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ETA contraprograma al PNV en su disputa por amor a la patria vasca
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Antonio Casado

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ETA contraprograma al PNV en su disputa por amor a la patria vasca

Domingo de Resurrección fundacional y soñado por Sabino Arana para la patria vasca. Un clásico del romanticismo tardío que cursó en la reciente historia como Aberri

Domingo de Resurrección fundacional y soñado por Sabino Arana para la patria vasca. Un clásico del romanticismo tardío que cursó en la reciente historia como Aberri Eguna. Un picnic  antiespañolista orientado a mantener siempre con la guardia alta al nacionalismo. Nunca defrauda. Esta vez, con más motivo. En los últimos treinta años de historia democrática no había precedentes de un Aberri Eguna con el nacionalismo fuera del poder (estamos en ello). De ahí su patriótica ira contra la “zarzuela española” (Iñigo Urkullu dixit), con derivada criminal en un comunicado de ETA que deja en la mirilla del terrorismo al futuro gobierno de Patxi López.

 

Nada nuevo, en el fondo. Si acaso, el ataque de contrariedad del nacionalismo desdoblado –unos gobiernan, otros acojonan-, por los progresos del enemigo común en las urnas y en la lucha antiterrorista. Tampoco es novedad la contraprogramación de ETA a las celebraciones del PNV y demás fuerzas nacionalistas en su vieja disputa por la tutela de la patria vasca. Distintas formas de amarla: morir por ella, matar por ella. No es lo mismo, decía ayer el todavía lehendakari, Juan José Ibarretxe, en su ritual regañina a los cachorros del nacionalismo vasco.

Claro que, en la misma tacada, el jefe político de Ibarretxe, Iñigo Urkullu, relacionaba el acceso al gobierno de los socialistas de Patxi López, apoyados en el PP de Basagoiti, con la interesada ilegalización electoral de los amigos de ETA. Solo así, mediante una decisión tomada “en perjuicio del PNV”, afirmó, “podrán los socialistas gobernar contra la mayoría social de Euskadi”. Esos sí que son argumentos interesados. Urkullu olvida maliciosamente, en beneficio del PNV, por supuesto, que ser amigos de una banda terrorista tiene relevancia penal. Y ahí están las verdaderas razones de la exclusión electoral de los herederos de Batasuna en sus diversas operaciones de camuflaje.

 El propio comunicado de ETA, con el que la banda terrorista contraprogramó al PNV con motivo del Aberri Eguna, es una dosis de recuerdo, tan tóxica como todas las suyas, para cargar de razón la necesaria entente de los dos grandes partidos nacionales, PSOE y PP,  para la normalización democrática del País Vasco. Si ETA dice con toda claridad que su objetivo prioritario será el Gobierno de Patxi López, con no menos claridad se establece en el pacto firmado hace unos días por PSE y PP que el objetivo prioritario del nuevo Gobierno vasco es acabar con ETA “en todos los ámbitos”.

También los discursos de Ibarretxe y Urkullu de ayer, en la plaza Nueva de Bilbao, confirman la necesidad de un urgente proceso de desintoxicación nacionalista. Véase a Urkullu, como la vieja que pasó llorando, advertir de que pronto la bandera de España ondeará en Ajuria Enea. O a Ibarretxe afirmando que, aunque sea desde la oposición, el PNV seguirá siendo el “líder natural de Euskadi”.

Demasiados elementos tóxicos acumulados en el largo reinado del nacionalismo. El más dañino, la persistencia  de ETA, vasca y nacionalista por los cuatro costados. De ahí la necesidad, y la esperanza, de que se consolide la complicidad vasca de los dos partidos centrales del sistema. Con dos compromisos prioritarios. Uno, hacerle la vida imposible a ETA. Y dos, exclusión de las cuestiones identitarias de la agenda política.

Domingo de Resurrección fundacional y soñado por Sabino Arana para la patria vasca. Un clásico del romanticismo tardío que cursó en la reciente historia como Aberri Eguna. Un picnic  antiespañolista orientado a mantener siempre con la guardia alta al nacionalismo. Nunca defrauda. Esta vez, con más motivo. En los últimos treinta años de historia democrática no había precedentes de un Aberri Eguna con el nacionalismo fuera del poder (estamos en ello). De ahí su patriótica ira contra la “zarzuela española” (Iñigo Urkullu dixit), con derivada criminal en un comunicado de ETA que deja en la mirilla del terrorismo al futuro gobierno de Patxi López.

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