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Popular marca el dramático camino de la banca
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Alberto Artero

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Popular marca el dramático camino de la banca

Transcurrida una semana desde la publicación del Informe de Oliver Wyman  (OW) sobre la banca española, es evidente que hay un damnificado principal: Banco Popular. No

Transcurrida una semana desde la publicación del Informe de Oliver Wyman  (OW) sobre la banca española, es evidente que hay un damnificado principal: Banco Popular. No tanto por su inclusión, probable de inicio, cuanto por el potencial agujero detectado, sorprendente. Da incluso la sensación, si nos aferramos a las maledicencias de los Mentideros de la Villa, de que la firma presidida por Angel Ron ha sido la cabeza de turco necesaria para dar legitimidad al conjunto del estudio. Quien sabe.

De hecho, de un análisis comparado de las estimaciones de PPP (pre provision profit o beneficio antes de provisiones) aplicadas por la consultora para los distintos grupos financieros, sorprende para esta entidad:

  1. Que haya una contracción -frente al dato anualizado del primer semestre de este ejercicio y para 2012, 2013 y 2014- del 41% versus el 23% aplicado a Sabadell-CAM, el 4'9% a Caixa-Cívica o el 2'3% a Bankinter.
  2. Que, comparando la estimación de PPP de Oliver Wyman con el consenso de los analistas para el mismo plazo trianual, la desviación a la baja en el caso del Popular sea del 36% contra el menos 26% de Sabadell-CAM, el +4% de Caixa-Cívica o el +11% de Bankinter. En estas dos últimas instituciones, por tanto, OW ha sido más optimista que el propio mercado.
  3. Y que, finalmente, en la estimación de OW la compra de Pastor no añada ni un solo euro al margen de explotación lo que provoca que, en cifra anualizada, éste caiga un 23% de media en los tres años frente a las subidas del 50% que aplica en Sabadell-CAM, del 33% en Bankinter o del 4% en Caixa-Cívica, datos todos ellos referidos al escenario adverso.

Si esto ocurre solo con una de las magnitudes contempladas, qué no pasará con las demás. Having said that, y más allá de la arbitrariedad real o percibida que pueda haber y que ya no tiene remedio, lo relevante ha sido la reacción de la compañía, de mucho más calado de lo que puede parecer a primera vista. Y es que la institución:

  1. ha asumido como escenario central de su estrategia las necesidades de capital derivadas del adverso al que, no lo olvidemos, OW atribuye una probabilidad del 1%. Por tanto, se pone en el peor de los mundos desde ya.
  2. establece pese a ello como objetivo del proceso de recapitalización el 9% de ratio de core tier 1 o CT1 frente al 6% que absurdamente se ha fijado para el caso de que las cosas vengan muy mal dadas. Una decisión que responde a la lógica del mercado que ya apuntamos el pasado lunes: a mayor deterioro, más exigencia de solvencia por parte de los inversores. Popular estima en el 10’08% su CT1 en 2012, 10’98% en 2013 y 12’16% en 2014 con un exceso para aquel entonces de 2.800 millones de euros sobre ese umbral mínimo del 9%, 300 kilos más de lo que va a captar ahora en mercado (V.A., ¿Lo de Oliver Wyman y la banca? Un paripé insufrible, 01-10-2012).
  3. rompe el juego temporal y adelanta todo el saneamiento a la fecha actual arbitrando contra cuenta de resultados (6.000 millones de euros) y recursos propios (3.300). Hace desaparecer, por tanto, una buena parte de las dudas sobre su deseo de extend and pretend, el famoso procrastinar, en el futuro. Limita de forma voluntaria su capacidad de acudir a florilegios contables.
  4. y lo hace hasta el punto de provisionar el 18,7% de su cartera crediticia, un importe equivalente a la pérdida esperada por la entidad financiera en el peor de los mundos posible. Uno de cada cinco créditos falla y no se recupera que se dice pronto. De este modo, el ajuste entre valor real del activo y valor en libros se cierra, lo que facilitará sin duda la salida de adjudicados y riesgos del balance. Con un pero y una ventaja: el 35% de cobertura de crédito promotor suena escaso pero si las cosas salen mejor de lo esperado, el impacto en la cuenta de resultados es brutal (casi 200 millones por cada 1% de recovery rate).
  5. se aplica un baño de realismo, frente a quimeras recogidas en planes anteriores, sobre las posibilidades de realizar plusvalías en activos no estratégicos en el futuro, convirtiendo lo que era una necesidad urgente en una sorpresa conveniente si llega finalmente a suceder. Estamos hablando de un potencial de 1.700 millones de impacto bruto y cerca de 1.000 de neto, el 40% de la ampliación anunciada de capital, en caso de que se materialicen las desinversiones existentes en el pipeline.

Es verdad que el anuncio de una emisión de acciones por importe de 2.500 millones de euros, a un precio que necesariamente ha de ser de derribo, y la cancelación del dividendo son un palo al minorista incuestionable. Dicho esto, al final estamos ante un consejo de propietarios, donde está representado el 40% del accionariado, que se supone vela primero y principalmente por sus intereses. Si han renunciado a los CoCos -deuda convertible en acciones si concurren determinadas circunstancias, normalmente negativas- o a someterse a un incierto proceso de venta a un precio que consideran injustificado, por algo será.

En cualquier caso, lo que sí parece claro es que haya sido de modo voluntario o inconsciente, los stress tests de Oliver Wyman han obligado al Popular a reinventar su plan de negocio en unos términos que se van a situar a años luz de los asumidos por muchos de sus competidores.  Sea por realismo o por exceso de rigor, la firma terminará beneficiándose. O estará allí, si lo improbable deviene en real, o se beneficiará en el camino de vuelta hacia un entorno más normalizado, si es que el apocalipsis se retrasa. Siendo así, lo que ahora es una tragedia, mañana puede tornarse en comedia cuando tales asunciones sean hechas por muchos de los que ahora cuestionan una reacción aparentemente excesiva sobre unos presupuestos macro y micro que, no lo olvidemos, también lo son. 

Limpio de polvo y paja, y si mantiene los actuales niveles de rentabilidad y eficiencia, lo del Ave Fénix puede ser un chiste comparado con la vuelta del banco desde el infierno en el que ahora se halla. El tiempo será juez implacable. No nos precipitemos. Esperemos, pues, su veredicto.

Transcurrida una semana desde la publicación del Informe de Oliver Wyman  (OW) sobre la banca española, es evidente que hay un damnificado principal: Banco Popular. No tanto por su inclusión, probable de inicio, cuanto por el potencial agujero detectado, sorprendente. Da incluso la sensación, si nos aferramos a las maledicencias de los Mentideros de la Villa, de que la firma presidida por Angel Ron ha sido la cabeza de turco necesaria para dar legitimidad al conjunto del estudio. Quien sabe.