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El mercado dictó sentencia: Europa ES la nueva Japón
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Alberto Artero

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El mercado dictó sentencia: Europa ES la nueva Japón

Echen un vistazo a este cuadro. Expectativas a 10 años sobre el bono a 10 años en Europa y Japón.  La conclusión es unívoca. El mercado ha

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Echen un vistazo a este cuadro, gentileza de Sober Look. Expectativas a 10 años sobre el bono a 10 años en Europa y Japón.

La convergencia es innegable. El mercado ha dictado sentencia. Europa ES la nueva Japón, al menos por lo que los inversores descuentan de la rentabilidad futura de su renta fija.

Ahora váyanse a estos otros cuadros que tomo de Zero Hedge. Tendrán que ampliarlos para poder leerlos correctamente.

En ellos se comparan con base 1991 y 2008, fechas que Goldman Sachs fija para el inicio de las crisis en las respectivas regiones, de izquierda a derecha y de arriba abajo, la evolución del PIB Real, ajustado por el alza del coste de la vida; la inflación subyacente; los tipos de interés y la evolución del balance del banco central; el porcentaje de gasto público sobre PIB; la tasa de paro;el crédito al consumo en proporción a la riqueza nacional;el crecimiento de los salarios nominales;el tipo de cambio efectivo y la proyección de gente en edad de trabajar en relación con el total.

La comparativa impresiona por sus similitudes. No sólo eso; si se replicara el patrón japonés, en términos de precios y salarios, lo peor para la Eurozona estaría por llegar.

Cuando menos, impactante.

Hay que recordar que todo esto ha sucedido mientras en Japón se llevaba a cabo la mayor expansión monetaria y fiscal de su historia, algo que Draghi y Juncker quieren ahora replicar en la Vieja Europa. Ninguna de las dos patas de la política económica funcionó allí. De hecho, da la impresión, al calor de las gráficas, que han contribuido poco a paliar la situación. Más bien lo contrario. Está por ver si lo van a hacer aquí, toda vez ambos territorios participan de problemas similares en cuanto a demografía, restructuración bancaria, tipos de interés cercanos a cero o exceso de deuda pública, entre otros elementos comunes, a los que se une en nuestro caso el problema del paro.

¿No hay solución? Sin duda, sí.

Pero, por más que se empeñen algunos, no pasa por la socialdemocracia,sino por el liberalismo moderado, aquel para el que el Estado pone límites basados en la seguridad y la subsistencia del conjunto. Lo que de verdad ha fallado en Japón es el cortoplacismo, el celo electoral de unos políticos miopes, incapaces de asumir las reformas estructurales necesarias para hacer sostenible el sistema y fomentar la iniciativa privada, que es la única que puede crear empleo y riqueza productiva.

La tercera flecha de Abe, la de los cambios en el modelo, ha quedado en el olvido siendo, como en el caso de Europa, la que tiene la clave para salir de esta situación. Lo que se está haciendo hasta ahora no sólo se limita a ayudar a la economía financiera, puro humo que se retroalimenta, sino que polariza la sociedad hasta el punto de poner en riesgo sucohesión y facilitar los extremismos, como ha quedado demostrado.

A nadie le interesa, sin embargo, tomar nota.

La política hace tiempo que dejó de trascender a sus mediocres actores, incapaces de pensar como estadistas. Los votantes se sienten abandonados por unas elites en busca de su perpetuación. Y la democracia se pervierte hasta el punto de no ser reconocida en su esencia: la elección de los mejores en busca de lo mejor para todos.

Terreno abonado para advenedizos y oportunistas.

En fin.

Echen un vistazo a este cuadro, gentileza de Sober Look. Expectativas a 10 años sobre el bono a 10 años en Europa y Japón.

Eurozona Estímulos económicos PIB Japón Mario Draghi Gasto público Banco Central Europeo (BCE)