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El Gobierno y los jueces, de acuerdo sobre Bolinaga
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Antonio Casado

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El Gobierno y los jueces, de acuerdo sobre Bolinaga

No es mala noticia que una decisión tan polémica como perdonar la cárcel a un etarra ponga de acuerdo al Gobierno con los jueces. Eso no

No es mala noticia que una decisión tan polémica como perdonar la cárcel a un etarra ponga de acuerdo al Gobierno con los jueces. Eso no deroga la libertad del líder del PP vasco, Antonio Basagoiti, de admitir en público que le importa un bledo la salud de Bolinaga, cuyo historial delictivo le acredita como asesino de guardias civiles y secuestrador de Ortega Lara. Recoge el sentir de una inmensa mayoría de españoles, a los que aún les suenan las tripas si hacen memoria del trato cruel que el funcionario de prisiones recibió de este individuo.

Vale, todos de acuerdo con Basagoiti. O casi todos. Pero de ahí no se desprende que a todos, o a casi todos, nos importe un bledo el eventual incumplimiento de la ley o el trato inhumano a un preso. Sin embargo, se ha instalado la idea de que cumplir la ley obligaba a poner en libertad al etarra por razones humanitarias  porque “la ley no quiere que nadie muera en la cárcel”. Era la tesis del Gobierno Rajoy, respaldada ayer tarde por una sección de la Audiencia Nacional (cuatro a uno). Quede claro: tan legal hubiera sido rechazarla a la luz del espíritu y la letra del fracasado recurso de la Fiscalía. Así que vale lo que dispuso el pasado 30 de agosto quien debía hacerlo, el juez central de Vigilancia Penitenciaria, José Luís Castro, a la vista de los informes del médico y el gobernante.

Se ha instalado la idea de que cumplir la ley obligaba a poner en libertad al etarra por razones humanitarias porque “la ley no quiere que nadie muera en la cárcel”. Era la tesis del Gobierno Rajoy. Quede claro: tan legal hubiera sido rechazarla a la luz del espíritu y la letra del fracasado recurso de la Fiscalía

Sentado lo anterior, ya sabemos que a partir de hoy la decisión es firme. Se concede la libertad condicional al etarra por razones humanitarias, en base a la opinión favorable del Gobierno (Instituciones Penitenciarias) y unos informes médicos que le consideran enfermo terminal. Por cuatro magistrados a uno Bolinaga se va a su casa, aunque el último informe forense, firmado por la doctora Carmen Baena, no se crea que Bolinaga esté pidiendo tierra.

Que se sepa, los ectoplasmas del ministro del Interior, Fernández Díaz, y del batasuno Rufi Echevarría, no se colaron en el cónclave de los cinco magistrados para convencer a cuatro de ellos de que había que cumplir los pactos de Zapatero con ETA. Eso pertenece al ruido insoportable de quienes son incapaces de aproximarse a la decisión de un juez o un tribunal sin procesar sus intenciones políticas. La ley ampara el derecho de un recluso a recibir asistencia médica y un trato humanitario. Dentro o fuera de la cárcel. A partir de ahí, se decida lo que se decida, a unos les importará un bledo si el etarra se muere antes o después y otros seguirán diciendo de todos modos que el Gobierno de España es un nido de desalmados llenos de odio contra los patriotas vascos.

La sala se apoyó en las dos barandillas que hacen al caso: ley y garantía de trato humanitario. Amén. Aunque subjetivamente al señor Basagoiti y a una inmensa mayoría de españoles, incluido el abajo firmante -puede ser insano, pero es verdadero-,  nos importe un bledo la salud de un personaje tan abyecto.

Lo demás es cálculo electoral, estrategia política y pleitos de familia. Barra libre a las opiniones. Unos, como el Gobierno de Rajoy y los socialistas de Rubalcaba, piensan que un Bolinaga excarcelado limitará el victimismo de la izquierda abertzale. Y otros, como el exministro Mayor Oreja, creen que un Bolinaga excarcelado dará oxígeno a una ETA en vísperas de su victoria final. Hagan juego pero no enreden, por favor.

No es mala noticia que una decisión tan polémica como perdonar la cárcel a un etarra ponga de acuerdo al Gobierno con los jueces. Eso no deroga la libertad del líder del PP vasco, Antonio Basagoiti, de admitir en público que le importa un bledo la salud de Bolinaga, cuyo historial delictivo le acredita como asesino de guardias civiles y secuestrador de Ortega Lara. Recoge el sentir de una inmensa mayoría de españoles, a los que aún les suenan las tripas si hacen memoria del trato cruel que el funcionario de prisiones recibió de este individuo.