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Alberto Saiz se defiende en el Congreso de las filtraciones basura
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Antonio Casado

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Alberto Saiz se defiende en el Congreso de las filtraciones basura

Nadie firma las acusaciones contra el jefe de los espías, Alberto Saiz. Vale todo. Pero hace bien en mostrar su disposición a rebatirlas. Donde toca, en

Nadie firma las acusaciones contra el jefe de los espías, Alberto Saiz. Vale todo. Pero hace bien en mostrar su disposición a rebatirlas. Donde toca, en sede parlamentaria. Y en sede judicial, qué remedio, si quienes le acusan de cosas tan graves tuvieran el valor y las pruebas para presentar la oportuna querella o llevar el asunto a la Fiscalía Anticorrupción.

 

De momento es ante la Comisión de Secretos Oficiales, que ejerce el control parlamentario sobre el uso de fondos reservados, donde hoy a mediodía comparece el director del CNI (Centro Nacional de Inteligencia). Acude dispuesto a facilitar cualquier tipo de documentación (billetes de avión, facturas) a todos y cada uno de los seis miembros de la comisión (tantos como grupos hay en la Cámara). A petición propia y con ánimo de defenderse de las acusaciones gestionadas por el diario El Mundo.

La materia prima consiste en filtraciones-basura procedentes del sector agraviado por los profundos cambios decididos por Saiz en el funcionamiento del centro. Es real el malestar de los agentes removidos, que han perdido influencia en la trastienda del CNI. Pero también es real que en estos últimos años el centro ha redoblado su eficacia en la lucha contra el terrorismo interior y exterior, por aumento de efectivos, nuevos sistemas de trabajo y distinta distribución de tareas. Esa es justamente la causa del malestar en la parte del personal que se siente perjudicada por los cambios.

El caso pasa hoy por el Congreso, después de su paso prolongado por las páginas preferentes del citado diario madrileño. Con supuestos graves en danza. Incluso delictivos, como malversación de fondos y tráfico de influencias. Siempre hilvanados en el anonimato de la fuente y el uso de condicionantes: “se dice”, “supuesto”, “parece ser”, “presuntamente”,  “según parece”, “según determinados agentes”. Una mala práctica cada vez más extendida en el periodismo español.

Sobre esa doble barandilla, la denuncia anónima y la media verdad, se arremete en línea editorial contra Alberto Saiz y se manufactura de forma irresponsable, a mi juicio, una imagen penosa del CNI. Estas cosas ocurren cuando el periodismo se convierte en palanca de las relaciones de poder. Quiénes aún de buena fe hayan seguido esta campaña de acoso contra Saiz  convendrán conmigo en que no se muestra al CNI como una  herramienta clave de la lucha antiterrorista sino como la vergüenza ajena de los servicios de inteligencia internacionales. El periódico lo proclamaba en su editorial de ayer: “Alberto Saiz lleva camino de convertir el CNI en el hazmerreír de la comunidad internacional de inteligencia”.

Eso sí, con una subordinada pérdida entre  líneas: “Si los hechos denunciados resultasen ciertos…”. Y a partir de ese condicional, leña al mono. Desde la descalificación a la persona (equilibrio emocional, criterios profesionales, cociente intelectual…) hasta la “presunta” “utilización de fondos públicos para fines privados”. El periódico dice “presunta” pero editorializa como si todo estuviera ya más que demostrado. Los articulistas del diario tampoco se han quedado atrás en el verbo denigratorio contra Saiz. Sin embargo, lo único que conocemos hasta ahora, a ciencia cierta, es la afición de Saiz por la pesca, inmortalizada con foto ad hoc sobre un catamarán.

Nadie firma las acusaciones contra el jefe de los espías, Alberto Saiz. Vale todo. Pero hace bien en mostrar su disposición a rebatirlas. Donde toca, en sede parlamentaria. Y en sede judicial, qué remedio, si quienes le acusan de cosas tan graves tuvieran el valor y las pruebas para presentar la oportuna querella o llevar el asunto a la Fiscalía Anticorrupción.