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Cañas y lanzas en el discurso del PSOE
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Antonio Casado

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Cañas y lanzas en el discurso del PSOE

El Gobierno hace algo que está en su mano sin mirar al faro de Bruselas: frenar la voracidad especulativa de los mercados. Tres meses de prohibición

El Gobierno hace algo que está en su mano sin mirar al faro de Bruselas: frenar la voracidad especulativa de los mercados. Tres meses de prohibición de las llamadas operaciones a corto (vender sin tener y ganar dinero en cuestión de horas), dictada ayer por la CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores). Ya lo hizo en agosto de 2011 con Zapatero en Moncloa y buenos resultados. Duró hasta febrero. Con buenos resultados también arrancó ayer la medida en las cotizaciones bursátiles (enseguida remontó el Ibex), aunque no en la dichosa prima de riesgo. Veremos qué pasa hoy. Hay quienes consideran contraproducente esta acción reguladora de los poderes públicos. No es el caso del principal partido de la oposición. La aplaude sin reservas como una forma de pararle los pies a los especuladores en defensa de bancos y empresas españolas cotizados en Bolsa.

El asentimiento socialista a esta decisión coincide con una nueva apelación del expresidente, Felipe González, a un gran acuerdo nacional apadrinado por Mariano Rajoy. Apuesta por consensuar una remada conjunta que ponga en valor ante Bruselas, con voz única, esa capacidad de crecimiento, esa estabilidad política y esa solvencia de España (solvencia sin liquidez) destacadas a todas horas tanto por el Gobierno como por el líder del PSOE, Pérez Rubalcaba.

Hay un problema no insalvable pero no menor: la exigencia de rectificación de la política económica de Rajoy. Si la rechazan los ciudadanos españoles en la calle, la castigan los mercados y tampoco promueve la solidaria reacción de Bruselas contra los especuladores, parece obvia la necesidad de revisarla

Hay un problema no insalvable pero no menor: la exigencia de rectificación de la política económica de Rajoy. Si la rechazan los ciudadanos españoles en la calle, la castigan los mercados y tampoco promueve la solidaria reacción de Bruselas contra los especuladores, parece obvia la necesidad de revisarla. El objetivo no puede ser otro que el de salir de una vez por todas de ese círculo vicioso que se abre con los recortes en nombre de la austeridad y se cierra con la recesión por culpa de la austeridad, como tantas veces he sostenido.

En ese empeño el PSOE sería un aliado del Gobierno. Entiende Ferraz que los sacrificios impuestos a los ciudadanos son injustos y además inútiles. Tan lúcido como siempre, el expresidente González, con el que Rubalcaba habla muy a menudo, declaraba ayer en una entrevista que el reciente plan de ajuste de Rajoy es “una máquina de destrucción de clases medias”. Cierto. Pero a renglón seguido mostraba su total coincidencia con el Gobierno en el apremio a la UE para que el BCE actúe de una vez por todas como un banco central capaz de reabsorber los desequilibrios de sus socios (compra de deuda).

Los socialistas no pierden ocasión de decir que la política económica de este Gobierno nos lleva al desastre. Sin embargo Rubalcaba y su equipo comparten y asumen absolutamente el discurso de Moncloa que denuncia la brutal disonancia entre nuestra prima de riesgo y los sólidos fundamentos de la economía española. Eso confiere sentido a las tres peticiones que el PSOE hizo llegar ayer al Gobierno. La primera: que inste al Banco Central Europeo a actuar con urgencia porque es su obligación en defensa de España y del euro. La segunda: que la CNMV prohiba las operaciones a corto (el anuncio se produjo poco después de que el líder del PSOE lo pidiese públicamente). Y la tercera: que Rajoy, De Guindos y quien haga falta viajen a Bruselas a defender que España no merece el castigo que le están infiriendo los mercados, mostrándose dispuesto el PSOE a hacer lo mismo “en todos los foros europeos, reforzando al Gobierno de Rajoy”.

El Gobierno hace algo que está en su mano sin mirar al faro de Bruselas: frenar la voracidad especulativa de los mercados. Tres meses de prohibición de las llamadas operaciones a corto (vender sin tener y ganar dinero en cuestión de horas), dictada ayer por la CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores). Ya lo hizo en agosto de 2011 con Zapatero en Moncloa y buenos resultados. Duró hasta febrero. Con buenos resultados también arrancó ayer la medida en las cotizaciones bursátiles (enseguida remontó el Ibex), aunque no en la dichosa prima de riesgo. Veremos qué pasa hoy. Hay quienes consideran contraproducente esta acción reguladora de los poderes públicos. No es el caso del principal partido de la oposición. La aplaude sin reservas como una forma de pararle los pies a los especuladores en defensa de bancos y empresas españolas cotizados en Bolsa.