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La espantada de Kosovo: un gol del Gobierno en propia meta
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Antonio Casado

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La espantada de Kosovo: un gol del Gobierno en propia meta

La espantada de Kosovo pasó ayer por el Senado y pasará esta tarde por el Congreso. Al Parlamento le toca ser caja de resonancia de la

La espantada de Kosovo pasó ayer por el Senado y pasará esta tarde por el Congreso. Al Parlamento le toca ser caja de resonancia de la pugna entre el poder y la oposición. Pero si se pierde la inmediatez también se pierde la viveza en el debate político sobre los asuntos frescos de la agenda. Ahí encaja esta jugada tonta del Gobierno que subirá al marcador como gol en propia meta, aunque el PSOE haya conseguido librar al presidente, Rodríguez Zapatero, de una comparecencia inmediata ante el pleno de la Cámara.

Siempre nos quedarán las preguntas, el aquí te pillo y aquí te mato en las sesiones de control. Ayer tarde tocaba en el Senado, donde Zapatero recurrió a la guerra del Iraq en su habitual cruce con Pío García Escudero. Al portavoz del PP le pidió “un poco de pudor” (alusión al envío de tropas en contra de la legalidad internacional). Pobreza argumental en la réplica del presidente. Tiene razón en lo de Iraq pero eso no sirve para explicar el desbarajuste por lo de Kosovo. La ministra Chacón, a su vez, reconoció “errores de forma” y algunos “equívocos” como causa de este alarde del Gobierno en el arte de la chapuza.

Más ruido promete el cruce Rajoy-Zapatero de hoy por la mañana en el Congreso, con las elecciones europeas a la vuelta de la esquina. Primero, en el debate sobre el último Consejo Europeo. Y luego en turno de preguntas. La del presidente del PP: “¿Cree usted que preside un Gobierno cuyas actuaciones generan confianza y certidumbre, a la vista de las reacciones internacionales de las últimas decisiones del Ejecutivo?”. Y una más de la diputada Beatriz Rodríguez Salmones, la misma que en sus primeras declaraciones aplaudió la retirada de nuestras tropas, de Kosovo, como el portavoz de Asuntos Exteriores, Gustavo de Arístegui. En todas partes cuecen habas.

De todos modos, absténganse los consumidores de emociones fuertes. Ruido y poco más en el vistazo que el Parlamento le echa hoy a la desdichada actuación del Gobierno en un tema sensible de la política europea. Y de la española, ojo. El dirigente ruso, Vladimir Putin, totalmente adverso a la independencia de Kosovo, al igual que España, mencionó hace un año al País Vasco como otro enclave europeo que podría apuntarse al precedente kosovar para reclamar su propio Estado. Y aquel balón lo remató al instante el Gobierno vasco: “Un ejemplo a seguir”, sentenció su todavía portavoz, Miren Azcárate.

Algunos nacionalistas vascos y catalanes no perderán ocasión de aprovechar el paso del Pisuerga por Kosovo para darnos la tabarra con el derecho de autodeterminación de los pueblos. No es lógico que el Gobierno de la Nación les de licencia para fantasear. Pero es lo que viene haciendo junto a sus aliados (KFOR), que encubren el apadrinamiento al nuevo Estado en su fundacional misión estabilizadora de la zona.

El sentido de la retirada de nuestros soldados es poner fin a esa contradictoria posición oficial de España. Pero se ha hecho tarde. Y mal. La escenificación de la medida, con lamentables y clamorosas evidencias de descoordinación interna y externa, se ha hecho rematadamente mal. Por la misma forma de anunciarla, sin consulta previa, sin comunicación parlamentaria, sin cálculo previo de sus efectos y dejando en ayunas a una parte del Gobierno. Una prueba más de la falta de pulso de Zapatero desde el batacazo gallego y la pérdida de costaleros parlamentarios, mientras la negrura de la crisis económica sigue haciéndose cada vez más espesa. Ya lo escribí el lunes y me reitero hoy.

La espantada de Kosovo pasó ayer por el Senado y pasará esta tarde por el Congreso. Al Parlamento le toca ser caja de resonancia de la pugna entre el poder y la oposición. Pero si se pierde la inmediatez también se pierde la viveza en el debate político sobre los asuntos frescos de la agenda. Ahí encaja esta jugada tonta del Gobierno que subirá al marcador como gol en propia meta, aunque el PSOE haya conseguido librar al presidente, Rodríguez Zapatero, de una comparecencia inmediata ante el pleno de la Cámara.

Carme Chacón