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País Vasco: la abstención es la gran aliada de los socialistas
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Antonio Casado

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País Vasco: la abstención es la gran aliada de los socialistas

La diaria toma de temperatura al electorado vasco encargada por el PSOE (los famosos “tracking”) repetía ayer los datos que hacen verosímil el vuelco: 27-28 escaños

La diaria toma de temperatura al electorado vasco encargada por el PSOE (los famosos “tracking”) repetía ayer los datos que hacen verosímil el vuelco: 27-28 escaños para el PSE, 26-27 para el PNV, 12-13 para el PP. Un día más los sondeos auguran que las dos fuerzas políticas comprometidas con la Constitución Española sumarían al menos 38 escaños (mayoría absoluta) en la peor de las hipótesis. De confirmarse en el recuento del domingo por la noche supondría sacar a los nacionalistas de Ajuria Enea después de 30 años al frente del Gobierno vasco.

Prudente optimismo en el equipo de Patxi López, donde ayer especulaban con una victoria socialista mínima en escaños, aunque por detrás del PNV en votos. Gracias, entre otras cosas, a la campaña de los adversarios. Su pregón sobre la unidad de todos los vascos (“nacionalistas y no nacionalistas, derecha e izquierda, creyentes y no creyentes”) ha contado con la inestimable colaboración del PNV y del PP. Ambos han contribuido a centrarle. Tal cual: mientras que Basagoiti acusa a Patxi López de querer aparearse con los nacionalistas, Ibarretxe le acusa de querer aparearse con los españolistas del PP.

El “pero” al optimismo reinante en las filas socialistas está en las cifras de participación. Si en Galicia el absentismo se detecta entre los votantes del PSOE, en el País Vasco se detecta entre los del PNV. Y se proyecta en las encuestas, con unas franjas de indecisos y de abstencionistas sospechosamente altas. Aunque está por ver que se proyecte también en las urnas. Se trata de saber si a la hora de la verdad el voto desencantado del PNV, que ahora se confiesa abstencionista o tiende a dispersarse en otras opciones (EA, Aralar, EB o incluso PSE), acabará votando de nuevo por el partido hegemónico en la reciente historia del País Vasco.

En otras palabras, la eventual victoria de los socialistas en las elecciones del domingo depende de la participación. Cuanto más baja sea, más posibilidades tiene el PSOE de ser primera fuerza. Por eso la abstención se ha convertido en su gran aliada.

De alianzas para la gobernabilidad hablaremos la noche electoral, a la vista de la aritmética parlamentaria que alumbren las urnas. Pero solo cabe manejar dos hipótesis. Una, Gobierno monocolor de Patxi López con pactos ocasionales (PP y PNV, básicamente), según el modelo de “geometría variable” aplicado por Zapatero. Y otra, un nuevo Gobierno Ibarretxe, con reedición del “tripartito”, o no, que eso ya sería secundario. Absténganse los amantes de emociones fuertes que sugieren gobiernos de coalición PSOE-PNV o PSOE-PP. Ni lo uno ni lo otro está, ni de lejos, en la cabeza de Zapatero o en la de Patxi López, máximos responsables de la única fuerza que cotiza al alza en las urnas vascas.

La noche electoral también será la ocasión de comprobar otras incógnitas más o menos relevantes de estas elecciones. Por ejemplo, si había o no había voto oculto del PNV, el arraigo de Aralar como alternativa no violenta para votantes huérfanos de Batasuna, si finalmente el partido de Rosa Díez consigue un escaño por Alava y si Juan José Ibarretxe nos anuncia su marcha de la política en caso de retroceso sensible en la facturación electoral del PNV. Pero la pregunta del millón para la noche del domingo es, insisto, la de si el recuento de los votos dará para anunciar un Gobierno vasco comprometido con la Constitución Española, que es lo que hemos venido echando de menos durante las tres últimas décadas.

La diaria toma de temperatura al electorado vasco encargada por el PSOE (los famosos “tracking”) repetía ayer los datos que hacen verosímil el vuelco: 27-28 escaños para el PSE, 26-27 para el PNV, 12-13 para el PP. Un día más los sondeos auguran que las dos fuerzas políticas comprometidas con la Constitución Española sumarían al menos 38 escaños (mayoría absoluta) en la peor de las hipótesis. De confirmarse en el recuento del domingo por la noche supondría sacar a los nacionalistas de Ajuria Enea después de 30 años al frente del Gobierno vasco.

Patxi López