Es noticia
El ministro Wert y la forja de la identidad
  1. España
  2. Al Grano
Antonio Casado

Al Grano

Por

El ministro Wert y la forja de la identidad

Entre Jose Ignacio Wert y el porquero de Agamenon me quedo con el recado verbal del ministro tal y como llega servido por los circuitos habituales.

Entre Jose Ignacio Wert y el porquero de Agamenon me quedo con el recado verbal del ministro tal y como llega servido por los circuitos habituales. Lo que ha venido a decir es que el peso está desigualmente repartido en el equipaje escolar de los niños catalanes y se propone equilibrarlo. Supone aumentar la presencia de “lo español” por ser la parte descuidada en la formación del sentido de pertenencia ¿Existe ese desequilibrio? Abramos la mente a datos y argumentos que acrediten la orientación de los planes educativos de la Generalitat hacia la forja del doble sentido de pertenencia (tan catalán como español), no sea que el ministro se esté quejando de vicio. El abajo firmante no ve el interés por armonizar los dos rasgos y no deja de constatarlo.

La forja de la identidad es asunto de mayor cuantía y el Gobierno de la Nación no puede desentenderse. El ministro de Educación se interesa por la parte más desatendida de una doble y compatible identidad, más allá de los sentimientos personales y las influencias familiares. La escuela es otra cosa. Y nadie debería rasgarse las vestiduras por el hecho de que un ministro de España se ocupe de los asuntos de España, incluida la educación. Ayer habló en el Congreso de “españolizar” a los niños catalanes. Es evidente que defiende la necesidad de compensar el excesivo peso de la “catalanización”, de modo que esos niños se sientan tan catalanes como españoles, pero a muchos les ha convenido quedarse sólo con lo de “españolizar” como un primer paso del Gobierno de Mariano Rajoy para restaurar los decretos de Nueva Planta de Felipe V. Glupp.

Nadie debería rasgarse las vestiduras por el hecho de que un ministro de España se ocupe de los asuntos de España, incluida la educación. Ayer habló en el Congreso de “españolizar” a los niños catalanes. Es evidente que defiende la necesidad de compensar el excesivo peso de la “catalanización”Dos frases textuales del ministro: “Las dos entidades enriquecen y fortalecen”, “Es interés del Gobierno que los alumnos tengan una vivencia equilibrada de las dos identidades”. Frases claveteadas por la declaración del presidente, unas horas después en Paris, en presencia de Hollande. A saber: “Quiero que los alumnos se sientan orgullosos de ser catalanes y españoles” ¿Alguien puede explicar qué hay de malo en que el Gobierno procure la convivencia educativa en Cataluña?

Sin embargo, el catalanismo se ha vuelto a mostrar como virgen ofendida. Desde los independentistas duros de ERC a los independentistas sobrevenidos de CiU pasando por los federalistas del PSC, han cargado contra Wert. Sus declaraciones han sido motejadas de “barbaridad” por el líder del PSC, Pere Navarro, y de “salvajada”, por el dirigente de ICV, Joan Herrera. El presidente de la Generalitat, Artur Mas, le ha llamado “ignorante”. Y un senador de su partido, Joan Bagué, además de acusar al ministro de tratar a Cataluña como una “colonia”, le ha advertido de que no será fácil romper su cohesión de país. Aquí ya nadie se chupa el dedo: Bagué y el resto de nacionalistas están encantados con Wert por darles la oportunidad de utilizar sus declaraciones justamente como un elemento de cohesión. Pero un ministro del Gobierno no puede dejar de ejercer como tal sólo porque pueda ser utilizado como factor motivante en la persecución de quimeras.

Entre Jose Ignacio Wert y el porquero de Agamenon me quedo con el recado verbal del ministro tal y como llega servido por los circuitos habituales. Lo que ha venido a decir es que el peso está desigualmente repartido en el equipaje escolar de los niños catalanes y se propone equilibrarlo. Supone aumentar la presencia de “lo español” por ser la parte descuidada en la formación del sentido de pertenencia ¿Existe ese desequilibrio? Abramos la mente a datos y argumentos que acrediten la orientación de los planes educativos de la Generalitat hacia la forja del doble sentido de pertenencia (tan catalán como español), no sea que el ministro se esté quejando de vicio. El abajo firmante no ve el interés por armonizar los dos rasgos y no deja de constatarlo.