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La sombra de una moción de censura ya planea sobre el debate político
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Antonio Casado

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La sombra de una moción de censura ya planea sobre el debate político

Mariano Rajoy (“Este Gobierno no aguanta ni medio año”) volvió a hablar ayer de la moción de censura. Mejor dicho, volvieron a preguntarle los periodistas y

Mariano Rajoy (“Este Gobierno no aguanta ni medio año”) volvió a hablar ayer de la moción de censura. Mejor dicho, volvieron a preguntarle los periodistas y él recurrió a las generales de la ley: la moción de censura nunca se anuncia. O sea, que si el PP decide echar mano de esta herramienta constitucional, pensada para derribar un Gobierno en medio de una Legislatura, solo lo hará público un minuto después de haber depositado la iniciativa en el registro de la Cámara.

No es casual que los periodistas pregunten y en los corrillos se especule. De ahí su relativa importancia. No tanto porque sea verosímil, al menos a corto plazo, que no lo es en absoluto, sino como reflejo del momento. Con un Gobierno económicamente desbordado y políticamente débil. Ese es el Zapatero alumbrado en las urnas de 1 de marzo. El que acaba de retratarse en su desdichada forma de gestionar la espantada de Kosovo. El que ayer estuvo acorralado por todos los grupos en el pleno del Congreso convocado para hablar de la última cumbre europea sobre la crisis económica.

En esa crisis se ahogó el incurable optimismo de Zapatero. Y en la carambola agridulce vasco-gallega se crearon las condiciones para perder a todos los nacionalistas como costaleros en el Congreso. La inestabilidad parlamentaria del Gobierno es un nuevo elemento de análisis de la situación política nacional. Y en éstas se acaba de cumplir el primer aniversario del triunfo del PSOE en las últimas elecciones generales sin nada que celebrar. Sólo una alegría en lo estrictamente político: el subidón electoral en el País Vasco y la ya más que seria posibilidad de que Patxi López se convierta en el próximo lehendakari. Varapalo electoral, por el contrario, en Galicia, donde las capas urbanas de la población, las más activas, castigaron a los socialistas por la crisis económica y las malas compañías (nacionalistas del BNG y su gobierno paralelo en la Xunta).

Malos presagios para las elecciones europeas de junio, en las que castigar al Gobierno en las urnas es gratis (los votantes siguen distanciados del Parlamento Europeo). Por tanto, Zapatero corre el riesgo de sufrir un nuevo revolcón electoral que, por contra, supondría una sobredosis de autoestima para Mariano Rajoy, ya crecido con la reconquista de Galicia y convencido de que la marca PP no sufrirá daños irreparables a consecuencia del escándalo del espionaje en el entorno de Esperanza Aguirre y todo lo que le cuelga a la llamada operación Gürtel. ¿Tan crecido, tan crecido, como para pensar en una moción de censura contra Zapatero?

Pudiera ser, si se consolidan los tres elementos que definen los rasgos de la foto fija y lastran la acción del Gobierno: debilidad de liderazgo, creciente negrura de la crisis económica e incierta base parlamentaria del Ejecutivo. El grave riesgo que corre Rajoy si presenta una moción de censura es que podría ganarla, si el resto de los grupos de la Cámara, hasta sumar al menos 176 votos, le toman la palabra. ¿Alguien cree seriamente que entonces que el simple relevo Zapatero por Rajoy, al frente de un Gobierno del PP, cambiaría el signo de la crisis económica y España empezaría la remontada?

En resumen, una moción de censura sólo tendría sentido no para echar a Zapatero sino para desgastarle un poco más. Es decir, como herramienta de la estrategia orientada a acorralar al Gobierno (como González contra Suárez en 1980) y reafirmar el liderazgo interno de Rajoy (como Hernández Mancha contra González en 1987). Es lógico. Las condiciones para que Rajoy pudiera echar a Zapatero mediante una moción de censura serían las mismas para que Zapatero adelantase las elecciones. Y en ese caso, como en el oeste, ganará el que desenfunde antes.

Mariano Rajoy (“Este Gobierno no aguanta ni medio año”) volvió a hablar ayer de la moción de censura. Mejor dicho, volvieron a preguntarle los periodistas y él recurrió a las generales de la ley: la moción de censura nunca se anuncia. O sea, que si el PP decide echar mano de esta herramienta constitucional, pensada para derribar un Gobierno en medio de una Legislatura, solo lo hará público un minuto después de haber depositado la iniciativa en el registro de la Cámara.

Mariano Rajoy