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Pánico (justificado) entre los exportadores españoles
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Alberto Artero

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Pánico (justificado) entre los exportadores españoles

El retraso injustificado de la venta del 50,25% que Patrimonio mantiene en CESCE ha colapsado su actividad. Mientras, siniestros socios potenciales asoman por el horizonte

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Andan revueltas las aguas en el sector exportador español.

Resulta que, tras años de dimes y diretes, de retrasos injustificados y de farragosos trámites administrativos, la privatización de CESCE, sociedad española de seguro a la exportaciónque gestiona, entre otras, la cuenta del estado -ocho mil millones de euros de coberturas directas, indirectas y avales-se encuentra por fin encima de la mesa.

Pese a que, de inicio, el interés por hacerse con el 50,25% en manos públicas fue enorme, el propio pliego de condiciones de la venta ha limitado de forma sustancial el número de potenciales compradores, toda vez que el adjudicatario no puede ser titular de servicios ‘públicos’ similares en otros países. Una restricción que ha dejado fuera a actores de tanto calado como, por ejemplo, Mapfre, que desempeña tal papel en Alemania.

Fruto de ese filtro, ha emergidoen las últimas semanas como candidato principal a hacerse con la firma propiedad del patrimonio dela sociedad de origen chino Fossum, que adquiriera año y pico atrás Fidelidade, una de las principales aseguradoras de Portugal.

Dicha posibilidad ha hecho saltar las alarmas en los exportadoresnacionales,que han entrado en modo pánico.

No en vano, el aseguramiento de sus operaciones internacionales va indefectiblemente precedido de la correspondiente memoria económica que incluye datos sensibles como facturación, rentabilidad, plazos o financiación. Una información que, en manos de un competidor de la envergadura de China, podríahacer mucho daño a los vendedores españoles de proyectos o servicios.

El miedo vendría justificadopor el hecho de que no está claro quién es el dueñoúltimo de la firma asiática, toda vez que el rastro de la titularidad final de su accionariado se pierde en Hong Kong. Una opacidad que lleva a los agentes patrios, el miedo es libre, a temerse lo peor.

De ahí que se estén movilizando para que el Ministerio de Economía y Competitividad, que es quien está liderando el proceso, desarrolle limitaciones adicionales que velen por la transparencia, la permanencia o la incompatibilidad al menos durante el tiempo en que CESCE seguirá vinculada a la acción administrativa, esto es: ocho años.

La nueva regulación bloquea su actividad

Por si fuera poco el embrollo, resulta que la normativa reguladora de la sociedad como entidad privada está yaen vigor… sin que exista un propietario particular de CESCE.

Una situación de interinidad que ha provocado el bloqueo de su actividad y la exportadorade industrias extraordinariamente dependientes de estas garantíaspara asegurar la venta y el cobro de lo vendido, caso de la de bienes de equipo que lleva meses sin que se le apruebe una operación para desesperación de sus integrantes.

¿Por qué?

Se ha sustituido el esquema de funcionamiento anterior por unaComisión de Riesgos por cuenta del Estado, formada por catorce miembros, que peca de un problema esencial: carecer de alguien que sepa de… análisis de riesgos, papel que antes cumplían los bancos (otro 48% del capital). No hay quien quiera mojarse en transacciones que, si se elevan a este Comité -a más a más no remunerado-es precisamente por escapar del ámbito de la acción de las firmas del sector debido a su complejidad o volumen.

Un problema que, en principio, se solucionaría mediante la dotación de medios y conocimientos necesarios para la toma de decisiones por parte de un adquirente. Ese que no está y, de momento, no se le espera.

Ya saben en cualquier caso como es el modo en el que Rajoy hace las cosas, procrastinando, esto es: dilatando innecesariamente los procesos. El problema es que si la venta no se culmina antes del verano, será difícil que lo haga después con una elecciones generales en ciernes. Cualquier dilación adicional es más quecontraproducente, visto lo visto.

Y si hay algo que España no se puede permitir es que todo quede tan empantanado como ahora, frenando las posibilidades de desarrollo del componente del P.I.B. al que nuestra economía se pudo aferrar durante la crisis para evitar su colapso.

¿No creen?

Andan revueltas las aguas en el sector exportador español.

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