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El carajal de las preferentes en dos ejemplos ilustrativos
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Alberto Artero

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El carajal de las preferentes en dos ejemplos ilustrativos

Lo que está ocurriendo en España con las participaciones preferentes no es sino una manifestación más de la podredumbre del sistema, del modo en el que

Lo que está ocurriendo en España con las participaciones preferentes no es sino una manifestación más de la podredumbre del sistema, del modo en el que se ha ejercido la banca comercial en este país. En muchas, demasiadas, ocasiones ha primado el interés del banco sobre el del cliente y el desconocimiento de éste ha convivido con el del gestor en quien había depositado su confianza, empleado de la entidad que bastante tenía con intentar cumplir sus objetivos. Esa es la cruda realidad, si nos atenemos al rosario de damnificados no sólo de estos productos sino de la deuda subordinada, las obligaciones necesariamente convertibles, las sucesivas OPVs de cajas ruinosas, los estructurados con o sin garantía Lehman, los fondos inmobiliarios devenidos -¡oh sorpresa!- ilíquidos y demás.

Resulta cuando menos asombroso que en un sector tan regulado, supervisado, inspeccionado se hayan podido tropelías tan ajenas a las buenas prácticas mercantiles como éstas. Y es escalofriante que sea ahora, muchos años después, cuando se nos anuncie una regulación ‘definitiva que impedirá que tales hechos se vuelvan a repetir en el futuro’. ¿De qué me sonará a mí la cantinela? De hecho, no es verdad: aquí no se cierra un capítulo ni a rastras, mérito de nuestros legisladores. Va a pasar con el famoso banco malo en cuya creación apenas se habla de las sociedades inmobiliarias de bancos y cajas, ajenas al escrutinio del Oliver Wyman de turno y que suponen otro bonito agujero negro. El pollo de valoraciones y financiaciones cruzadas que hay ahí es como para salir corriendo. Algo similar ocurre con las propias preferentes que sabemos pero no sabemos cómo o, al menos, quién las va a valorar ni cuál va a ser el criterio a la hora de que los tenedores de firmas no intervenidas asuman o no unas pérdidas de las que se libra el FROB.

Les pongo solo dos ejemplos:

Unimm. Teóricamente viable que no paga.

Pasa a manos del FROB el 30 de septiembre de 2011 y tras la preceptiva subasta cae en poder del BBVA a principios de marzo de este ejercicio. Por el camino se sanea su balance y afloran unas elevadas pérdidas. Dada la naturaleza del activo, cuyo cupón está sujeto a la existencia de un beneficio distribuible suficiente, UNIMM comunica a la CNMV el 31 de mayo que no se producirá el pago de intereses previsto para el 10 de agosto de una emisión de Caixa Tarrasa de 2005. Pero, ah amigo, el 27 de julio y de acuerdo con el mandato de Bruselas, UNIMM deja de ser entidad independiente y se integra, a todos los efectos, en su matriz como se encarga ésta de anunciar oficialmente a quien corresponda. 

A partir de ese punto… ¿qué pasa con las preferentes, son UNIMM y no rentan o son BBVA y sí? Para enredar más el tema, y en el espacio de 48 horas que median entre el 8 de agosto y el día del abono, primero se produjo el pago para gozo de los tenedores pero se les retrocedió el dinero de sus cuentas después alimentando aún más el caos. 

BMN. Potencialmente inviable que paga.

Una sociedad hasta hoy viable independientemente pero que tiene todas las papeletas para necesitar de un apoyo financiero que difícilmente va a poder obtener por sus propios medios. De ahí que esté buscando como loca un novio que le lleve al altar antes de que los peores presagios del FMI o de los consultores externos se cumplan y salgan a la luz sus vergüenzas, algunas de las cuales tienen cuerpo de título convertible. 

Pues bien, en expectativa de que eso ocurra, sus gestores han tomado una decisión, a priori, loable: rescatar al precio de emisión las obligaciones subordinadas y las participaciones preferentes en vigor que serán reemplazadas, de acuerdo también con la información remitida a la CNMV, por imposiciones o depósitos con vencimiento entre dos y cuatro años y cupones que oscilan entre el 1,75% y el 2,65%. Justo lo que no le han dejado hacer a Bankia en la idea de que el apoyo financiero europeo tiene que venir acompañado de pérdidas para los acreedores privados. Vaya. El plazo de canje vence el 30 de septiembre… 

Si antes de esa fecha se hace pública su necesidad de fondos públicos, ¿qué pasa?, ¿rige o no rige la norma?, ¿es válida la oferta? Por cierto que la misma se reduce solo a las emisiones minoristas dejando fuera a los institucionales, ¿por qué? Una batería de reclamaciones espera a la vuelta de la esquina…

Imagino que un brujuleo más intenso por esa fuente de sabiduría que es la CNMV multiplicaría los supuestos. Estos dos casos ponen de manifiesto la precipitación regulatoria en la que España se ha instalado y que tiende a dejar más puertas abiertas de las que pretende cerrar, aumentando la confusión entre los agentes económicos afectados y multiplicando los pleitos. De un modo absurdo al ser metafísicamente imposible que Gobierno y Banco de España no sepan con certeza a día de hoy quienes quedan y quienes mueren en el sector financiero español. Consentir determinadas veleidades o no fijar instrucciones precisas son ingrediente adicional para el desastre. Evitarlo es prioridad. A ver si se enteran de una vez.

Lo que está ocurriendo en España con las participaciones preferentes no es sino una manifestación más de la podredumbre del sistema, del modo en el que se ha ejercido la banca comercial en este país. En muchas, demasiadas, ocasiones ha primado el interés del banco sobre el del cliente y el desconocimiento de éste ha convivido con el del gestor en quien había depositado su confianza, empleado de la entidad que bastante tenía con intentar cumplir sus objetivos. Esa es la cruda realidad, si nos atenemos al rosario de damnificados no sólo de estos productos sino de la deuda subordinada, las obligaciones necesariamente convertibles, las sucesivas OPVs de cajas ruinosas, los estructurados con o sin garantía Lehman, los fondos inmobiliarios devenidos -¡oh sorpresa!- ilíquidos y demás.