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Una palabra de Merkel vale por cien de Rajoy, ¿o no?
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Antonio Casado

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Una palabra de Merkel vale por cien de Rajoy, ¿o no?

Jueves decisivo, dicen las crónicas, por aquello de que no podemos ir a peor con la reunión del Banco Central y la visita de la Merkel.

Jueves decisivo, dicen las crónicas, por aquello de que no podemos ir a peor con la reunión del Banco Central y la visita de la Merkel. Así que yo diría que es una estación más del vía crucis, aun con los datos recientes del preocupante desfase entre los españoles que trabajan y los españoles en paro en relación con el estado de las cuentas públicas. Dicho sea ante la desoladora mirada a los ingresos, que bajan, y a los gastos en pensiones y prestaciones por desempleo, que suben. Al menos la espera optimista de los acontecimientos de hoy ha aliviado la prima de riesgo, una de las constantes vitales anunciadoras de un incierto futuro de la economía nacional.

Y en estas, Angela Merkel en carne mortal. Una palabra suya por ciento de Rajoy para ir conociendo el proceso de metástasis que afecta al dogma de la soberanía nacional ¿Es el Gobierno partidario del rescate de España, a la manera griega? Rajoy hará “lo que sea mejor para los intereses generales”, dice, pero la cruda realidad es que hoy todos estaremos pendientes de la respuesta a esa pregunta del millón en boca de la canciller. Su palabra es la que vale en estas circunstancias.

La incertidumbre es uno de los tres elementos de análisis en la aproximación al drama español. Los otros dos son el desaliento de los ciudadanos y la clamorosa falta de compromiso europeo de la canciller alemana, que hoy será recibida por Rajoy en Moncloa

Y qué decir de la reunión que este mismo jueves celebra en Fráncfort el consejo de gobierno del BCE (Banco Central Europeo). Pues más de lo mismo. La palabra de Draghi cotiza cien a uno respecto a la de nuestro ministro, Luis de Guindos. Aquél dijo hace unos días en un periódico alemán que en esta reunión se deberían tomar “medidas extraordinarias” para desinflar la burbuja de la deuda en España e Italia, que está a punto de explotar y dejarnos a todos como la niña vietnamita de la famosa foto.

Se nos remite a una nueva oleada de compras de deuda española, a corto plazo y en mercado secundario, como las que ya realizó el BCE hasta el pasado mes de marzo, que fue pan de hoy y hambre de mañana, según Angela Merkel y quienes se resisten a volver a las andadas (Bundesbank, digan conmigo) si no media un rescate de la economía española debidamente solicitado por el Gobierno de Mariano Rajoy.

¿Y qué tendríamos que hacer a cambio? Buena pregunta para que nuestro presidente se la haga hoy a Merkel, a su vez pendiente de que el Tribunal Constitucional de su país diga la semana que viene si el maná que España espera del nuevo Fondo de Rescate (MEDE), al que Alemania ha de aportar más de la cuarta parte de esos dineros, se ajusta o no a la legalidad germana. Si es que sí, la presión de la deuda bajaría en España, tendríamos más liquidez y la estabilidad financiera podría ser ya una buena rampa para salir de la recesión.

Muchas incógnitas, como se ve. Demasiados balones en el aire esperando que alguien, como Iniesta, los baje y los juegue. La incertidumbre es uno de los tres elementos de análisis en la aproximación al drama español. Los otros dos son el desaliento de los ciudadanos y la clamorosa falta de compromiso europeo de la canciller alemana, que hoy será recibida por Rajoy en Moncloa. Me encantaría rectificar tras el paso de la dama por Madrid.

Jueves decisivo, dicen las crónicas, por aquello de que no podemos ir a peor con la reunión del Banco Central y la visita de la Merkel. Así que yo diría que es una estación más del vía crucis, aun con los datos recientes del preocupante desfase entre los españoles que trabajan y los españoles en paro en relación con el estado de las cuentas públicas. Dicho sea ante la desoladora mirada a los ingresos, que bajan, y a los gastos en pensiones y prestaciones por desempleo, que suben. Al menos la espera optimista de los acontecimientos de hoy ha aliviado la prima de riesgo, una de las constantes vitales anunciadoras de un incierto futuro de la economía nacional.

Mariano Rajoy Angela Merkel