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Ándense con ojo: la basura financiera, más cara que nunca
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Alberto Artero

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Ándense con ojo: la basura financiera, más cara que nunca

Han vuelto con fuerza de las vacaciones navideñas nuestros amigos del FT Alphaville, un must para cualquiera que quiera tener un análisis fundado de la intrahistoria

Han vuelto con fuerza de las vacaciones navideñas nuestros amigos del FT Alphaville, un must para cualquiera que quiera tener un análisis fundado de la intrahistoria de los mercados.

El lunes destacaba dentro de su análisis un hecho puntual, pero de enormes implicaciones tanto por su origen como por sus potenciales consecuencias: la basura financiera, es decir, la deuda corporativa de peor calidad, que nunca antes en la historia ha ofrecido menor rendimiento. O lo que es lo mismo, jamás ha estado tan cara (FT Alphaville, "The zombie credit mispricing", 07-01-2013). Tras abundar ayer en los problemas de gobierno corporativo de España, hoy nos toca volver al proceloso mundo de los mercados (Valor Añadido, "La peligrosa deriva de Alierta y el extraño caso FG", 07-01-2013).

En esencia, la noticia dice así: “el yield to worst (esto es, la rentabilidad mínima que un inversor puede obtener de un valor de renta fija que puede ser rescatado por el emisor en cualquier momento, aquí lo explican muy bien) de los bonos basura cotizó por debajo del 6% a finales de la semana pasada, suceso insólito, frente al 8,14% de principios de 2012”. Una ventana de oportunidad que permitió a corporaciones pertenecientes a este espectro el colocar títulos a 10 años al 4’5% de cupón anual, un hecho sin precedentes en el universo inversor. “Las cifras récord del high-yield en 2012, volumen y contracción de diferenciales, parecen querer continuar en el año que ahora comienza, con especial interés en el segmento CCC” (Reuters, "HY yield to worst hits record low to start 2013", 04-01-2013).

Cabe recordar, de acuerdo con Standard & Poor’s, que dicha calificación CCC supone que la compañía financiada vía bonos ‘es vulnerable y dependiente de condiciones favorables operativas, económicas y financieras para cumplir con sus compromisos de pago’. Por decoro, el concepto ‘milagro’ es excluido de la enunciación. Y, aun así, se facilita su obtención de liquidez, directa o a través de refinanciaciones, con la mayor de las alegrías, especialmente en el mundo anglosajón. Uf.

Como comentaba al inicio del post, lo preocupante son las razones que están conduciendo a esta situación, que son en esencia tres.

  1. A la más colateral hace referencia el propio post del diario británico: una cierta sensación entre los inversores de que hay una salvaguarda o garantía no explícita por parte de las autoridades a sus apuestas. Tesis falaz, pero empíricamente demostrada que es consecuencia directa del proceso de socialización de pérdidas que el mundo occidental ha vivido en los últimos años, ataque institucionalmente orquestado a la destrucción creativa propia del sistema capitalista.
  2. Más relevante es a mi juicio la búsqueda desesperada de rentabilidad de aquellos inversores a los que los tipos de interés reales negativos, una vez descontada la inflación, les están haciendo un roto en los compromisos que tienen adquiridos con sus partícipes o clientes. Estamos hablando en esencia de aseguradoras y fondos de pensiones, perjudicados adicionalmente por las normas de ponderación de los activos de más riesgo que establece Solvencia II. Para ellos, estas emisiones son maná llovido del cielo, pese a sus riesgos implícitos.
  3. Por último, queda la represión financiera llevada a cabo por los bancos centrales que, manteniendo el precio del dinero artificialmente bajo, a la vez que expanden sus balances y disparan la masa monetaria ‘en circulación’ (las comillas son intencionales, no hay que olvidar la trampa de la liquidez) están provocando una explosión de efectivo cuya consecuencia es, entre otras, la construcción de burbujas en determinados productos financieros, entendiendo como tales la divergencia entre precio y valor para un nivel dado de incertidumbre (V.A., "Cuando Dios pensó en el Apocalipsis, ¿se refería a esto?",  04-12-2012).

Es evidente que el tiempo ha demostrado cómo terminan estos procesos. Baste recordar aquí las ’10 reglas del inversor prudente’ de Bob Farrell, al que hacíamos referencia en nuestro post del pasado viernes (V.A., "34 gráficos y 10 consejos para invertir en 2013", 04-01-2013). No solo hay una asignación ineficiente de los activos, que tiende a penalizar al responsable y a premiar al culpable, sino que su permanencia en el tiempo, con sus oportunas dosis de complacencia, hace que el golpe financiero, cuando se recibe -y siempre se acaba recibiendo, antes o después-, sea aún más doloroso por la falta de preparación.

Ya la semana pasada la Reserva Federal dio a conocer discrepancias en su seno sobre la conveniencia de continuar con políticas monetarias expansivas más allá de 2013. Los treasuries no tardaron en reaccionar a la baja en precio, al alza en retorno implícito. Señal de alarma. En un mundo tan vulnerable como el actual, como recordábamos tanto al cierre de 2012 como en el primer post del año, jugar a cambios injustificados de paradigma puede hacer mucho, pero que mucho, daño. Estén, pues, alerta (V.A., "Diez sorpresas mundiales que ennegrecen el final de año", 03-12-2012 y "2013 salvo milagro como 2012 o peor", 02-01-2013).

Han vuelto con fuerza de las vacaciones navideñas nuestros amigos del FT Alphaville, un must para cualquiera que quiera tener un análisis fundado de la intrahistoria de los mercados.