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Llega la 'Revolución Grafeno', cuyo líder mundial es español
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Alberto Artero

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Llega la 'Revolución Grafeno', cuyo líder mundial es español

Gracias a su capacidad para aislar por primera vez en 2004 el grafeno, los profesores Kostya Novoselov y Andre Geim, de la Universidad de Manchester, obtuvieron

Gracias a su capacidad para aislar por primera vez en 2004 el grafeno, los profesores Kostya Novoselov y Andre Geim, de la Universidad de Manchester, obtuvieron el Premio Nobel en el año 2010. Desde entonces se ha multiplicado el interés por un material que está llamado a revolucionar numerosas industrias por su conductividad, su flexibilidad o su resistencia, hasta el punto de existir de una suerte de burbuja académica y científica que ha llevado a la publicación, sólo en 2012, de más de 10.000 estudios a nivel mundial sobre el mismo (Financial Times, Graphene: faster, stronger, bendier, 27-01-2013). 

Aún así, su salto a primera plana de la actualidad se ha producido con la elección por parte de la Unión Europea de las investigaciones sobre el grafeno como uno de los dos proyectos estrella del llamado Horizonte 2020. El otro se centra en el análisis de la actividad cerebral y cada uno de los programas tiene una asignación económica de 1.000 millones de euros para los próximos diez años. Ya antes de dicho anuncio, se habían iniciado numerosos centros destinados a su estudio a lo largo y ancho de la geografía mundial, así como multiplicado las peticiones de patentes basadas en sus potenciales aplicaciones prácticas. En China se solicitaron más de 2.200 el año pasado, frente a las 1.750 de Estados Unidos, con IBM a la cabeza, o las 1.100 de Corea del Sur gracias a Samsung. Deseosa de no quedarse a la cola en esta peculiar carrera, Europa se ha puesto las pilas tirando de talonario. Del suyo y el mío, básicamente, que pagamos buena parte de esta fiesta.

Hasta ahí, lo más o menos sabido. Lo que la gente desconoce es que una de las pocas plantas productoras de grafeno a nivel mundial, y la líder en cuanto a la generación de material de la mejor calidad, se encuentra en Guipúzcoa y pertenece a una start-up con apenas tres años de existencia llamada Graphenea, sueño de un emprendedor llamado Jesús de la Fuente.

En efecto, frente a la producción en polvo, usada como sustituto del grafito o como complemento de la fibra de carbono, destinada más a mejorar aplicaciones industriales ya existentes y que cuenta con 30 o 40 actores alrededor del planeta, entre ellos el Grupo Antolín o Avanzare en La Rioja, la firma vasca se ha centrado en la fabricación de láminas o wafers de alto valor añadido, reemplazo de, por ejemplo, el silicio, con múltiples utilidades en el ámbito electrónico, aeronáutico, energético o médico.

Su planta es única en Europa y la mayor en cuanto a output del mundo. Eso sí, las cifras son aún irrisorias. El mercado total del grafeno alcanzó los 9 millones de dólares en 2012 (sí, nueve, no falta ningún cero) y la capacidad productiva de Graphenea es de 50.000 centímetros cuadrados al año o 700 obleas de cuatro pulgadas. Un trabajo casi artesanal que le ha llevado a facturar apenas 130.000 euros en el año que acaba de concluir, con una previsión de subir a 350.000 en 2013, gracias a una plantilla que apenas supera la decena de personas.

Sin embargo, mucho más importante que el volumen es, a día de hoy y de cara al futuro más inmediato, la posesión de la tecnología y el perfeccionamiento de los procesos para tratar el material. De hecho, solamente la empresa vasca, de las 74 seleccionadas por la Unión para el desarrollo de su programa de ayudas, trabaja el sistema de films. Es ahí donde cuenta con una ventaja competitiva que ha provocado que el Avón de los oportunistas financieros esté llamando a su puerta al calor de las jugosas novedades de fondos comunitarios.

Un acto de fe, en cierto modo, puesto que el desarrollo de la industria es exasperantemente lento, en línea con otros descubrimientos pasados que tardaron décadas en que se generalizara su uso industrial. Se espera que la facturación total suba en 2020 a tan sólo 126 millones de dólares, una miseria, que pillará a Graphenea con una línea de 130 millones de centímetros cuadrados de capacidad, el equivalente a 45.000 obleas de doce pulgadas.

Por el camino puede que surjan nuevos proyectos y otros wonder materials. Descartados los nanotubos de carbono, quizá el futuro, tal y como escribimos por estos lares allá por mediados de agosto, pase por un material tan generalizado en la naturaleza y tan fácil de obtener como la celulosa, cuyo desarrollo y aplicabilidad práctica parecen más avanzados (Valor Añadido, "La última revolución tecnológica viene… ¡de la madera!", 28-08-2012). ¿Quién sabe?

Vale, a lo mejor me he pasao hablando en términos tan elogiosos de una pyme de la que no tenía ni puñetera idea hasta ahondar un poquito en esta materia pero, joer, que dirían allá arriba, por sacar justificadamente pecho, que no sea, ¿no creen? Este país necesita mirar cada vez más hacia arriba que el ombligo de nuestras miserias lo tenemos ya gastao de tanto observarlo.

Buen fin de semana a todos.

Gracias a su capacidad para aislar por primera vez en 2004 el grafeno, los profesores Kostya Novoselov y Andre Geim, de la Universidad de Manchester, obtuvieron el Premio Nobel en el año 2010. Desde entonces se ha multiplicado el interés por un material que está llamado a revolucionar numerosas industrias por su conductividad, su flexibilidad o su resistencia, hasta el punto de existir de una suerte de burbuja académica y científica que ha llevado a la publicación, sólo en 2012, de más de 10.000 estudios a nivel mundial sobre el mismo (Financial Times, Graphene: faster, stronger, bendier, 27-01-2013).