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Los cinco mandamientos de Rajoy para salir del agujero
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Antonio Casado

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Los cinco mandamientos de Rajoy para salir del agujero

Antes rescatarán a los bancos de la ruina que a los españoles del estupor. Eso es más difícil a la vista de lo ocurrido en estos

Antes rescatarán a los bancos de la ruina que a los españoles del estupor. Eso es más difícil a la vista de lo ocurrido en estos primeros seis meses del Gobierno. Si usamos la misma vara de medir aplicada a los causantes de la herencia recibida, ahora estamos mucho peor y el discurso de investidura de Rajoy (19 diciembre 2011) ha quedado inservible. Desbordado por las circunstancias el Gobierno reproduce esa penosa sensación ya experimentada con Zapatero. Y a su sucesor sólo le queda plantear una cuestión de fe en su agenda reformista. Creer lo que no vimos y estar dispuestos a creer que lo veremos. Nos lo ponen difícil. A la ciudadanía y a los mercados ¿Estamos seguros de que las cuentas de las Comunidades Autónomas del año 2011 son ya las definitivas? ¿Estamos seguros de que Bankia es el último agujero negro del sistema financiero?

Por ahí van los cinco mandamientos expuestos por Rajoy en su rueda de prensa de ayer. Cuatro importantes: rigor fiscal, reformas estructurales en España, reformas estructurales en la UE y mayor integración europea. Y uno urgente: liquidez frente a la mortal amenaza de la deuda

El Gobierno seguramente hubiera dicho “no” hace cinco meses, cuando todos los argumentos desembocaban en la herencia recibida. Pero el culto a la verdad aunque duela va de retirada. Se acabó aquello de referirse a una “situación límite”, decir que “aún no hemos tocado fondo” o anunciar un corto plazo de más paro, menos crecimiento, más recortes y más sacrificios, como irremediable secuela del desastre legado por los socialistas. Ya no colaría endilgar la gestión de Rato en Bankia o las cuentas de Esperanza Aguirre al Gobierno anterior. Al menos eso hemos ganado. Ya no es la verdad aunque duela, como antes, sino una bien elaborada exposición de tareas pendientes, en positivo, lejos del optimismo antropológico de Zapatero pero sin dejar a los ciudadanos esperando que les rescaten de la desesperación. Por ahí van los cinco mandamientos expuestos por Rajoy en su rueda de prensa de ayer. Cuatro importantes: rigor fiscal, reformas estructurales en España, reformas estructurales en la UE y mayor integración europea. Y uno urgente: liquidez frente a la mortal amenaza de la deuda.

Por fin el presidente del Gobierno dio la cara en comparecencia ante los periodistas, con preguntas y todo. No ocurría desde sus primeros pasos en Moncloa. Luego vivió de canutazos y declaraciones junto a colegas de otros países. Ha debido apearse de su particular doctrina de que lo prioritario no es comunicar las decisiones sino tomarlas. La rueda de prensa de ayer revela el logro de sus asesores, sabedores de que el Gobierno se concentra más en hacer las reformas que en explicarlas. Airear el espíritu y la letra de su hoja de ruta vuelve a ser una prioridad. Se ilustra con un recurrente comentario de Rajoy: “Nos preocupa mucho que nos entiendan quienes nos financian”.

Bingo. De eso se trataba ayer, mientras la prima de riesgo y la bolsa nos recordaban en otro día negro que al enfermo no le baja la fiebre el voluntarismo del presidente cuando asegura que disminuye nuestra dependencia de la financiación exterior, cuando niega que vaya a haber rescate europeo de la banca española, cuando asegura que ninguna Autonomía está en quiebra o cuando dice muy serio que en Bankia no hay ningún agujero sino una “evaluación de activos y de riesgos”. En todo caso la fiebre vuelve a subir con sus reiteradas y angustiosas alusiones a nuestra falta de liquidez. Es una forma de aporrear la puerta de la UE para que garantice la sostenibilidad de la deuda y se implique de una vez por todas en la estabilidad financiera de España.

Antes rescatarán a los bancos de la ruina que a los españoles del estupor. Eso es más difícil a la vista de lo ocurrido en estos primeros seis meses del Gobierno. Si usamos la misma vara de medir aplicada a los causantes de la herencia recibida, ahora estamos mucho peor y el discurso de investidura de Rajoy (19 diciembre 2011) ha quedado inservible. Desbordado por las circunstancias el Gobierno reproduce esa penosa sensación ya experimentada con Zapatero. Y a su sucesor sólo le queda plantear una cuestión de fe en su agenda reformista. Creer lo que no vimos y estar dispuestos a creer que lo veremos. Nos lo ponen difícil. A la ciudadanía y a los mercados ¿Estamos seguros de que las cuentas de las Comunidades Autónomas del año 2011 son ya las definitivas? ¿Estamos seguros de que Bankia es el último agujero negro del sistema financiero?

Mariano Rajoy