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Una política antiterrorista discreta e "inteligente"
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Antonio Casado

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Una política antiterrorista discreta e "inteligente"

Los independentistas vascos de allende los Pirineos quisieron amargar a Nicolas Sarkozy su escala electoralista de ayer en Bayona porque, según ellos, el presidente de Francia

Los independentistas vascos de allende los Pirineos quisieron amargar a Nicolas Sarkozy su escala electoralista de ayer en Bayona porque, según ellos, el presidente de Francia no se implica en la resolución del “conflicto”. Síntoma de lucidez del mandatario galo, condecorado en Moncloa por su eficaz, larga y sostenida colaboración en la lucha antiterrorista. Ayer arremetió contra los “gamberros” que le abuchearon en nombre de la patria vasca aunque eso no le impidió aprovechar la visita para calificar de “deseable” un eventual acercamiento de los presos etarras a cárceles del País Vasco “si no hay violencia”.

Así es como el presidente de la República francesa agitó ayer el discreto debate de nuestros dirigentes sobre cómo gestionar la renuncia de ETA a la violencia. Hay en estos momentos una saludable sintonía entre el Gobierno y la oposición democrática, plasmada en un reciente documento parlamentario. El objetivo es común: hacer irreversible el adiós a las armas y acabar para siempre con el largo secuestro de la convivencia en este bellísimo rincón de España.

El presidente de la República francesa agitó ayer el discreto debate nuestros dirigentes sobre cómo gestionar la renuncia de ETA a la violencia

En eso estamos, habrán pensado con toda seguridad, los máximos responsables de una discreta concertación orientada a consolidar la paz, la convivencia y la libertad después de cuarenta años de angustia. Los personajes centrales son el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el líder del PSOE, Pérez Rubalcaba (fuera del foco, el director del CNI, Felix Sanz Roldán).Y en cuanto a la mentada concertación, los imperativos son tres: exigencia de disolución incondicional de ETA, cumplimiento de la ley y redoblado compromiso con las víctimas.

En tales coordenadas debe encajar la demanda formulada ayer en Bayona por Nicolas Sarkoky. Y si encaja, pasará a integrarse en lo que el lehendakari, Patxi López, llama “estrategia inteligente” para derrotar al independentismo radical en el debate político como ya derrotó al terrorismo el Estado de Derecho. Con otras palabras también está por la labor el presidente del Gobierno, aunque más preciso en el uso de las palabras ha sido su ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, al decir que en este punto “el problema de ETA ha adquirido una dimensión política que no se puede ignorar”. O al mostrarse contrario a instar la ilegalización de Bilbu y Amaiur, en base a la información policial que lo desaconseja.

Con estos datos, entenderán ustedes dos cosas. Primero, que a la derecha de Rajoy hayan surgido extravagantes acusaciones contra su Gobierno y que en la reunión mantenida este miércoles por el ministro y el consejero vasco de Interior, Rodolfo Ares, máximos responsables de las Fuerzas de Seguridad nacionales y autonómicas, respectivamente, y por primera vez en mucho tiempo, se hablase muy poco de cuestiones policiales y muy mucho de cuestiones políticas. Por ejemplo, de cómo evitar a toda costa las decisiones que puedan alimentar el victimismo de la llamada izquierda abertzale.

Los independentistas vascos de allende los Pirineos quisieron amargar a Nicolas Sarkozy su escala electoralista de ayer en Bayona porque, según ellos, el presidente de Francia no se implica en la resolución del “conflicto”. Síntoma de lucidez del mandatario galo, condecorado en Moncloa por su eficaz, larga y sostenida colaboración en la lucha antiterrorista. Ayer arremetió contra los “gamberros” que le abuchearon en nombre de la patria vasca aunque eso no le impidió aprovechar la visita para calificar de “deseable” un eventual acercamiento de los presos etarras a cárceles del País Vasco “si no hay violencia”.