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Zapatero afronta el debate del estado de la Nación en su peor momento
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Antonio Casado

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Zapatero afronta el debate del estado de la Nación en su peor momento

Rodríguez Zapatero quiere derrotar a las encuestas en el debate sobre el estado de la Nación, convocado para mañana en el Congreso de los Diputados. Moncloa

Rodríguez Zapatero quiere derrotar a las encuestas en el debate sobre el estado de la Nación, convocado para mañana en el Congreso de los Diputados. Moncloa lo ve como otra de las actuaciones calculadas para devolverle el pulso al Gobierno, después de la remodelación ministerial, el acto de exaltación socialista de ayer en Vista Alegre y las nuevas medidas anticrisis cuyo pregón se ha reservado precisamente Zapatero para el debate de mañana.

Con un Gobierno económicamente acorralado y políticamente débil, y una opinión pública aquejada por el síndrome del piloto borracho, Zapatero afronta en su peor momento este nuevo cuerpo a cuerpo parlamentario con el líder de la oposición, Mariano Rajoy. Sin embargo, en Moncloa creen que, como en los tres debates anteriores, volverá a salir airoso.

Su intención es convertir el trance en un trampolín para encarar las elecciones europeas del 7 de junio, marcadas de antemano por una baja participación y la muy previsible derrota del PSOE. Dos lugares comunes en todas las encuestas y en la percepción general de la opinión pública, que Mariano Rajoy debería aprovechar como campo abonado para convencer a la Cámara de que su discurso es portador de una verdadera alternativa para salir de la crisis y devolver la confianza a los ciudadanos.

Si, por el contrario, el presidente del PP insiste en la morbosa descripción de nuestro desastroso panorama económico, sólo como un pretexto para practicar el tiro al blanco contra Zapatero, estaremos en las mismas. Y Rajoy tendrá que seguir cargando con el reproche de su incapacidad para despegarse en las encuestas cuando lo tiene todo a favor. De entrada, una de sus tareas será la de ganarse a los grupos minoritarios para las propuestas que presente como consecuencia del debate.

En cuanto a su adversario, Zapatero, sabemos que intentará desmentir la imagen de soledad parlamentaria que el Gobierno arrastra desde las elecciones autonómicas del 1 de marzo. Como ya les conté a ustedes el jueves pasado, busca el apareamiento con los partidos representados en la Cámara en base a las nuevas medidas que, para frenar la crisis económica y crear empleo, fueron adoptadas pero no difundidas en el Consejo de Ministros del  6 de mayo. Ya ha transcendido la más importante: la aplicación del salario social (en torno a los 400 euros mensuales, según las Comunidades Autónomas) a los parados que hayan agotado el subsidio por desempleo.

Es coherente con el discurso medular de Zapatero respecto a la crisis económica: inversión pública y protección social. No tanto con el de Rajoy, austeridad de gasto y rebaja de impuestos, que además viene rechazando políticas de unidad con el PSOE, salvo en el País Vasco. Por tanto, aquel tendrá muy fácil convencer a los grupos más a la izquierda (ERC, BNG, IU) y éste tendrá muy difícil explicar una eventual negativa de las autonomías gobernadas por el PP (la asistencia social está transferida) a conceder esta especie de salario de supervivencia, si lo conceden las otras.

Rodríguez Zapatero quiere derrotar a las encuestas en el debate sobre el estado de la Nación, convocado para mañana en el Congreso de los Diputados. Moncloa lo ve como otra de las actuaciones calculadas para devolverle el pulso al Gobierno, después de la remodelación ministerial, el acto de exaltación socialista de ayer en Vista Alegre y las nuevas medidas anticrisis cuyo pregón se ha reservado precisamente Zapatero para el debate de mañana.