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A Zapatero y Rajoy les une la crisis, la UE y el fin de ETA
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Antonio Casado

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A Zapatero y Rajoy les une la crisis, la UE y el fin de ETA

Zapatero y Rubalcaba no hablan por debajo de la mesa con ETA sino con Rajoy. No sólo de cómo gestionar el adiós a las armas a

Zapatero y Rubalcaba no hablan por debajo de la mesa con ETA sino con Rajoy. No sólo de cómo gestionar el adiós a las armas a partir del 20-N. También del futuro de la Europa averiada y el saneamiento económico de España. Al menos aquí no se resuelven las cosas a golpes entre los diputados, como ocurrió ayer en la tambaleante Italia de Berlusconi.

A medida que se hace verosímil la inminente barrida electoral del PP, se suaviza el discurso de su líder. Se acabó lo de amplificar las malas noticias y culpar de todo a Zapatero. Con las fauces de la crisis abiertas para devorar también a los que vengan y los nacionalistas dispuestos a poner sobre la mesa de Rajoy el “pacto fiscal” de Cataluña y el “proceso constituyente” vasco (Urkullu dixit),  la banda sonora del PP se acompasa a la del Gobierno en dos grandes asuntos de Estado: lucha contra la crisis económica y tramo final de la pesadilla terrorista.

Ni en sueños hubiéramos imaginado una coincidencia tan notable como la registrada ayer entre el pendenciero oficial del PP, González Pons, y el ministro de Justicia, Francisco Caamaño, en relación al futuro de Arnaldo Otegi (el “Gerry Adams vasco”), que sigue en la cárcel purgando penas y esperando juicio. “Si Otegui nos ayuda a que la banda se disuelva, será bienvenido” (Pons). “Si el señor Otegi está dispuesto a avanzar en la paz, siempre será bien recibido, al margen de las responsabilidades penales que tenga que asumir”.

Es mejor la discreta complicidad que mantienen de un tiempo acá el titular y el aspirante, Zapatero y Rajoy, para consensuar posiciones comunes que no tengan que rectificarse de forma abrupta cuando se produzca el relevo

Me van a recordar ustedes la guerra de los vídeos. Fuegos artificiales propios de una campaña electoral. Demasiado ruido para efectos tan fugaces. No aplaudo el video socialista de la niñera. Es malintencionado y hace apelaciones demagógicas para atacar al PP con el pretexto de defender la escuela pública. Es verdad. Pero en el vídeo del PP también se hace una maliciosa asimilación del término "pelea" con el supuesto gusto del PSOE por la confrontación a cara de perro. Nunca mejor traído. Por eso se le acusa de volver al famoso “dóberman”.

Maldades paticortas. Si al menos sirvieran para quitarle a la campaña la modorra impuesta por la sensación de que todo el pescado está  vendido… Ni eso. Así que es preferible reparar en ese Rajoy que se ofrece como un hombre de Estado capaz de entenderse con el adversario por el bien de los intereses nacionales. Y a ese PP que retira las alusiones a la “herencia envenenada” de los socialistas y deja sola a Esperanza Aguirre diciendo que el día 21 de noviembre “terminará la agonía de los parados”. Es mejor la discreta complicidad que mantienen de un tiempo acá el titular y el aspirante, Zapatero y Rajoy, para consensuar posiciones comunes que no tengan que rectificarse de forma abrupta cuando se produzca el relevo.

Sobre todo, insisto en los temas de la crisis económica, las recientes medidas de la UE sobre la deuda soberana de los países “pecadores”, como diría Angela Merkel,  y ya puertas adentro, la reconquista de la normalidad democrática en el País Vasco y el resto de España alterada durante los últimos cuarenta y tres años. Ese es el camino bueno. Después de haberlo reclamado tantas veces, me parecía oportuno ponerlo en valor.

Zapatero y Rubalcaba no hablan por debajo de la mesa con ETA sino con Rajoy. No sólo de cómo gestionar el adiós a las armas a partir del 20-N. También del futuro de la Europa averiada y el saneamiento económico de España. Al menos aquí no se resuelven las cosas a golpes entre los diputados, como ocurrió ayer en la tambaleante Italia de Berlusconi.