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Bush se despide de Europa y nadie le echa de menos en España
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Antonio Casado

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Bush se despide de Europa y nadie le echa de menos en España

Con su visita a Nikolas Sarkozy, en Paris, se termina el último viaje de George Bush a Europa antes de abandonar la Casa Blanca. Que un

Con su visita a Nikolas Sarkozy, en Paris, se termina el último viaje de George Bush a Europa antes de abandonar la Casa Blanca. Que un mal viento se lo lleve. Es curioso que, en el último paso de tan lamentable personaje por el Viejo Continente, nadie ha echado de menos una escala en Madrid. Ni falta que hacía, por supuesto, pero constato la oportunidad malograda por el antizapaterismo militante. Esto es lo nuevo.

Me refiero a quienes entre nosotros llevaban cuatro años con el raca-raca del mal cartel de Zapatero en la Casa Blanca y los desprecios de Bush al sucesor de Aznar en Moncloa. Tal vez demasiado ocupados en rezar a la alcaldesa de Morón, María Auxiliadora, para que los camioneros terminen arrollando a Zapatero (políticamente, se entiende), han dejado pasar la ocasión de señalar este nuevo desprecio de Bush, que se va sin despedirse de España, su fiel aliado en la guerra de Iraq, en su viaje de esta semana a la Unión Europea.

Casi mejor. Les hubiera vuelto a comprometer con su reivindicación de la foto de las Azores, en la que aparecía nuestro Aznar, el de "creánme, en Iraq hay armas de destrucción", el de la noble cruzada para evitar que España acabase en el rincón de la historia y el de la doctrina compartida con Bush y Blair de que todo lo hicieron por nuestro bien. Ahora resulta que, según dijo el otro día en Berlin, George Bush no lamenta en absoluto la invasión de Iraq en aquella desdichada primavera de 2003. Al parecer, todo fue un problema de lenguaje. Es decir, de palabras o expresiones mal empleadas. "Nos falló la retórica", ha dicho, por haber utilizado expresiones tan agresivas o tan antipáticas como "vivos o muertos", "a por ellos", etc...

Es cosa de risa esto de utilizar la comunicación como un gran burladero de doble uso, para lo bueno y para lo malo. El "lo hacemos bien pero lo comunicamos mal" es una cantinela de roto y de descosido. En España lo han utilizado los tres últimos presidentes (González, Aznar y Zapatero), pero es la primera vez que alguien lo utiliza no para disculparse por haber hecho mal las cosas sino por no haberlas hecho todavía peor. Por culpa del lenguaje, hay que joderse. Al menos Aznar no le echa la culpa a la comunicación cuando reivindica la foto de las Azores. Tampoco lo hacen sus aguerridos seguidores, antimarianistas y neocons en retirada ("Gracias Aznar por ocho años maravillosos", reza el lema de uno de estos grupos) cuando hacen chanzas y cuchufletas con la Alianza de Civilizaciones como la punta de lanza de la nueva política exterior de Moncloa.

Al margen de la capacidad de comunicación de unos y otros, no hay color. Si hemos de comparar una política exterior que consiste en terminar apoyando la invasión militar de un país miembro de las Naciones Unidas con la que desemboca en la llamada Alianza de Civilizaciones, por ingénua que sea, yo prefiero la ingenuidad de Zapatero.

Compárese con la astucia de Aznar, cuyo objetivo era el de convertirse en costalero de Bush, por aquello del sol que mas calienta. La pena, para él, fue el apagón de aquella estrella. Resultó un supuesto incumplido el plan de investir a Estados Unidos como el gran gendarme global, so pretexto de la lucha contra quienes enseñaron sus garrras el 11-S. Pero todos esos planes de Bush ya son papel mojado. Y en España nadie le ha echado de menos en su séptimo y ultimo viaje a Europa, antes de irse por la puerta de atrás.

Con su visita a Nikolas Sarkozy, en Paris, se termina el último viaje de George Bush a Europa antes de abandonar la Casa Blanca. Que un mal viento se lo lleve. Es curioso que, en el último paso de tan lamentable personaje por el Viejo Continente, nadie ha echado de menos una escala en Madrid. Ni falta que hacía, por supuesto, pero constato la oportunidad malograda por el antizapaterismo militante. Esto es lo nuevo.

George W. Bush