Desafortunado De Guindos: ¿España ya no da más de sí?

La prima de riesgo y la bolsa nos dijeron ayer que volvemos a estar al borde del abismo. Con mucha más elocuencia lo dijo el ministro de Economía, Luis de Guindos, cuando se disponía a reunirse con sus colegas de la zona euro. En línea con la doctrina Rajoy (la verdad aunque duela), habló como el opositor que ya no da más de sí en vísperas del examen. A partir de ahí sólo le queda confiar en la benevolencia del tribunal.

“España ya ha hecho todo lo que estaba en su mano”. Ese es el decepcionante mensaje del ministro. Inquieta el uso de los verbos en pasado si a renglón seguido se refiere a un futuro ajeno a la voluntad o la competencia del Gobierno Rajoy. “A partir de aquí lo que necesitamos es la cooperación de la Unión Europea”. Tal cual. Como si hubiéramos agotado nuestras posibilidades en el intento de reflotar la economía y ya solo nos quedase esperar que Bruselas mueva ficha para seguir el juego.

Una vez más, el Gobierno y sus problemas de comunicación. La idea no puede ser más perturbadora: “En España hemos hecho todo lo que teníamos que hacer desde la estabilidad política”. Es como un hasta aquí hemos llegado y de aquí no salimos sin esa respuesta conjunta que todos los expertos vienen reclamando desde el principio de la crisis. Y no creo yo que esté en el ánimo de este Gobierno, ni en el del propio ministro de Economía, dejar flotando la idea de que España ha tirado la toalla.No se puede decir que España ya ha hecho todo lo que tenía que hacer cuando, por ejemplo, apenas se acaba de esbozar una nueva reforma financiera. La cuarta, lo cual quiere decir que al menos en tres ocasiones el intento ha sido fallido o incompleto.

En medio de esta nueva ola de incertidumbres propias (la banca y las autonomías) y ajenas (inestabilidad política en Grecia), por supuesto que el Gobierno español, a ser posible en sintonía con el principal grupo de la oposición, tiene aún una amplia capacidad de maniobra para seguir haciendo camino contra la crisis económica bajo la doble luz de la estabilidad presupuestaria y las políticas de crecimiento, que no son incompatibles. Y tiene aún un buen número de tareas pendientes para profundizar en las grandes reformas del mercado del trabajo, el mercado del capital y el funcionamiento de las Administraciones. Ninguna de ellas ha producido todavía frutos visibles: el paro ha seguido aumentando y sigue faltando la necesaria liquidez en el sistema productivo en medio de la pertinaz sequía crediticia que amarga la vida de nuestras empresas.

No se puede decir que España ya ha hecho todo lo que tenía que hacer cuando, por ejemplo, apenas se acaba de esbozar una nueva reforma financiera. La cuarta, lo cual quiere decir que al menos en tres ocasiones el intento ha sido fallido o incompleto. Y tampoco se puede decir que ahora todo depende de la mejor o peor disposición de la Unión Europea a echarnos una mano. Creo que la cuarta potencia política y económica de la zona euro tiene mucho que decir en un eventual cambio de discurso después del triunfo electoral de Hollande. Apostemos por ese cambio, y que se note, en el sentido más favorable a nuestros intereses.