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El PP ya no exige explicaciones por el aumento del paro
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Antonio Casado

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El PP ya no exige explicaciones por el aumento del paro

Se extrañan los socialistas de que, después de una nueva subida del paro registrado (se acabó la buena racha), la secretaria general del PP, María Dolores

Se extrañan los socialistas de que, después de una nueva subida del paro registrado (se acabó la buena racha), la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal todavía no le haya pedido explicaciones al Gobierno como hacía con mediática puntualidad cuando los papeles estaban cambiados. La queja es retórica y a nada conduce denunciar esta incoherencia, pero tómese como dosis de recuerdo sobre una clase política muy barata -esto afecta también al PSOE- e incapaz de superar su penoso debate de cercanías.

A la hemeroteca: “En el mes de agosto ha subido el paro. Es una noticia muy grave que el Gobierno debería explicar inmediatamente”, declaraba la número dos del partido ahora en el poder al conocer las cifras del desempleo registrado en agosto del año pasado. Entonces, había aumentado en 51.185 personas. La cifra de este año es sensiblemente inferior (38.179), pero es lo cierto que ahora hay medio millón de parados más. Y si hacemos la medición a partir de las últimas elecciones generales resulta que la averiada herencia socialista en este ámbito ha ido a peor desde que Mariano Rajoy tomó posesión de la Moncloa bajo palabra de que “cuando yo gobierne, bajará el paro” (Entrevista en El Mundo, 10 enero 2010).

El paro no deja de ser consecuencia añadida de una política deshabitada de iniciativas orientadas a reanimar el sistema productivo. Sin reanimación, los ajustes son engullidos por la recesión económica que padecemos, sin que tampoco veamos resultados en la prima de riesgo

En diciembre de 2011, el número de parados era de 4.422.359, mientras que en estos momentos la cifra es de 4.625.634. O sea, más de 200.000 empleos destruidos desde que gobierna el PP. Es parte de la cruda realidad que le sale al paso a Rajoy y al creciente número de españoles que al perder el empleo pierden también la autoestima y su principal elemento de socialización. Pero no es la realidad la que decide facilitar el despido, subir los impuestos, bajar las becas y seguir apostando por los recortes. Con unas tasas de paro en alza el motor del consumo no arranca. Y con una banca en la UCI el crédito no fluye, mientras el Gobierno sigue abrazado al mantra de los ajustes en nombre de las reformas estructurales que no se caen de la boca de Merkel cada vez que se habla de España.

El paro no deja de ser consecuencia añadida de una política deshabitada de iniciativas orientadas a reanimar el sistema productivo. Sin reanimación los ajustes son engullidos por la recesión económica que padecemos, sin que tampoco veamos resultados en la prima de riesgo. Ni siquiera en los objetivos de déficit público, a juzgar por las cifras del primer semestre. Es lógico que la ciudadanía perciba esa incertidumbre y se pregunte si realmente están sirviendo de algo sus sacrificios.

Vale que un año después Cospedal no exija explicaciones al Gobierno por el aumento del paro, porque ahora es el suyo, pero al menos que ella y su partido dejen de apelar a la herencia recibida cuando siguen viniendo mal dadas.

Se extrañan los socialistas de que, después de una nueva subida del paro registrado (se acabó la buena racha), la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal todavía no le haya pedido explicaciones al Gobierno como hacía con mediática puntualidad cuando los papeles estaban cambiados. La queja es retórica y a nada conduce denunciar esta incoherencia, pero tómese como dosis de recuerdo sobre una clase política muy barata -esto afecta también al PSOE- e incapaz de superar su penoso debate de cercanías.