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Alfonso Sastre y el chantaje histórico del nacionalismo vasco
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Antonio Casado

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Alfonso Sastre y el chantaje histórico del nacionalismo vasco

Encantados con la operación antiterrorista de ayer en Usurbil, explicada con detalle por Antonio Camacho, número dos del Ministerio del Interior. Más vale pájaro en mano

Encantados con la operación antiterrorista de ayer en Usurbil, explicada con detalle por Antonio Camacho, número dos del Ministerio del Interior. Más vale pájaro en mano (detenciones, eficacia policial) que ciento volando (diálogo, negociación). Así que después de los tres gatillazos históricos en el intento de acabar con ETA por las buenas (el de González, el de Aznar, el de Zapatero), sólo cuenta la vía policial. Tanto en la sensibilidad de la sociedad como en las intenciones de los gobernantes. Como diría el lehendakari López, nos limitaremos a enseñar el camino de la cárcel a estas criaturas del fascismo camuflado en los pliegues del nacionalismo vasco.

 

Ante operaciones policiales como la de ayer, y las que han de venir (“Hay mucha gente como mi marido. Y cada día van a salir más y más”, decía la viuda del inspector Puelles), se me antoja irrelevante, lejana, aburrida, la controversia sobre si el fiscal y el abogado del Estado deben empapelar a Alfonso Sastre por su amenazante artículo en el Gara.

No menos aburrido y obsoleto sería dedicarle un turno a las tonterías que Iñigo Urkullu, número uno del PNV, ha escrito en su blog respecto a los protagonismos desatados, según él, en el multitudinario homenaje y otros actos de despedida al policía asesinado el viernes pasado en Arrigorriaga. Prefiero quedarme con la contundencia hasta ahora inédita de un lehendakari. Y con la valerosa dignidad de Paquita, la viuda de Puelles, que dijo verdades sin maquillar. Por ejemplo: los etarras encarcelados por delitos de sangre son asesinos y no presos políticos.

Lo de Sastre, cabeza visible del último disfraz electoral de los amigos de ETA, es de manual. Doctrina oficial del nacionalismo vasco: ETA es un producto del “conflicto” y, por tanto, seguirá matando mientras no se resuelva el “conflicto” ¿Una amenaza? Más grave incluso que una amenaza. Es el chantaje histórico de los nacionalistas formulado en términos políticos, que no se ajustan a lo descrito en el Código Penal para tipificar el delito. La política como coartada para librarse de los jueces.

Ningún tribunal, en mi opinión, condenaría a Sastre por sostener en un periódico que continuaremos sufriendo hasta que se reconozca a Euskal Herria como unidad de destino en lo universal. Ni por pertenencia a banda armada. Y menos después de que el Tribunal Constitucional frenase a la Fiscalía y a la Abogacía del Estado en su intento de impedir la presentación de los amigos políticos de ETA. Esta vez se llamaban Iniciativa Internacionalista, con Alfonso Sastre al frente. Y tuvieron luz verde del más alto guardián de la Constitución Española. Lo cual no ha impedido a este necio hablar de Estado represivo y “cámaras de gas ideológicas”.

El señor Sastre debería haber aprendido la lección: el Tribunal Constitucional les dice sí y las urnas les dicen no. No parece que el TC se haya comportado como una instancia represiva del Estado, sino como un garante de la libertad de participación de la llamada izquierda abertzale, a la que se reconoce el derecho a expresar sus ideas. Pero insisto, conviene recordarlo una vez más: quienes han frenado esas ideas en las últimas elecciones han sido los votantes, no las instituciones que los amigos de ETA quieren reventar.

Encantados con la operación antiterrorista de ayer en Usurbil, explicada con detalle por Antonio Camacho, número dos del Ministerio del Interior. Más vale pájaro en mano (detenciones, eficacia policial) que ciento volando (diálogo, negociación). Así que después de los tres gatillazos históricos en el intento de acabar con ETA por las buenas (el de González, el de Aznar, el de Zapatero), sólo cuenta la vía policial. Tanto en la sensibilidad de la sociedad como en las intenciones de los gobernantes. Como diría el lehendakari López, nos limitaremos a enseñar el camino de la cárcel a estas criaturas del fascismo camuflado en los pliegues del nacionalismo vasco.

PNV