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Nada cambia: Europa se niega a meter mano a las auditoras
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Alberto Artero

Valor Añadido

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Nada cambia: Europa se niega a meter mano a las auditoras

Allá por el mes de septiembre de 2011 publicamos un post en el que nos hacíamos eco de los esfuerzos del comisario europeo para Mercado Interior

Allá por el mes de septiembre de 2011 publicamos un post en el que nos hacíamos eco de los esfuerzos del comisario europeo para Mercado Interior y Servicios Financieros, Michel Barnier, por romper el oligopolio de las cuatro principales firmas de auditoría, también conocidas como Big-4, entre las grandes corporaciones comunitarias (Valor Añadido, "A las auditoras no las va a conocer ni la madre que las parió", 28-09-2011).

Proponía por aquel entonces el francés una reforma dual que, utilizando las mismas palabras que en el artículo original:

  1. exigía al B4 el abandono de la prestación de servicios de consultoría, ejercida primero como complemento y posteriormente de forma completamente ajena al negocio principal. Eran sangrantes los casos de sociedades en ruina en las que la facturación por el asesoramiento del cuarteto superaba con creces el derivado de la fiscalización de unas cuentas anuales de las que, paradójicamente, no se derivaba cautela alguna sobre la viabilidad del auditado. Algo de lo que, por cierto, ya escribimos en su día en Valor Añadido en relación con las cajas de ahorro españolas (VA, "Sobre el escandaloso papel de las auditoras de las cajas de ahorro", 20/05/2011). La mujer del César…
  2. endurecía las condiciones para el ejercicio de la profesión a través de tres nuevas restricciones que se incluirán en la nueva regulación. Una, las empresas cuyo balance supere los 1.000 millones de euros deberán contratar a dos auditores que actuarán de manera simultánea. Dos, obligatoriamente, uno de ellos no podrá pertenecer al selecto club formado por Deloitte, KPMG, Ernst & Young o PwC. Y tres, el plazo máximo de relación auditor-auditado se fija en nueve años, dos más de los que establece el artículo 8.4 de nuestra Ley de Auditoría para las sociedades cuyo importe neto de la cifra de negocios supere los 50 millones de euros o sean de interés público.

Ya señalábamos hace año y medio que se trataba de una propuesta de máximos a la que se oponía firmemente el lobby sectorial. De ahí que, aunque fuera en nuestra opinión "un paso en la correcta dirección" que podía "reconciliar al europeo con sus instituciones", concluíamos la pieza con un melancólico "veremos en qué queda finalmente" ya que, de acuerdo con "los enterados de Bruselas, de lo que aquí hemos escrito a lo que finalmente verá la luz, la mitad de la mitad. Bueno, de ilusión también se vive…"

Y muere. Porque los peores augurios se han podido cumplir de pe a pa si nos atenemos a lo que se ha ido filtrando en los últimos días desde el Parlamento Europeo. Así, el periodista del Financial Times Adam Jones no puede arrancar su crónica del viernes de manera más directa (Financial Times, "Extra time threatens to dilute audit firms shake-up", 26-04-2013): "Los planes para cambiar el statu quo de las auditoras en la Eurozona se han visto truncados por la acción de influyentes parlamentarios que habrían conseguido que su rotación sea obligatoria transcurridos de 14 a… 25 años". ¡25 años! Ya saben, en el 26 es cuando empieza la connivencia. My mother.

"No sólo eso", prosigue, "también habrían rechazado la propuesta de la comisión acerca del desarrollo por parte de estas compañías de actividades distintas a las de auditoría, decisión que podía haber provocado la ruptura de una o varias de las Big-4". De poco parece importar lo que esto supone en términos de menoscabo de la objetividad y la independencia del auditor, por mucha existencia de murallas chinas que nos quieran vender, siendo como es China, por cierto, la única gran potencia que ha aplicado una legislación similar a la que Barnier proponía.

Europa, Europa, Europa, ¿qué hacemos contigo? Dieciocho meses has tardado en llevar a tus eurodiputados una iniciativa motivada por escándalos en los que se nos vendieron como cuentas anuales sin salvedades meras caretas contables con más trucos en su interior que la chistera de un mago. Ahora que las cosas vuelven a su cauce, business as usual, y la presión social ha desaparecido, dejas que los lobistas arrimen impunemente el ascua a su sardina. Poco te importan quiebras fraudulentas como las de Pescanova. O las que están por venir. Tú ahí, a tu ritmo a la espera de la votación final sobre esta materia. Pero, si en algo tan obvio como esto no eres diligente, ¿qué cabe esperar de ti, Europa?

Feliz puente, uno más, antología de la recesión, para los madrileños que lo disfruten.

Allá por el mes de septiembre de 2011 publicamos un post en el que nos hacíamos eco de los esfuerzos del comisario europeo para Mercado Interior y Servicios Financieros, Michel Barnier, por romper el oligopolio de las cuatro principales firmas de auditoría, también conocidas como Big-4, entre las grandes corporaciones comunitarias (Valor Añadido, "A las auditoras no las va a conocer ni la madre que las parió", 28-09-2011).