral irreal de actividad, es receta segura para el desastre. Si se quiere dotar de credibilidad a las medidas, la asimetría a favor de los ajustes no solo es necesaria sino imprescindible. Bastaba con haber preguntado a De Guindos sobre la reacción de los ‘analistas’ en anteriores ‘road shows’ ante esquemas similares, papeles a su cara. Total, para qué.

Lo que es básico en primero de ADE, no entra en la mollera de un Gobierno que luego se sorprenderá de la reacción de los mercados. Arguye en su defensa el Ejecutivo que no hay margen de acción, que España ha perdido su libertad y que, por tanto, son lentejas. No es verdad y prueba de ello es que no presenta su dimisión en bloque por haber andado el camino inverso a ese Pinocho al que tanto recuerda: carne y hueso convertida en marioneta de un tercero por culpa de sus mentiras. Ni siquiera quedaría decencia para eso si ya nada pudiera hacer. No es el caso. Falla la forma y falla, sobre todo, el fondo. No se pueden resolver los problemas a base de parches, poniendo cargas y plazos absurdos de seguro incumplimiento a cuestiones estructurales. La inseguridad jurídica que esto genera es demoledora y dispara el coste de oportunidad de invertir en nuestra economía frente a otras. El caso fiscal es paradigmático pero qué decir del bancario, del eléctrico, del inmobiliario... Norma sobre norma sobre más norma. Incertidumbre igual a abandono.

Es más necesaria que nunca, tal y como reivindicábamos la semana pasada, la fijación de una hoja de ruta que permita saber los parámetros, el escenario, en los que todos los agentes económicos nos vamos a mover en el corto y medio plazo, eliminando de este modo el factor sorpresa consustancial a los Viernes de Pasión regulatoria. Condición necesaria para salir del hoyo (V.A., ¿Indispensable subir impuestos? Alemania ya demostró que no, 11-07-2012)

Pero además resulta esencial atacar de una vez por todas la raíz del problema que es que España no saca, aunque quiera, pa tanto como destaca. Hay que dotar de sostenibilidad a un modelo que hace aguas tanto en su vertiente autonómica como en su estado del bienestar. Y eso implica decisiones duras que, bien explicadas, puede que cuenten hasta con un cierto respaldo social. Hasta ahora han fallado las prioridades, consecuencia de ese espíritu de subsistencia que prima en la casta. Importa que la orquesta del aparato administrativo, con sus teles, subvenciones y prebendas, toque mientras España se hunde. No se apuren, las cosas de palacio (de La Moncloa) van despacio. Es verdad, buena parte de las iniciativas acordadas el viernes eran inevitables… pero subsidiarias a otras más sangrantes, de ahí la necesidad de un guión. Antes de castigar las consecuencias de los propios excesos, caso de los funcionarios, ¿qué tal si nos entretenemos un rato en la hipertrofia pública y sus implicaciones?

Cuando antes de su comparecencia en el Congreso esta semana, el CEO de una compañía del IBEX me confesaba que Rajoy le había trasladado con resignación que “había hecho todo lo que podía y la solución del país ya no dependía de él”, un servidor tembló. Imagínese el demoledor alcance de tal mensaje tanto para la ciudadanía como para los que nos escrutan fuera de nuestras fronteras. Terrible. Pero siendo así, habiéndose confirmado en sede parlamentaria quién manda, lo que se impone es una Crisis de Gobierno a la de ya, nuevas caras de perfil independiente, profesionales sólidos que, al menos, permitan camuflar ese fatalismo, compensar la dejación del Presidente y gestionar del mejor modo posible el papelón que tenemos por delante. La credibilidad también requiere de cosmética, condición matemáticamente suficiente, ¿no creen? Es un último gesto de dignidad, más necesario que nunca.

Buena semana a todos.

‘Decepción’ y ‘preocupación’ son los dos sustantivos que acompañan indefectiblemente cualquier conversación sobre el desempeño del Ejecutivo presidido por Mariano Rajoy, gabinete que ha cumplido ya sus doscientos primeros días en la Moncloa. Los peores augurios que muy pocos nos aventuramos a airear el mismo día de su designación, se han visto superados con creces por una forma de hacer, y sobre todo de parecer, que amenazan con conducir inevitablemente a España a un retroceso de décadas. El proceso de italianización de la política, desapego del votante respecto al representante, y de argentinización de la economía, eliminación de la clase media y aumento de la desigualdad, se está produciendo de forma tan acelerada que da miedo (V.A., España 2010-2011, ahora o nunca, 30-08-2010). Los frágiles pilares sobre los que tratamos de cimentar nuestra nación hace casi cuarenta años pueden saltar por los aires. Se está jugando peligrosamente con fuego. O esto se reconduce, si es que aún hubiera tiempo, o Japón va a ser un paraíso comparado con lo que nos espera en los próximos años.