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El tahúr Rajoy vuelve a jugar con las cartas marcadas
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Alberto Artero

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El tahúr Rajoy vuelve a jugar con las cartas marcadas

He leído con cierto detenimiento el discurso de Mariano Rajoy en el debate sobre el estado de la Nación. Básicamente, ha cumplido el guión: larga enumeración

He leído con cierto detenimiento el discurso de Mariano Rajoy en el debate sobre el estado de la Nación. Básicamente, ha cumplido el guión: larga enumeración de  certezas y promesas a partes iguales, con tendencia, como no podía ser de otra manera y pese a su dura introducción inicial, a ver el vaso medio lleno. Otros vendrán que malo te harán. O no, pobre Rubalcaba.

Dentro de las medidas de corte fiscal, el presidente ha anunciado un plan de pago a proveedores que les ha tenido que sonar a muchos de ellos como el clásico comienzo del chiste: "Tengo una noticia buena y una mala". Y es que a la bondad natural de la medida se contrapone el hecho de que sólo va a afectar a las facturas emitidas con anterioridad al uno de enero de 2012 que no hubieran entrado en los 27.000 millones ya abonados el año pasado.

Vaya, su gozo en un pozo.

Y es que, al hecho no suficientemente comentado de que aún puedan quedar sin pagar por parte de las Administraciones Públicas 2.700 millones (un 10%) cuyo derecho de cobro e habría devengado, tomando como referencia la fecha de ayer, hace al menos 416 días, que manda narices, se añade una realidad que es aún más escalofriante: demasiados ayuntamientos y comunidades autónomas siguen sin cumplir en tiempo y forma con concesionarias o suministradores de servicios básicos y de material.

Que se lo pregunten, si no, a los laboratorios o profesionales farmacéuticos, bienes y servicios de primera necesidad que, incluido el material auxiliar, acumulaban impagos cercanos a los 7.000 millones de euros a cierre de este diciembre. O a las compañías de telecomunicaciones o electricidad, pillados por la falta de diligencia de la Junta de Andalucía o de algunos pueblos señeros del sur de Madrid.

Como no podía ser de otra manera, los dispendios del Fondo de Liquidez Autonómica han ido encaminados, primero, a cumplir con las obligaciones financieras regionales y, después, a mantener viva la estructura local de funcionamiento a través del abono de salarios tanto de funcionarios como de ese coladero de amiguetes que es, en numerosos casos, el personal laboral. ¿El resto? Año nuevo, vida antigua.

Eso por no hablar de todos los municipios que siguen en quiebra, con desequilibrios insalvables entre sus compromisos corrientes y su recaudación. Basta con hablar con las compañías afectadas para saber que es así: "El que no cumplía antes del primer programa, ha vuelto a impagar", afirman desolados algunos de sus responsables.

Una conducta que genera una severa sospecha sobre la veracidad de las cuentas que algunas comunidades han presentado y que cumplen milagrosamente con los objetivos fijados por el Gobierno (1'5% sobre P.I.B.). Niveles cuyo incumplimiento, no lo olvidemos, llevan aparejados para sus responsables mayor fiscalización y sanciones administrativas. Da la sensación  de que, antes de caer en las garras de quien puede desvelar los más íntimos secretos de la contabilidad creativa y condenar al ostracismo a sus autores, sus dirigentes han vuelto a la política de facturas al cajón. Y ya las iremos sacando cuando se pueda. Verán como nos equivocamos poco.

Por si acaso, recomiendo a aquellos que no han tenido noticias de los pagos que les adeudan desde el sector público que llamen para informarse a los organismos correspondientes, no vaya a ser que se encuentren con la sorpresa de que aún no han sido registrados. Dos casos concretos de este proceder le han hecho saber a un servidor desde que nuestro nunca suficientemente bien ponderado líder nacional anunció ayer esta segunda fase para deudas acumuladas hasta final de 2011. Ale, todo suyos. Y cuando obtengan la respuesta, les invito a que la compartan en el foro. Ya verán qué gracia.

Total, que Rajoy ha vuelto a jugar con las cartas marcadas en lo que supone una muesca más en el revolver de las verdades a medias que vende como buenos disparates y permite salvar a sus correligionarios mientras se siguen hundiendo en el fango ciudadanos y empresas. Algunos dirán que el periodo medio de pago ha caído sustancialmente al pasar de 162 a 141 días en 2012. Pero eso es una media geográfica y sectorial. La realidad, desgraciadamente, es mucho más dramática. Como bien siendo habitual, hemos preferido dar peces a nuestros políticos para que alimenten a los que de ellos dependen, antes que exigirles que sepan pescar, esto es: gobernar en tiempos de escasez. Y encima, lo vendemos como logro. No aprenderemos.

He leído con cierto detenimiento el discurso de Mariano Rajoy en el debate sobre el estado de la Nación. Básicamente, ha cumplido el guión: larga enumeración de  certezas y promesas a partes iguales, con tendencia, como no podía ser de otra manera y pese a su dura introducción inicial, a ver el vaso medio lleno. Otros vendrán que malo te harán. O no, pobre Rubalcaba.