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La pesca de la trucha en Washington
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Javier Pérez de Albéniz

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La pesca de la trucha en Washington

Solo unas horas antes de que se celebrasen las elecciones en Estados Unidos, Lorenzo Milá hablaba para el Telediario de mediodía desde una tienda de regalos

Solo unas horas antes de que se celebrasen las elecciones en Estados Unidos, Lorenzo Milá hablaba para el Telediario de mediodía desde una tienda de regalos electorales de Chicago, ciudad a la que se había desplazado desde su refugio en Washington para cubrir la recta final de la campaña de Barack Obama. Me sorprendió la imagen. No por las camisetas y tazas con el nombre de Romney, una horterada, ni por las burdas figurillas de Obama, una versión de nuestros caganets incorporados y con los pantalones subidos. No. Me impresionó porque hacía mucho, mucho tiempo, que no veía a Lorenzo Milá sin el croma (o lo que sea) de la Casa Blanca detrás.

Las cosas cambian para que nada cambie. Por tanto, lo mejor es que todo siga como está: Obama ha sido reelegido, circunstancia que no parece afectar demasiado al poder financiero, que es quien toma las decisiones. El presidente seguirá vendiendo sueños

Parece mentira que a un pescador de mosca como Milá, al que hemos visto en 'Jara y Sedal' (TVE) con el agua hasta la cintura, le cueste tanto abandonar la oficina cuando trabaja para los informativos de TVE. El corresponsal es una estrella, tanto en prensa como en televisión: un emisario, un nuncio, un embajador... Y ya se sabe lo que pasa: se aburguesan. Si proyectas tu sombra en el río, cuenta que tu día has perdido. Milá se mojaba más pescando truchas en La 2 que como corresponsal en el Telediario estrella de La 1.

No como Sánchez Dragó, uno de los ojitos derechos de Pedro J., capaz de escribir en El Mundo la siguiente reflexión: "La llegada de un mulato a la Casa Blanca, lejos de cerrar la herida racial de la nación, la ha infectado". En esa línea de periodismo-ficción, La Razón titulaba en portada el pasado miércoles, día en que EE.UU. volvía a confiar en Obama, con una opinión: "Estados Desunidos de América".

Volvamos a Milá, que en su refugio de Washington permanece ajeno a los cambios en la dirección de TVE. ¿Y si fuese esa la norma en los USA? Las cosas cambian para que nada cambie. Por tanto, lo mejor es que todo siga como está: Obama ha sido reelegido, circunstancia que no parece afectar demasiado al poder financiero, que es quien toma las decisiones. Obama seguirá vendiendo sueños, Milá pescando truchas... “Quizá lo más cercano a la perfección sean esos enormes agujeros totalmente vacíos que los astrónomos han descubierto hace poco en el espacio. Si no hay nada en ellos, ¿cómo puede ir mal alguna cosa?”, escribió Richard Brautigan en su clásico underground La pesca de la trucha en América.

Solo unas horas antes de que se celebrasen las elecciones en Estados Unidos, Lorenzo Milá hablaba para el Telediario de mediodía desde una tienda de regalos electorales de Chicago, ciudad a la que se había desplazado desde su refugio en Washington para cubrir la recta final de la campaña de Barack Obama. Me sorprendió la imagen. No por las camisetas y tazas con el nombre de Romney, una horterada, ni por las burdas figurillas de Obama, una versión de nuestros caganets incorporados y con los pantalones subidos. No. Me impresionó porque hacía mucho, mucho tiempo, que no veía a Lorenzo Milá sin el croma (o lo que sea) de la Casa Blanca detrás.