Es noticia
El nacionalismo de cercanías se reconoce en una pitada
  1. España
  2. Al Grano
Antonio Casado

Al Grano

Por

El nacionalismo de cercanías se reconoce en una pitada

Final de Copa con pitada. Va a ser inevitable, tal y como vienen cantadas las cosas ante el partido de fútbol que mañana disputan en Madrid

Final de Copa con pitada. Va a ser inevitable, tal y como vienen cantadas las cosas ante el partido de fútbol que mañana disputan en Madrid el FC Barcelona y el Athletic de Bilbao. Tampoco es para tanto. Si los seguidores del Barcelona, entre los que me cuento, y los del Athletic, les ponemos un bozal a separatistas y separadores, disfrutaremos de un bonito espectáculo en el estadio Vicente Calderón. Fuera del estadio, en ningún caso. Y para eso me consta la preparación de un dispositivo policial muy visible de intención claramente disuasoria.

Bastante espectáculo hemos dado ya políticos y periodistas en vísperas del encuentro. Por culpa de nuestros nacionalismos de cercanías. Eso ha de quedar claro. Ellos lanzaron la primera piedra con su irresponsable llamamiento a convertir el choque deportivo en una “sonora” oportunidad de reconocerse en el desprecio a España y sus símbolos. Lo intentarán aprovechando el anonimato de la masa recolocada en un estadio de fútbol pero no exageremos su importancia.

Pitar a Zapatero en la Castellana probablemente gustaba a muchos que ahora reprueban la pitada al Príncipe de Asturias. Así es la vida. Pero ni aquel Gobierno cayó por las pitadas ni este heredero se va a doblar porque le reciban con un abucheo

Nadie va a tomarse la pitada de mañana como un stress test para calcular la fortaleza de las instituciones o sus símbolos. Será más o menos instintiva, más o menos ruidosa, y al día siguiente unos la reprobarán por irrespetuosa y otros la defenderán en nombre de la libertad de expresión. Depende de la coartada de cada uno. Pitar a Zapatero en la Castellana probablemente gustaba a muchos que ahora reprueban la pitada al Príncipe de Asturias. Así es la vida. Pero ni aquel Gobierno cayó por las pitadas ni este heredero se va a doblar porque le reciban con un abucheo.

La tensión también se alimenta de quienes desde la parte ofendida, en la que me sitúo, sacan los pies del tiesto con reacciones extravagantes. No tendría mayor importancia si se quedaran en la libre expresión de un individuo o un grupo, aun rozando el desahogo tabernario. Pero sí tiene importancia cuando la extravagancia viene apadrinada por un líder político, un gobernante o un representante institucional. Eso nos remite a la propuesta formulada en la radio por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, partidaria de suspender el partido y celebrarlo luego a puerta cerrada en caso de abucheo al himno nacional que ha de sonar a la llegada de don Felipe de Borbón. La propuesta no es razonable porque generaría males mayores pero, en honor a la verdad, deben quedar claras dos cosas:

La primera es que, efectivamente, no es ella la que ha politizado el asunto, como se ha dicho. Ese es un dudoso honor que deben apuntarse los parlamentarios nacionalistas que a las puertas del Congreso quisieron transformar la final de Copa en un acto de reafirmación “nacional”.

Y la segunda es que la presidenta madrileña no irrumpió en el debate con la intención de hacer olvidar el inesperado agujero en su balance fiscal del año 2011. Tengo ciencia propia porque estaba en el programa de Carlos Herrera (Onda Cero) cuando el colega, Arcadi Espada, le hizo la pregunta. Fue sobrevenida. Ya habíamos hablado del asunto en la tertulia, antes de la entrevista telefónica. Pero todavía hay quien va diciendo por ahí que todo estaba preparado para desviar la atención de los problemas de Aguirre con el Ministerio de Hacienda por cuenta del déficit público.

Final de Copa con pitada. Va a ser inevitable, tal y como vienen cantadas las cosas ante el partido de fútbol que mañana disputan en Madrid el FC Barcelona y el Athletic de Bilbao. Tampoco es para tanto. Si los seguidores del Barcelona, entre los que me cuento, y los del Athletic, les ponemos un bozal a separatistas y separadores, disfrutaremos de un bonito espectáculo en el estadio Vicente Calderón. Fuera del estadio, en ningún caso. Y para eso me consta la preparación de un dispositivo policial muy visible de intención claramente disuasoria.