Es noticia
Rajoy remite a Bruselas la foto de la unidad contra la crisis
  1. España
  2. Al Grano
Antonio Casado

Al Grano

Por

Rajoy remite a Bruselas la foto de la unidad contra la crisis

La buena noticia es la imagen de unidad contra la crisis. La mala es que esa imagen se rompe hoy, cuando el presidente de la

La buena noticia es la imagen de unidad contra la crisis. La mala es que esa imagen se rompe hoy, cuando el presidente de la Generalitat, Artur Mas (¿se han fijado ustedes en que fuera de casa nadie le llama “honorable”, a diferencia de lo que ocurría con Pujol?), vuelva a marcar las diferencias ante sus periodistas favoritos. Los de Madrid deben tener la sarna. O el president se muere por ejercer de patito feo. Más bien lo segundo.

De momento, Mas salió en la foto de la unidad que Mariano Rajoy ha enviado a Bruselas con sello de urgencia. Todos contra el déficit público en el comunicado final ante la Europa que nos mira. De eso se trataba. Lo demás es debate de cercanías en torno al reparto del sacrificio. A los presidentes no les gusta que la Administración Central se adjudique un umbral de déficit muy superior al que exige a las autonomías (3,5% frente a 1,5 en 2012), pero al Gobierno tampoco le gusta adelantar transferencias para evitar la asfixia de las comunidades. Y a la Unión Europea no le gusta nada saber que es en las regiones donde se detectan las grandes bolsas de gasto superfluo.

La imperiosa necesidad de ofrecer a Europa la imagen de remada común en la batalla contra el déficit fue eficazmente defendida por Rajoy. El presidente convenció a los ‘barones’ de que vale la pena diferir las quejas al año que viene, coincidiendo con la caducidad del actual sistema de financiación autonómica

Sobre esas coordenadas fueron transcurriendo las sucesivas intervenciones. Sirvieron para que la V Conferencia de Presidentes, celebrada ayer en el Senado, se convirtiese en un desahogo de quienes se sienten víctimas del agravio comparativo. Todas y cada una, según se fue viendo a medida que sus titulares iban tomando la palabra. A la hora de exigir un reparto más justo de duras y maduras, los barones del PSOE no se distinguieron de los del PP ni los de éstos entre sí. Algo absolutamente lógico en un Estado con una institución central que recauda los impuestos y unas instituciones autonómicas que prestan los servicios.

La imperiosa necesidad de ofrecer a Europa la imagen de remada común y alineamiento conjunto en la batalla contra el déficit público hasta los umbrales comprometidos fue eficazmente defendida por Rajoy. El presidente del Gobierno les convenció de que vale la pena diferir las quejas al año que viene, coincidiendo con la caducidad del actual sistema de financiación autonómica. Entonces, en el seno del Consejo de Política Fiscal y Financiera se revisará el sistema vigente con la intención de lograr una mejor distribución de los recursos disponibles.

Poco más podía dar de sí la reunión de ayer, más deliberante que decisoria, en un formato que en su día se sacó de la manga el expresidente, Rodríguez Zapatero, para dar la impresión de que el Senado funciona como caja de resonancia de los territorios. También era un marco adecuado para recordar que la puesta en cuestión del principio de integridad territorial sólo puede ampararse en la voluntad del conjunto de los españoles organizados en régimen de soberanía nacional única e indivisible. El único que de pasada hizo alusión a este dogma civil en la reunión de ayer (el derecho positivo, amén de las emociones) fue el sucesor de Esperanza Aguirre en la presidencia de la Comunidad de Madrid, Ignacio González. El recado fue oportuno, aunque los demás no entraron al trapo porque, como dijo Rajoy, ayer lo importante era la economía.

La buena noticia es la imagen de unidad contra la crisis. La mala es que esa imagen se rompe hoy, cuando el presidente de la Generalitat, Artur Mas (¿se han fijado ustedes en que fuera de casa nadie le llama “honorable”, a diferencia de lo que ocurría con Pujol?), vuelva a marcar las diferencias ante sus periodistas favoritos. Los de Madrid deben tener la sarna. O el president se muere por ejercer de patito feo. Más bien lo segundo.

Bruselas