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Antonio Casado

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Hollande acude al rescate no humillante de España

El triunfo del socialista Francois Hollande es una buena noticia para España. Y para su Gobierno, obligado a trabajar por el bien de España. A Mariano

El triunfo del socialista Francois Hollande es una buena noticia para España. Y para su Gobierno, obligado a trabajar por el bien de España. A Mariano Rajoy y a todos los españoles nos viene de perlas la victoria de los amigos de Rubalcaba en Francia porque nos va a quitar esa “camisa de fuerza” de la que habla Olli Rehn, vicepresidente de la Comisión Europea para Asuntos Económicos. Será como un rescate no humillante de las economías averiadas. La nuestra, entre ellas.

Rehn no es el único jerarca de la UE que apuesta por un cambio de partitura que saque del agujero a los países asfixiados por los recortes en nombre del rigor fiscal. También el presidente de la Comisión, Durao Barroso, el del Parlamento, Martin Schulz, y el del Banco Central, Mario Draghi, se habían manifestado en vísperas de estas elecciones a favor del golpe de timón reclamado por la izquierda, a contrapelo de una política dictada al alimón por Nicolas Sarkozy y Angela Merkel, los dos grandes santones de la derecha europea.

En una Europa gobernada por la derecha (el 95% de los europeos tienen gobiernos conservadores) se abren paso las propuestas de la izquierda, resumidas en la necesidad de combinar políticas de reactivación con la lucha contra el déficit público. Es la moraleja del triunfo de Hollande en las elecciones de Francia, la segunda potencia económica de Europa. Justo cuando Europa empieza a verle las orejas al lobo. Léase rigor fiscal impuesto por Alemania con amenaza al bienestar. Alguien ha dicho que una Europa sin bienestar es como un Quijote sin Sancho. Ayer dio un paso decisivo la tesis de que sólo con sacrificios la parte averiada de Europa no levanta cabeza. Eso dice la ciudadanía, no solo la de países averiados. En vísperas de las presidenciales francesas lo habíamos visto en Holanda, con la caída de un Gobierno abanderado de la austeridad germana e incapaz de imponerla a sus aliados. Y en el Reino Unido, con el castigo a los conservadores de Cameron en las municipales.

En una Europa gobernada por la derecha (el 95% de los europeos tienen gobiernos conservadores) se abren paso las propuestas de la izquierda, resumidas en la necesidad de combinar políticas de reactivación con la lucha contra el déficit público

Prácticamente todos los analistas ya han dejado escrito que el triunfo de Hollande cambiará el rumbo de Europa hacia objetivos de mayor crecimiento y menos presión en los calendarios del equilibrio fiscal. A muchos no les gustará oírlo pero esa es justamente la propuesta reiterada por los correligionarios de Hollande en España. El discurso del PSOE es una cantinela contra la política de recortes que ignora medidas de estímulo y “conduce a Europa a un largo periodo de recesión, desempleo y pérdida del Estado del bienestar”. No se le caía de la boca al actual líder socialista, Pérez Rubalcaba. Y en su debate televisado con Rajoy (7 noviembre 2011) llegó a reclamar “una especie de Plan Marshall para Europa”, como estos días se está anunciando ante la necesidad de llevar a la próxima Cumbre un paquete de medidas orientadas a estimular el crecimiento.

Los franceses rompen el eje Sarkozy-Merkel. Cambia el pilar francés de la política económica europea para que cambie también esa política. En las dos consabidas direcciones: flexibilidad del calendario fiscal y medidas de estímulo, a fin de que pueda hablarse con toda propiedad del Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Así se concibió en 1997, con vistas a la implantación de la moneda única. Pero el tándem conservador franco-germano se había centrado en lo primero (rigor fiscal a toda costa) y había olvidado lo segundo (estímulos al crecimiento). Los franceses se lo han venido a recordar.

El triunfo del socialista Francois Hollande es una buena noticia para España. Y para su Gobierno, obligado a trabajar por el bien de España. A Mariano Rajoy y a todos los españoles nos viene de perlas la victoria de los amigos de Rubalcaba en Francia porque nos va a quitar esa “camisa de fuerza” de la que habla Olli Rehn, vicepresidente de la Comisión Europea para Asuntos Económicos. Será como un rescate no humillante de las economías averiadas. La nuestra, entre ellas.

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