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La decisión de Rajoy: morir de pie o vivir de rodillas
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Antonio Casado

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La decisión de Rajoy: morir de pie o vivir de rodillas

Con un ojo en la prima de riesgo y otro en las elecciones vascas y gallegas del 21 de octubre, tanto el Gobierno Rajoy como los

Con un ojo en la prima de riesgo y otro en las elecciones vascas y gallegas del 21 de octubre, tanto el Gobierno Rajoy como los socialistas están esperando a ver por dónde sale el sol. No se compadece en absoluto con el estado de “emergencia” de la economía nacional, en la que todos los indicadores han ido a peor desde el afloramiento de la crisis. Solo en las constantes vitales de la economía financiera, Bolsa y prima de riesgo, se aprecia estos días un brote verde. Se explica por el llamado efecto Draghi.Tan espectacular caída del diferencial en el coste de la deuda dispara la autoestima del Gobierno. Acaricia vagamente la esperanza de que, si sigue bajando la prima de riesgo, a lo mejor ya no hace falta acudir al rescate porque en adelante podríamos financiarnos de forma sostenible.

Craso error. Se equivoca Moncloa si cree poder evitar el rescate en la confianza de que los mercados dejen de castigarnos. Por muy lego en materia económica que sea uno, creo que si la prima de riesgo baja tanto es precisamente porque está descontando que Rajoy va a pedir que le echen el salvavidas. Y si no lo pide volveremos a las andadas. Cada día que pase sin que el Gobierno mueva ficha será un nuevo incentivo para los especuladores. Si Rajoy no decide pedir pronto la ayuda ofrecida por la Europa del euro, como le reclaman propios y extraños (¿Quién dice que sea algo humillante?), la prima de riesgo volverá a dispararse y volverá a planear el fantasma de la asfixia financiera. No viene a cuento ponerse estrechos por razones de imagen ni llorar como Boabdil por la pérdida de soberanía. Los leones de las Cortes han perdido su virilidad. Hace tiempo que los gobernantes siguen las reglas de los mercados y no al revés.

Sometida al acoso implacable de sus acreedores y “al borde de la suspensión de pagos” (Arturo Fernández, vicepresidente de la CEOE), la España que ha empezado a hurgar en los cubos de basura debe revisar el viejo aforismo hispano (Benito Juárez, Emiliano Zapata, Dolores Ibarruri, “Che” Guevara….) de que es mejor morir de pie que vivir de rodillas. Mentira. Lo de vivir de rodillas tiene solución. Lo otro no la tiene, pues sería el fin, el acabóse, el colapso, la bancarrota, la hecatombe nacional. Por supuesto, mucho más humillante que pedir ayuda en estos momentos. ¿Jugamos a eso?

Galicia y País Vasco no justifican el desmarque del PSOE (“El PP está arrogantemente solo”, dice Rubalcaba) de lo que ahora debería considerar una prioridad nacional. Y no entiendo su posición concreta respecto a la eventualidad de que el Gobierno acabe pidiendo el rescate al Eurogrupo en los términos conocidos el jueves pasado: compra directa o indirecta de deuda si España lo solicita y acepta las condiciones. Aunque el papel de los socialistas no se definirá hasta que Rajoy tome una decisión sobre el plan Draghi, Rubalcaba insistió ante el Comité Federal de ayer en que no apoyará un rescate que suponga nuevos sacrificios para los españoles. Como si se pudiera elegir.

Pero tampoco entiendo la indolente posición del Gobierno, que en realidad es ausencia de posición a la espera de acontecimientos. La vicepresidenta, Sáenz de Santamaría, ha pedido “calma” porque “las consecuencias de acudir a esta modalidad de ayuda financiera serán para todos los españoles y durarán muchos años”. Y las consecuencias de no hacerlo, también. Una razón más para que el paso se dé cuanto antes y de común acuerdo entre el Gobierno y el principal partido de la oposición. Por eso, porque las consecuencias serán para muchos años y para todos los españoles.

Con un ojo en la prima de riesgo y otro en las elecciones vascas y gallegas del 21 de octubre, tanto el Gobierno Rajoy como los socialistas están esperando a ver por dónde sale el sol. No se compadece en absoluto con el estado de “emergencia” de la economía nacional, en la que todos los indicadores han ido a peor desde el afloramiento de la crisis. Solo en las constantes vitales de la economía financiera, Bolsa y prima de riesgo, se aprecia estos días un brote verde. Se explica por el llamado efecto Draghi.Tan espectacular caída del diferencial en el coste de la deuda dispara la autoestima del Gobierno. Acaricia vagamente la esperanza de que, si sigue bajando la prima de riesgo, a lo mejor ya no hace falta acudir al rescate porque en adelante podríamos financiarnos de forma sostenible.

Mariano Rajoy