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Crónica de sucesos "políticos" y "judiciales", valga la redundancia
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Antonio Casado

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Crónica de sucesos "políticos" y "judiciales", valga la redundancia

Las señales de alarma no están precisamente en el poco creíble clarinazo del presidente Zapatero cuando advierte de que no consentirá que se intimide a los

Las señales de alarma no están precisamente en el poco creíble clarinazo del presidente Zapatero cuando advierte de que no consentirá que se intimide a los jueces. ¿Tal vez se propone llevar ante el Tribunal Supremo a la presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, por referirse a Garzón como “un juez socialista”?¿Cómo piensa Zapatero impedir que Mariano Rajoy, líder del principal partido de la oposición, vea en el juez Garzón el instrumento de una “causa general” contra el PP?

 

La tarea de proteger la independencia de un juez en el ejercicio de su función corresponde al Consejo General del Poder Judicial. Pero, ay, el CGPJ ni está ni se le espera. Y su presidente, Carlos Dívar, ha decidido quedar expuesto en lo más alto del bullicioso retablo, como un dios menor de Peridis, mientras crece la tensión entre el vicepresidente, Fernando de Rosa, y la portavoz, Gabriela Bravo, que se acusan mutuamente de mezclar opiniones personales con la posición del Consejo.

 

Dívar no se moja. No ejerce. Se esconde. No quiere mirar hacia abajo, donde hay una guerra civil larvada de nueve contra nueve (vocales nombrados a propuesta del PSOE, en igual número que los nombrados a propuesta del PP), en la que de ninguna manera quiere participar. Por tanto, ya se cuida de pronunciarse sobre el riesgo de perder a Montesquieu en la conjura de los venados (las infaustas jornadas cinegéticas del ministro Bermejo y el juez Garzón) o en el desparpajo verbal de los dirigentes del PP cuando tratan como un prevaricador al juez del caso Gürtel.

 

Puestos a detectar señales de alarma respecto al funcionamiento del Estado de Derecho, la frase que pide mármol es del excelente periodista Vicente Vallés (TVE, canal 24 horas) quien, al referirse el viernes por la noche a los sucesos “políticos y judiciales” de la jornada, añadió: “Valga la redundacia”. Demoledor. Lo que hace Vicente es constatar el amontonamiento de jueces y gobernantes en la percepción de la opinión pública ¿Es que no es lo mismo? ¿Es que las hazañas de jueces y políticos, que llegan al telediario en manufacturas inseparables, no forman parte de la misma batalla por el poder entre la derecha de siempre y la izquierda de siempre?

 

No. No es lo mismo, aunque lo parezca por el envilecimiento de un debate en el que los titulares de las

instituciones han renunciado a la pedagogía. Y por culpa de una clase política poco ejemplar en el respeto al normal funcionamiento del Estado de Derecho, como los clubs que se pasan el día denunciando las preferencias arbitrales en vez de utilizar los instrumentos que un sistema tan garantista pone a disposición de quienes se sienten acosados e indefensos: denuncias, recusaciones, recursos a instancias de mejor criterio, etc.

 

Si la dirección del PP pregona a los cuatro vientos que Garzón ha abierto una causa general a su partido, con especial inquina y en manifiesta connivencia con el Gobierno, o que está imputando a altos cargos del PP sin ser competente para ello, está describiendo una conducta prevaricadora. Lo que procede entonces es recusar al juez. Ya lo hizo, sin éxito, porque formalmente no estaba personado en la causa. Pues que lo denuncie sin tardanza ante el Tribunal Supremo. Está en su derecho. Lo irresponsable es aplicar a un juez los códigos de una batalla estrictamente política. En el ejercicio de su función jurisdiccional el juez sólo solo habla a través de la redacción de un auto o una sentencia. No puede ni debe asumir los códigos propios de un debate político. Por tanto, no es menor su indefensión que la supuesta indefensión de la que habla el PP a medida que se van conociendo detalles de la trama de sinvergüenzas destapada en la llamada “operación Gürtel”.

Las señales de alarma no están precisamente en el poco creíble clarinazo del presidente Zapatero cuando advierte de que no consentirá que se intimide a los jueces. ¿Tal vez se propone llevar ante el Tribunal Supremo a la presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, por referirse a Garzón como “un juez socialista”?¿Cómo piensa Zapatero impedir que Mariano Rajoy, líder del principal partido de la oposición, vea en el juez Garzón el instrumento de una “causa general” contra el PP?

Mariano Rajoy CGPJ Carlos Dívar