Es noticia
España será monárquica o no será: loa a Felipe VI
  1. Mercados
  2. Valor Añadido
Alberto Artero

Valor Añadido

Por

España será monárquica o no será: loa a Felipe VI

Ha conseguido Felipe VI lo que su padre llevaba años sin lograr: que una buena parte de los españoles decidieran posponer la cena de Nochebuena para

Ha conseguido Felipe VI lo que su padre llevaba años sin lograr: que una buena parte de los españoles decidieran posponer la cena de Nochebuena para escuchar su discurso navideño anual. No sólo eso, su intervención se convirtió, estoy seguro, en parte central de las conversaciones de esa noche. No dejó indiferente ni por la forma, en algunos aspectos discutible, ni por el fondo, susceptible siempre de ser discutido. Ese es su mérito. Si quería despertar las conciencias, lo logró con creces. Si alguien dudaba de que está dispuesto a asumir el liderazgo enérgico que España necesita, disipó por completo tales incertidumbres. España tiene Rey, un rey capaz de recuperar nuestra ilusión colectiva como nación. Ahora que le dejen.

Abordó los temas que había que abordar y lo hizo con la visión de quien es parte de la sociedad que le rodea y no vive encerrado en un palacio. Cierto, se ciñó al marco constitucional que le justifica. No obstante, su constante apelación al 78 fue más sentimental que dogmática. De hecho, sus palabras sobre el tema catalán rezumaban “espíritu de la Transición”, esto es: voluntad de renuncia colectiva en aras del bien común. Corazón frente a la razón. Es evidente, sin embargo, que no es posible una regeneración de los poderes del Estado como la reclamada por su Jefe sin reformar de manera radical aquello que contribuye a su podredumbre y alejamiento de la ciudadanía y que, en cierto modo, viene consagrado en la Carta Magna. Quien tenga oídos para oír…

Destacó el Rey en su discurso lo que España ha conquistado como pueblo en las últimas décadas, algo de lo que nos debemos sentir orgullosos. Y tiene razón. Es propio de las sociedades inmaduras fijarse únicamente en sus carencias y no en todo aquello que ha logrado gracias al empujey el esfuerzo común de tantos y tantos. Nuestro país lleva un enorme camino recorrido en el ámbito civil, económico y social. Dejarse arrastrar por el derrotismo o la eterna reivindicación sería una traición a nuestra historia más contemporánea y a quienes la han hecho posible. Es verdad, los años de crisis no han situado frente al espejo de nuestras ilusiones frustradas, pero el punto de partida es mucho mejor que en cualquier momento de nuestro pasado más reciente. Hizo bien el monarca en recordarlo.

Emergió Felipe VI como la única figura capaz de conciliar a su alrededorlos intereses de una buena parte de los españoles. Su intervención, de hecho, puso en valor el papel de la monarquía, hasta el punto de recordarnos al rol jugado por su padre más de 30 años atrás, cuando España también dudaba de su identidad. De hecho, no hay figura en el horizonte que se le pueda oponer a la hora de tirar del carro colectivo y de liderar el imprescindible progreso, avance y mejora, que la patria necesita. Es el único estadista al que nos podemos aferrar. La política profesional da asco mientras que la apócrifa, con su estrategia de tierra quemada, da miedo. Hoy me atrevo a afirmar, al calor del discurso del Rey y en el punto en el que estamos, que España será monárquica o no será. O, si no, al tiempo.

Buena semana a todos.

Ha conseguido Felipe VI lo que su padre llevaba años sin lograr: que una buena parte de los españoles decidieran posponer la cena de Nochebuena para escuchar su discurso navideño anual. No sólo eso, su intervención se convirtió, estoy seguro, en parte central de las conversaciones de esa noche. No dejó indiferente ni por la forma, en algunos aspectos discutible, ni por el fondo, susceptible siempre de ser discutido. Ese es su mérito. Si quería despertar las conciencias, lo logró con creces. Si alguien dudaba de que está dispuesto a asumir el liderazgo enérgico que España necesita, disipó por completo tales incertidumbres. España tiene Rey, un rey capaz de recuperar nuestra ilusión colectiva como nación. Ahora que le dejen.

Monarquía Rey Felipe VI