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La gran mentira rusa empieza por su Bolsa
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Alberto Artero

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La gran mentira rusa empieza por su Bolsa

Se disparan las informaciones que versan sobre el impacto negativo que puede tener, para las precarias finanzas rusas, el empecinamiento de Vladimir Putin por recobrar el lustre imperialista

Se disparan las informaciones que versan sobre el impacto negativo que puede tener, para las precarias finanzas rusas, el empecinamiento de Vladimir Putin por recobrar el lustre imperialista que el conjunto de repúblicas agrupadas bajo el paraguas de su Federación hace tiempo que perdieron. Es lo que tiene tratar de quitar el óxido a base de mamporrazos: que la cosa acaba peor de lo que comienza. Sin remedio, by the way.

Si el pasado viernes advertíamos desde estas mismas líneas de que no es tan fiero el león como él mismo se pinta, al menos por lo que a su capacidad de amenazar con un corte unilateral del suministro de gas a Europa se refiere (Valor Añadido, "Bla, bla, bla: Europa ya no depende del gas ruso", 21-03-2013), el lunes, las noticias que ponen de manifiesto lo que esta aventura puede suponer para las arcas de su Tesoro se han multiplicado.

De acuerdo con los cálculos del Gobierno local, entre 65 y 70.000 millones de dólares habrán sido repatriados por inversores foráneos desde Rusia a sus naciones de origen a lo largo del primer trimestre del año. Preocupa menos el importe –aún restarían otros 500.000 millones de reservas en moneda extranjera en el país– cuanto el acelerado ritmo de retorno ante el temor a medidas confiscatorias o imposición de sanciones. De poco han servido las subidas recientes de tipos de interés que drenan liquidez y encarecen la financiación. El rublo se ha hundido a niveles desde los que ahora quiere rebotar, afectando a una deuda on y offshore denominada en divisas de la que sólo este año vencen 150.000 millones (¿recuerdan este post del pasado jueves?). El fantasma de los controles de capital sobrevuela amenazante sus finanzas (The Telegraph, "Capital controls feared in Russia after $70bn flight", 24-03-2014).

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El desplome del tipo de cambio ha venido acompañado por caídas similares tanto en el mercado de bonos, aumentando la rentabilidad potencial de los mismos, como en el de acciones, que acumula un -13% desde comienzos de año. Vaya por Lenin.

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¿Una oportunidad? Pues bien, como señalamos ayer en relación con el cobre, sólo para los más valientes y a través de índices o vehículos equivalentes. O para suicidas en potencia, cabría más bien decir.

Porque hay que ponderar a la hora de tomar la decisión un elemento adicional de distorsión que convierte a la Bolsa rusa en una auténtica ruleta, más aún de lo que el resto son: el 30% de su mercado de valores está en manos del Estado, mientras que otro 30% lo controlan oligarcas cuya riqueza depende de la voluntad –y el destino de Putin. Poco espacio hay para el accionista minoritario, históricamente ninguneado (vía Sober Look: Reuters, "Rosneft offers lowball $1.5 billion for TNK-BP minorities", 30-09-2013). La actividad sobre sus cotizadas no deja de ser una gran mentira al servicio de unos pocos. Otra más.

Ello ha llevado a entidades como el Deutsche Bank a cambiar la categoría en la que encuadra el país en sus matrices de inversión desde ‘mercado emergente’ a ‘frontera’ –con el mismo riesgo asociado pero sin el crecimiento que caracteriza a los mismos, fundamentalmente africanos– debido tanto a los problemas de credibilidad de sus cuentas públicas como de transparencia y gobernanza de sus empresas, por no hablar de la seguridad jurídica (WSJ-MoneyBeat, "DB counts Russia as a Frontier Market", 12-03-2014). Enmienda a la totalidad del banco alemán en un discurso que recuerda mucho al que en su día tuvo, premonitoriamente, The Economist con la Argentina. (VA, "Triste sino: Argentina fuera de The Economist por mentirosa", 06-03-2012).

Droga dura parece, mortal aun en pequeñas dosis.

Pero más allá de la reflexión estrictamente financiera o de la nomenclatura aplicable al estatus financiero, económico y social de esta nación (para el propio The Economist, "Russia: Another BRIC out of the wall?", 21-03-2014, Rusia nunca debió estar en el grupo de los BRICs) importa más a qué puede conducir esta alocada carrera hacia ninguna parte emprendida por el presidente y sus secuaces con sus correspondientes dosis de aislamiento internacional, empobrecimiento nacional e insostenibilidad del presupuesto público y de la actividad privada. Tanto dentro de sus fronteras como fuera de ellas (necesidad de búsqueda de enemigos externos, por poner sólo un ejemplo).

El genial chiste de KAL de esta misma semana no puede expresar mejor la terrible dinámica cíclica a la que sus dirigentes someten a este cuasi continente. ¿Encuentros en la Tercera Fase?

Con él les dejo hoy.

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Se disparan las informaciones que versan sobre el impacto negativo que puede tener, para las precarias finanzas rusas, el empecinamiento de Vladimir Putin por recobrar el lustre imperialista que el conjunto de repúblicas agrupadas bajo el paraguas de su Federación hace tiempo que perdieron. Es lo que tiene tratar de quitar el óxido a base de mamporrazos: que la cosa acaba peor de lo que comienza. Sin remedio, by the way.

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