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Un felipista con trienios y una criatura del zapaterismo
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Antonio Casado

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Un felipista con trienios y una criatura del zapaterismo

La causa de Carme Chacón se ha disparado en las quinielas durante las cuarenta y ocho horas previas al congreso federal del PSOE, que hoy arranca

La causa de Carme Chacón se ha disparado en las quinielas durante las cuarenta y ocho horas previas al congreso federal del PSOE, que hoy arranca en Sevilla. Aunque la aproximación siempre será especulativa, pues el voto de los delegados es personal, secreto, uno a uno y en urna, hay un primer argumento matemático: Chacón tiene el apoyo del 90% de los representantes catalanes (101 votos, la segunda delegación más numerosa después de una Andalucía), cuando las demás delegaciones aparecen claramente divididas.

El segundo argumento es descriptivo. Los estados de opinión entre dirigentes y militantes no reflejan entusiasmo por ninguno de los dos candidatos pero se han ido inclinando hacia el factor generacional como resorte más creíble de la renovación interna. Replantearse a fondo la estructura de un partido de izquierda que se enteró por el telediario del movimiento de los indignados (15-M) es condición sine qua non de su reencuentro con la ciudadanía.

Los estados de opinión entre dirigentes y militantes no reflejan entusiasmo por ninguno de los dos candidatos pero se han ido inclinando hacia el factor generacional como resorte más creíble de la renovación interna

Mario Monti, el primer ministro italiano, diría que es más divertido apostar que quedarte en la fijeza de lo conocido. Es verdad que los dos aspirantes representan dos formas de continuismo. Pero uno más que otro. Hay más riesgo en la opción de Chacón que en la de Rubalcaba. ¿Y qué jugador no se arriesga después de haber perdido todo o casi todo? Aun en la desolación reinante dentro del PSOE, la mirada conservadora de Rubalcaba pone en valor a los siete millones de votantes que han servido para retener cinco diputaciones y seis alcaldías de capitales provinciales, mientras que Chacón mira a los cuatro millones de votante perdidos y aspira a recuperarlos.

Hay un tercer argumento coyuntural y sobrevenido. Se desprende de la sonrisa sin palabras que Carme Chacón dedica a quienes le preguntan por las cuatro páginas de El País que coloreaban a esta criatura del zapaterismo fundacional como instrumento de una trama de intereses extraña al PSOE. Es la sonrisa de quien celebra el patinazo del enemigo (vale, del adversario), aunque está obligada a guardar las formas.

Quienes calcularon que con aquella información aparecida el domingo pasado, titulada “Chacón y Compañía”, le estaban haciendo un favor a Pérez Rubalcaba, han conseguido el efecto contrario. Pocas veces se ha visto tanta unanimidad a la hora de valorar las consecuencias de una maniobra de este tipo. Entre militantes y dirigentes es dominante la impresión de que el asunto se ha vuelto en contra de Rubalcaba, cuya sintonía con el grupo Prisa es proverbial. El equipo de Chacón, por su parte, espera que la reprobación del juego sucio se traslade al ánimo de los delegados que mañana tienen que elegir entre un felipista con trienios y la mentada criatura del zapaterismo.

La causa de Carme Chacón se ha disparado en las quinielas durante las cuarenta y ocho horas previas al congreso federal del PSOE, que hoy arranca en Sevilla. Aunque la aproximación siempre será especulativa, pues el voto de los delegados es personal, secreto, uno a uno y en urna, hay un primer argumento matemático: Chacón tiene el apoyo del 90% de los representantes catalanes (101 votos, la segunda delegación más numerosa después de una Andalucía), cuando las demás delegaciones aparecen claramente divididas.