La contrarreforma de RTVE se perpetra en el Congreso

Despolitización de las cajas de ahorros y re-politización de RTVE. Qué curioso. Salvo cambios de última hora, sólo los votos del PP van a perpetrar hoy la contrarreforma televisiva. Fin del modelo de radio y televisión estatales pero independientes del Gobierno. Como en la ley vigente desde 2006, consejeros y directivos seguirán respondiendo formalmente ante el Parlamento. Eso es verdad. La trampa consiste en derogar la ineludible elección del presidente por dos tercios de la Cámara. Eso impedía al Gobierno de turno, fuera del PP o fuera del PSOE, hacer de su capa un sayo en RTVE.

La reforma que hoy se aprueba también contempla esa elección por dos tercios, pero no de forma imperativa como antes. Ahora se prevé una segunda votación, veinticuatro horas después, en la que bastará la mayoría absoluta. La del PP, claro, que así podrá permitirse nombrar a unos directivos de su entera confianza sin necesidad de concertarlos con el PSOE. He ahí la clave. Desde 2006 el PSOE en el poder no podía hacer tal cosa sin contar con la anuencia del PP en la oposición.

Adiós al modelo que hasta ahora garantizaba independencia, pluralidad y viabilidad económica gracias a la lectura unilateral de una disposición transitoria de la vigente ley que estaba pensada sólo para la puesta en marcha del modelo si hubiera faltado el acuerdo dos meses después de intentarlo

Que el actual modelo resultase de un pacto entre los dos grandes partidos no ha frenado esa banda sonora que desde la barrida electoral del PP en noviembre pasado viene hablando con todo el descaro del “sectarismo informativo en RTVE”. Con recado especial para el presidente Rajoy, por no haber hecho limpieza desde el principio. Con más o menos disimulo las terminales políticas y mediáticas de Moncloa le han venido reprochando su flojera por no hacer valer su victoria electoral en los telediarios. Eso va a quedar arreglado hoy con la convalidación del decreto aprobado hace un mes por el Consejo de Ministros.

Hasta ahora podíamos discutir si los informativos de RNE y TVE eran o no tendenciosos. Era opinable. A partir de ahora eso lo decidirá el Gobierno. Y nombrará a sus responsables bajo palabra de honor de que, siendo de su entera confianza, éstos sí serán objetivos, neutrales e independientes. Antes buscábamos esa garantía en el consenso imperativo de los dos grandes partidos, el ganador y el perdedor de las elecciones. Ahora volveremos a tener, como en la época de González y en la posterior de Aznar, la confianza que nos merezca el partido ganador. En definitiva, que RTVE vuelve a ser un brazo más de poder al servicio del Gobierno de turno. Se vuelve a adjudicar a una determinada causa política (de partido, no de Estado) el control de este poderoso medio de comunicación.

El adiós al modelo que hasta ahora garantizaba independencia, pluralidad y viabilidad económica va a perpetrarse gracias a la lectura unilateral de una disposición transitoria de la vigente ley que estaba pensada sólo para la puesta en marcha del modelo si hubiera faltado el acuerdo dos meses después de intentarlo. Ahora esa norma de ocasión es interpretada por el Gobierno como norma fija del modelo y los dos meses se convierten en veinticuatro horas. Hasta aquí hemos llegado en el desarrollo de una RTVE pluralista, neutral y consensuada por los dos grandes partidos.