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Rajoy afloja la soga bajo palabra de apretarla en 2013
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Antonio Casado

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Rajoy afloja la soga bajo palabra de apretarla en 2013

Ante el deslizamiento del déficit público en 2011, que no fue el 6% querido cuando gobernaban los socialistas, ni el 8% temido cuando el PP ganó

Ante el deslizamiento del déficit público en 2011, que no fue el 6% querido cuando gobernaban los socialistas, ni el 8% temido cuando el PP ganó las elecciones, sino el inesperado 8,51% real, a España sólo le quedaba la Virgen de Lourdes o la vista gorda de Bruselas. Mariano Rajoy optó por lo segundo al terminar la cumbre de líderes europeos del viernes pasado. Habrá tolerancia de la Comisión, al menos hasta la ITV de mayo, con el objetivo del 5,8 % en 2012, más llevadero que el 4,4 % comprometido por el Gobierno de Zapatero sobre unas fallidas previsiones de crecimiento (1,3 %). A cambio, Rajoy se compromete a ser puntual en la última cota de la cuesta: España cerrará el año 2013 con un 3% del PIB de déficit en las cuentas públicas.

La unilateral salida del guión, anunciada por el presidente a última hora del viernes, pudo parecer una irresponsable objeción a la disciplina fiscal impuesta por Bruselas. En el mejor de los casos, tal y como fue inicialmente interpretado por los medios más adictos a la causa del PP, una valiente apuesta política en forma de “soberana” decisión del Gobierno español. Ni lo uno ni lo otro. Premio a quienes detecten en Mariano Rajoy trazas de provocador, kamikaze o aventurero.

Las fuentes oficiales de Moncloa se emplearon a fondo este fin de semana para explicar que el presidente había saltado con red. Por tanto, nada de reto, desafío, envite, órdago o pulso a Bruselas. Y de pulso a la oposición interna, menos todavía. A Rubalcaba le faltó tiempo para aplaudir la decisión. Como candidato a la Moncloa, el líder del PSOE ya había apostado en la campaña electoral del 20-N por la revisión del calendario fiscal europeo a fin de que España no se ahogase en marcas de déficit imposibles de conseguir.

Si no hay crecimiento la lucha contra el déficit seguirá siendo un enemigo objetivo de la creación de empleo

Nadie se lo ha tomado como un acto de indisciplina, ni fuera ni dentro. Hablemos, pues, de desmarque consentido. O al menos comunicado. Saben en Bruselas que este Gobierno no tiene la menor intención de declararse en rebeldía, a la vista de los méritos contraídos en sus tres primeros meses de mandato, aunque tampoco sea como para tirar cohetes. Lo digo porque reducir él déficit público en 2,7 puntos del PIB en 2012 (del 8,51 real al 5,8 comprometido el viernes) y en 2,8 puntos más en 2013, no será un camino de rosas. No procede batir palmas porque en realidad lo que ha hecho Mariano Rajoy es aflojar la soga bajo palabra de que nos la volveremos a apretar a lo largo de 2013. Es lo que nos espera ante las desalentadoras perspectivas de reactivación económica que nos siguen poniendo encima de la mesa.

En otras palabras: si no hay crecimiento la lucha contra el déficit seguirá siendo un enemigo objetivo de la creación de empleo. Si en el camino hacia un déficit público del 5,8 % en 2012 van a desaparecer hasta 630.000 puestos de trabajo, con una caída del PIB del 1,7 % (Montoro dixit), mejor no preguntarse cuánto crecimiento necesitaríamos en 2013 para dejar el déficit publico en el 3%, según redoblado compromiso de Rajoy,  y además empezar a crear empleo.

Ante el deslizamiento del déficit público en 2011, que no fue el 6% querido cuando gobernaban los socialistas, ni el 8% temido cuando el PP ganó las elecciones, sino el inesperado 8,51% real, a España sólo le quedaba la Virgen de Lourdes o la vista gorda de Bruselas. Mariano Rajoy optó por lo segundo al terminar la cumbre de líderes europeos del viernes pasado. Habrá tolerancia de la Comisión, al menos hasta la ITV de mayo, con el objetivo del 5,8 % en 2012, más llevadero que el 4,4 % comprometido por el Gobierno de Zapatero sobre unas fallidas previsiones de crecimiento (1,3 %). A cambio, Rajoy se compromete a ser puntual en la última cota de la cuesta: España cerrará el año 2013 con un 3% del PIB de déficit en las cuentas públicas.

Mariano Rajoy